Por Kevin de León*
06/12/2016
*Presidente del Senado de California
California ha celebrado recientemente el décimo aniversario de la medida AB 32, “Global Warming Solutions Act” (la Ley de Soluciones al Calentamiento Global), nuestra política pública fundacional del estado sobre el clima. La normativa requiere que reduzcamos nuestras emisiones de gases de efecto invernadero, en todo el espectro económico, a los niveles de 1990 para el año 2020, un paso sin precedentes en los Estados Unidos.
California está replanteando el debate sobre el clima en este país y estamos demostrando que no tenemos que elegir entre un medio ambiente sano y una economía fuerte.
Con una planificación cuidadosa, hemos convertido las energías limpias en uno de los pilares de nuestra economía dando empleo esa industria, actualmente, a más de medio millón de californianos. Esto es más del doble de las personas empleadas en la industria del petróleo y gas.
Hemos reducido de manera constante la proliferación del carbón en nuestra economía, al tiempo que ascendemos de categoría, del octavo al quinto PIB más fuerte del mundo. El año pasado, nuestro PIB creció a más del doble de la tasa nacional, y añadimos más empleos que el número dos Texas y el número tres Florida, combinados.
Estas son verdades incómodas para los escépticos sobre el cambio climático y los que desean mantener el viejo orden económico de energías contaminantes. Pero para aquellos de nosotros que estamos profundamente preocupados por el futuro de este planeta y la gente y los lugares que amamos, el ejemplo de California es de suma importancia. Ahora ya contamos con una década de pruebas contundentes de que, en efecto, podemos crecer y prosperar sin destruir el planeta y sin envenenar el aire que nuestros niños respiran en sus pulmones.
Ahora estamos construyendo sobre esta base, con políticas públicas aún más ambiciosas. Para 2030, vamos a generar al menos la mitad de nuestra electricidad a partir de fuentes renovables, duplicaremos nuestra eficiencia energética, y ampliaremos enormemente el acceso a los vehículos eléctricos. Hemos establecido una meta formal, requerida por la ley, para reducir nuestras emisiones globales de gases de efecto invernadero un 40% durante el mismo período.
También estamos democratizando nuestras políticas públicas, asegurándonos de que los beneficios lleguen a todos los estratos económicos y a todos los rincones de nuestro estado. Este año, hemos aumentado las inversiones en nuestras comunidades más desproporcionadamente afectadas, incluyendo la aprobación de $900 millones provenientes del programa “cap and trade” (topes y comercio) para construir nuevas viviendas asequibles orientadas al tránsito, ampliar el transporte público, y hacer que los paneles solares y los vehículos eléctricos sean accesibles a las comunidades de bajos ingresos. Estos vehículos tendrán que aprender a hablar español y a emitir música de mariachi en California. Asimismo, estos fondos servirán para construir nuevos parques en comunidades urbanas donde literalmente no existen espacios verdes, a lo largo y ancho del estado.
Esta es una desviación significativa del anterior movimiento medioambiental, que fue visto por muchos como elitista e irrelevante para las realidades cotidianas que enfrentan las familias trabajadoras. Eso es un paso fundamental para alcanzar nuestras metas y alejar nuestra economía de la industria del carbón, porque nunca será suficiente si solo los ricos y privilegiados pueden permitirse el lujo de poner paneles solares en su techo o conducir un vehículo eléctrico. Eso no nos va a llevar a donde necesitamos ir.
Con el fin de cumplir las ambiciosas metas que nos fijamos en la medida SB 32, así como los objetivos establecidos en los Acuerdos de París, necesitamos que la corriente principal sean las energías limpias. Necesitamos transformar las comunidades más afectadas hasta que cada californiano pueda respirar aire no contaminado, beber agua potable, y que su hogar, negocio o automóvil consuman energías limpias.
No hay duda de que tenemos un largo camino por recorrer para alcanzar los ambiciosos objetivos que nos hemos propuesto. Alcanzar la generación de un 50% de energía renovable no será fácil, ni la reducción en un 40% de las emisiones de gases de efecto invernadero en todo el estado -estos son objetivos sin precedentes para una economía de nuestro tamaño. Pero si alguien puede hacerlo, es el estado de California-. Somos la nación- estado de la innovación. Ya hemos alcanzado hitos que habrían parecido imposibles hace sólo una década. Creo que vamos a hacer lo mismo durante la próxima década, y el mundo será un lugar mejor por ello.