Por Andrés Tovar
17/03/2017
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La idea de elegir entre decenas de partidos en una elección nacional es desalentadora, especialmente para quienes no están acostumbrados a los sistemas políticos complejos. No es de extrañar entonces que esta foto de la masiva papeleta holandesa se haya hecho viral durante la jornada de voto anticipado del martes.
The Dutch ballot with 28 parties in the running. I needed two producers to hold it up! #DutchElection pic.twitter.com/bhMjyEL5xi
— Hala Gorani (@HalaGorani) March 15, 2017
La imagen más que graciosa es simbólica. Sobretodo para los que apuestan por una propagación del populismo como en EEUU y Gran Bretaña en la mayor de Europa. La elección holandesa, ampliamente vista como un barómetro para los venideros comicios europeos, no fueron entre un político de extrema derecha y otro de alguna otra tendencia, porque a diferencia de en los EEUU y Gran Bretaña, el mayor ganador en Países Bajos fue su sistema.
El cara a cara entre el actual primer ministro holandés Mark Rutte y Geert Wilders fue una de las muchas batallas electorales holandeses que aún tienen que ser libradas en una profunda fragmentación del sistema multipartidista. A pesar de una gran cantidad de alarmismo sobre el avance de la extrema derecha sobre el electorado holandés, ningún candidato tuvo la oportunidad de ganar el voto de la mayoría. Al final, todas menos una de las partes alegó la victoria.
Algunos líderes europeos se apresuraron a sugerir los resultados holandeses marcaron un alto al populismo en Europa. Guy Verhofstadt, líder de la Alianza de los Demócratas y Liberales por Europa en el Parlamento Europeo, afirmó que la elección holandesa es una señal que indica cómo la candidata presidencial francesa y líder de la extrema derecha Marine Le Pen perderá la elección.
Rem Korteweg, investigador principal en el Centro de reflexión para la Reforma Europea (CER), dice que los sistemas políticos franceses y holandeses no son realmente comparables. «Si quieres hablar de la marea populista, la marea está todavía allí», dice, pero «definitivamente hay rompeolas», colocando como ejemplo sistema político holandés. Las elecciones presidenciales francesas están divididas dos rondas, se ha hablado mucho de la predicción de que el candidato de extrema derecha Marine Le Pen va a ganar la primera ronda. Pero el bombo sobre su dominio no tiene en cuenta el hecho de que los votos en contra de ella están divididos entre muchos candidatos.
La segunda ronda de votación distingue a los franceses del sistema holandés. Con solo la ausencia de un voto que complete el 50% para cualquier uno de los candidatos, los dos principales candidatos franceses deben competir en una segunda vuelta, en cuyo caso las encuestas sugieren que el enfrentamiento final será entre Le Pen y el candidato de centro Emmanuel Macron.
En el sistema holandés, el ganador no es tan concreto. La victoria de Rutte para el Partido por la Libertad y la Democracia (VVD) lo deja con ocho escaños menos que en las elecciones del año pasado. Mientras tanto, el Partido de la Libertad de Wilders (PVV), que se situó en un distante segundo lugar, aumentó sus asientos del 15 al 20 (aunque en las elecciones de 2010, ganó 24 escaños). Rutte ahora tiene que construir una coalición que incorpore algunos de los convencidos por Wilders.
Si hay una lección a extraer de la votación holandesa, es a no confiarse.
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