Por Pablo Alén, guionista de Tres bodas de más y Anacleto: agente secreto
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La magistral campaña promocional del Episodio VII El despertar de la fuerza arrancó anunciando de golpe su reparto entero en una foto de la lectura del guion. Estaban Luke, Han y Leia… y como era de esperar, internet explotó.
Desde ese momento, la secuencia de acontecimientos se ha repetido con cada nueva dosis de la droga que nos han servido: los primeros teasers, un cartel en el que no aparecía Luke y que desató miles de teorías y hasta un evento en el que director y actores presentaban el tráiler en streaming. Si a todo esto le sumas un puñado de planos míticos del Halcón Milenario, destructores imperiales abandonados y Tie fighters recortándose sobre el sol con música de John Williams, tienes la mezcla perfecta de nostalgia, misterio y aventura con la que reventar las taquillas.
Dicho esto, una cosa es que hayan conseguido vendernos la película y otra muy distinta que salgamos contentos del cine. Porque aún hay fuerzas rebeldes que se empeñan en sembrar en nosotros la desconfianza, recordándonos que esto ya lo vivimos en los meses previos al estreno del Episodio I y la cosa acabó en tragedia.
Aún así no hay que tener miedo, que ya dijo Yoda que es el camino al lado oscuro. Además, las precuelas partían con un hándicap frente a esta nueva entrega: cuando tienes en la trilogía original a sir Alec Guinness diciendo aquello de “luché con tu padre en las guerras clon”, da igual cuántos millones inviertas en efectos especiales, que lo que se ve en la pantalla no puede competir con todo lo que nos habíamos imaginado. Ésa era la verdadera “amenaza fantasma”.
Ahora el reto es otro, conformar una nueva mitología que seduzca a los niños, los tiranos de nuestro tiempo. Si los chavales prefieren comprar el muñeco de Luke antes que el de Finn o Rey, JJ y su equipo habrán fracasado. Y están dispuestos a morir en el intento para conseguirlo. Sólo así se explica que Star Wars, la franquicia, se lance a un triple salto mortal y apueste por una chica, un negro y un hispano para salvar la galaxia y convertirse en los héroes de una nueva generación de fans. No sé quién ha conseguido convencer de esto a los señores que ponen el dinero, pero tiene toda mi admiración.
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