Por Francisco Moyano
24/2/2017
Un año más todo está preparado para que esta ensolerada ciudad andaluza se convierta por derecho propio en punto de referencia mundial y cita obligada para los amantes del baile flamenco y la danza española. Posiblemente estemos en las vísperas del acontecimiento artístico que más brilla en el enduendado universo flamenco.
Ha sobrepasado las dos décadas y comienza a llamar a las puertas de la tercera. Se trata del internacionalmente conocido como Festival de Jerez. A todas luces, un magno y singular acontecimiento que, fiel a su inquebrantable compromiso fundacional y con el baile flamenco y la danza española como hilos argumentales, nos ofrece una riquísima muestra del flamenco, sin duda la manifestación artística más genuina y representativa de la ciudad, enclave primigenio en la gestación de la seña de identidad cultural más diferenciadora de las tierras andaluzas.
Si ya resulta altamente complicado que un evento se mantenga en la cúspide, llegar a convertirse en singular bandera cultural es algo que solo está al alcance de los elegidos. Felizmente, es el caso del singularísimo Festival de Jerez.
No resulta fácil mantener la calidad de un acontecimiento cultural consagrado internacionalmente como la gran cita anual del baile flamenco, máxime cuando la programación responde a los espectáculos más vanguardistas con los artistas más punteros capaces de traspasar fronteras y erigirse en referentes globales de una manifestación cultural que coloca a Jerez, y por ende a Andalucía, en la cúspide de la creación artística. Ni el prestigio ni la reputación del Festival de Jerez serían hoy una realidad sin el concurso de dos de sus artífices: la directora del certamen, Isamay Benavente, y la alcaldesa de la ciudad y presidenta de la Fundación Teatro Villamarta, organizadora del evento, Mamen Sánchez, conscientes de la importacia de un festival que refuerza el vínculo natural de la ciudad con el flamenco.
Sobre esta relación entre Jerez y su festival, la alcaldesa explica que la muestra se convierte, además, “en el germen necesario para el desarrollo de una fructífera creatividad artística y la puesta en marcha de una necesaria industria cultural”. De tal modo, que este proyecto cultural y la ciudad llegan a configurar un “binomio inseparable” que sitúa al flamenco en “una dimensión internacional y propicia a Jerez una plataforma de fomento en el exterior”.
Esta faceta promocional se produce a través de la cultura y en el ámbito de una disciplina artística “que nos identifica tanto dentro como fuera de nuestras fronteras”. se trata de un certamen que va mucho más allá de los escenarios a través de cursos y talleres y un amplio abanico de actividasdes formativas complementarias que convierten el festival en un proyecto cultural que alienta la vitalidad innata del flamenco y potencia su carácter universal.
La vigésimo primera edición da cabida a distintas tendencias y generaciones; realiza una apuesta clara por los jóvenes; apoya la creación y mantiene los diferentes ciclos artísticos hasta conformar una amplia oferta de espectáculos. Todo ello, teniendo bien presente la raíz de un arte donde los artistas de Jerez tienen mucho que decir.
Aquí, en esta impar “capilla sixtina” del arte flamenco, entre los días 24 de febrero y 11 de marzo, se va a ofertar un amplísimo y hermoso ramillete de medio centenar de espectáculos que van a ver la luz en los diversos enclaves escénicos que convertirán a la ciudad jerezana en un grandioso multicontenedor escénico.
Modernización y mestizaje
En torno a la premisa temática del baile, Jerez hace una decidida apuesta por la evolución creadora del flamenco, por el constante desarrollo de sus múltiples formas expresivas, así como por la modernización –desde la tradición– de sus riquísimos lenguajes expresivos, posibilitando desde sus inicios un interesantísimo encuentro y mestizaje que propicie el necesario apoyo para dinamizar la actividad creativa de los artistas que se sientan comprometidos en encontrar nuevas vías estéticas y expresivas del flamenco en los tiempos actuales.
