Por: Cambio 16
1/12/2016
En la fecha y en la hora que se iba a jugar el partido de ida de la final de la Copa Sudamericana, los aficionados del equipo colombiano decidieron asistir y llenar el Atanasio Girardot de Medellín con el único motivo de homenajear a las 71 víctimas del accidente aéreo del equipo brasileño Chapecoense.
No cabía un alma en el sitio este miércoles por la noche de la ciudad colombiana. Jugadores, cuerpo técnico y artistas que habían sido invitados para el partido, se pararon en el campo a llorar a sus rivales, que estaban a un paso de la gloria futbolística luego de ascender en menos de 10 años de la tercera división a disputar una final continental.
De blanco, toda la plantilla del conjunto colombiano y los aficionados apoyaron a las familias de las víctimas y a la localidad de Chapecó (sur de Brasil). Con velas flores y emotivos cánticos confirmaron lo que se venía informando desde el momento ocurrió la tragedia, que la Copa Sudamericana 2016 “se va al cielo».
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