Con estos tan singulares y acertados perfiles, el Festival de Jerez abrirá sus puertas de par en par el 24 de febrero y, a tal fin, el mítico Teatro Villamarta, el más genuino enclave del Festival, alzará el telón para acoger el espectáculo de la sesión inaugural que correrá a cargo del Ballet Flamenco de Andalucía que, con la dirección de Rafael Estévez, ofrecerá “…Aquel Silverio”. El día 25, Joaquín Grilo y Antonio Canales presentan Soniquetazo. Luego, irán llegando, Fuensanta La Moneta, con Divino Amor Humano, el día 26. Patricia Guerrero, con Catedral, tiene cita el 27. El Día Grande de Andalucía, 28 de febrero, el escenario del Villamarta acogerá a Olga Pellicer que, con la colaboración especial de Jesús Fernández, ofrecerá La espina que quiso ser flor o la flor que soñó ser bailaora. El primer día de marzo llegará el turno de Manuela Carpio, que con la colaboración de Tomasa Guerrero La Macanita y Diego de la Margara, como artistas invitados, ofrecerán el espectáculo Al compás con su gente. Luego, irán cogiendo turno de aparición en escena María Pagés, la personalísima y excelente bailaora sevillana que en esta ocasión llega al Festival con Óyeme con los ojos; la compañía de David Coria con El encuentro, que contará con la colaboración especial de Ana Morales. El día 4 llega la fuerza bailaora de Farruquito en su propuesta de Baile moreno. Seguirán espectáculos como Claroscuro, de Ángel Muñoz; Caída del cielo, de Rocío Molina; la sevillana Pastora Galván con Mírame y Eduardo Guerrero y su oferta Guerrero. Para la noche de clausura, el día 11, llega el momento de un gran bailaor jerezano, Antonio El Pipa, que gozará del privilegio de echar el telón con la puesta en escena de su propuesta Así que pasen 20 años (1997-2017).
Otros ciclos, otros escenarios…
Y como el Festival de Jerez se distingue precisamente por su marcado carácter integral, a la espectacular oferta artística del Villamarta hay que unir las atrayentes propuestas que nos ofrecen sus prestigiosos ciclos en los que el cante y la guitarra tienen espacio propio dentro de este magno y singular certamen. Aquí van a estar presentes las nuevas generaciones del baile y quienes ya poseen un nombre propio y una personalidad muy flamenca. En estos espacios, el Festival de Jerez posibilita la fusión del flamenco con otras músicas, habrá conciertos de guitarra y se podrá escuchar el eco de nuevos cantaores, junto a otros más experimentados que indagarán en la relación entre flamenco y poesía.
A tal fin, el ya clásico marco escénico de la sala Compañía acogerá dos ciclos del festival. De un lado, Solos en compañía, con las actuaciones de María Moreno, con Alas de Recuerdo; Alba Heredia y En estado puro; Guadalupe Torres y Acuérdate cuando entonces; Juan Antonio Tejero e Irene Carrasco con Leyendas y legado, y Manolo Marín y Diego de la Margara de artistas invitados.
En el inigualable marco de la mítica bodega jerezana de González Byass tendrán lugar tres excelentes ciclos: Flamencos y Poetas contará con la presencia de artistas de altísimo rango como Mayte Martín, con Al flamenco pongo por testigo; la gran señora del cante Carmen Linares, con Verso a Verso; Jerez a Caballero Bonald, con el cante de Manuel Moneo, Vicente Soto Sordera, Tomasa Guerrero y David Lagos; las guitarras del maestro jerezano Paco Cepero y Alfredo Lagos y Rosario Montoya La Reina Gitana, al piano. También en ese embrujado escenario, Manuel Parrilla con Dolores Agujetas y Juan Parrilla; Rafaela Carrasco, que dentro del Año Lola Flores, ofrecerá su montaje Lola. La Sala Paúl dará acogida a espectáculos tales como el de Melchor Ortega; Marco Flores con Tránsito o Ultra High Flamenco con Rosario Toledo.
El histórico enclave del Palacio Villavicencio pondrá escenario a los tradicionales conciertos de Palacio, que en estas ocasión contarán con las guitarras de Manuel Moneo, José de los Camarones y Manuel Borrico, y Antonio Agujetas, Juan Lara y Luis Moneo. La riquísima programación tampoco olvida la enseñanza del arte flamenco. Estamos ante un certamen que va más allá de los escenarios. esto es posible gracias a una cuidada área formativa con más de 40 cursos y talleres con alumnos procedentes de más de 30 países.
Todo pues está bien dispuesto. Todo está a punto para, un año más –el año 1 de su tercera década–, propiciar que Jerez vuelva a convertirse en el epicentro mundial del baile flamenco y la danza española. Y es que se va a celebrar el XXI Festival de Jerez, un acontecimiento que, por derecho propio, ha alcanzado el privilegio de la universalidad en el firmamento de la expresión flamenca por el movimiento. En definitiva, tiempo y hora para rendir honor al baile, icono del acervo cultural de esta mítica ciudad. Un Festival con denominación de origen.
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