Una nueva visión sobre la acometida del cambio climático la está ofreciendo Jason Hickel en las aulas de clase, conferencias y en su más reciente libro ‘Menos es Más’ (Penguin). Su propuesta incluye las recetas conocidas y establecidas en años: reducción de la emisión de gases y acelerar la transición energética. Pero, su planteamiento, va dirigido fundamentalmente en el cómo lograrlo. Esa manera de abordar la crisis climática en forma planificada, pensada, armoniosa que no es otra que a través del “decrecimiento”, y no necesariamente poblacional.
Hickel es un antropólogo económico cuya investigación se centra en la economía ecológica, la desigualdad global, el imperialismo y la economía política. Profesor en el Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales de la Universitat Autònoma de Barcelona. Y, catedrático de Justicia Global y Medio Ambiente en la Universidad de Oslo.
Además, es conocido por otro de sus libros: ‘La brecha: una breve guía sobre la desigualdad global y sus soluciones’, catalogado libro del año por Financial Times y New Scientisty.
¿Cómo podemos revertir la crisis actual y crear un futuro sostenible?. Hickel sostiene que el mundo ha despertado por fin a la realidad del colapso climático y ecológico. Ahora debemos enfrentarnos a su causa principal.
“El capitalismo exige una expansión perpetua, que está devastando el mundo, y solo hay una solución que conducirá a un cambio significativo e inmediato: el decrecimiento. Si queremos tener una oportunidad de detener la crisis, tenemos que frenar y restablecer el equilibrio. Cambiar nuestra forma de ver la naturaleza y nuestro lugar en ella. Pasando de una filosofía de dominación y extracción a otra basada en la reciprocidad y la regeneración. Tenemos que evolucionar más allá de los dogmas del capitalismo hacia un nuevo sistema adecuado para el siglo XXI”, señala.
Decrecimiento y cambio climático, una nueva apuesta
¿Pero qué pasa con el empleo? ¿Y la salud? ¿Y el progreso? Jason Hickel (Swazilandia 1982, ahora Eswatini) aborda estas cuestiones y desarrolla una visión de cómo podría ser una economía poscapitalista y lograr el decrecimiento en el abordaje del cambio climático. Una economía más justa, más solidaria y que no solo nos sacará de la crisis actual, sino que nos devolverá el sentido de conexión con un mundo rebosante de vida. Tomando menos, podemos llegar a ser más. El académico muestra cómo podemos devolver a nuestra economía el equilibrio con el mundo vivo y construir un futuro mejor.
“(…) Empecemos por el reto más inmediato al que nos enfrentamos. Según el IPCC, si queremos mantener el calentamiento global por debajo de 1,5 o incluso 2 °C tenemos que reducir el consumo mundial de energía. ¿Por qué? Porque, cuanta menos energía utilicemos, más fácil será lograr una rápida transición a las renovables”, refiere el escritor. “Por supuesto, los países de ingreso bajo aún tienen que incrementar su consumo de energía para satisfacer las necesidades humanas de su población. Por lo tanto, es en los países de ingreso alto en los que tenemos que centrarnos en este ámbito; países que consumen muchísimo más de lo que necesitan”.
No se trata solo de modificar las conductas individuales, como apagar las luces cuando salimos de una habitación, indica. Sí, esas cosas son importantes (y, obviamente, tenemos que pasar a utilizar bombillas led, mejorar el aislamiento térmico de las viviendas). Pero lo que tenemos que hacer en realidad es cambiar la forma en que funciona la economía.
Capitalismo y escasez artificial
Una de las ideas centrales que surgen de la investigación sobre el decrecimiento y la mitigación al cambio climático es que los servicios públicos universales son cruciales para una transición justa y efectiva.
El capitalismo, según Jason Hickel, se basa en mantener una escasez artificial de bienes y servicios esenciales (como vivienda, salud, transporte), a través de procesos de cercamiento y mercantilización. “Sabemos que el cercamiento permite a los monopolistas aumentar los precios y maximizar sus ganancias. Considere el mercado de alquiler, el sistema de salud de EE UU o el sistema ferroviario británico. Pero también tiene otro efecto. Cuando los bienes esenciales se privatizan y se encarecen, las personas necesitan más ingresos para acceder a ellos”.
Y para obtenerlo, agrega, se ven obligados a aumentar su trabajo para producir cosas nuevas que pueden no ser necesarias (con mayor uso de energía, uso de recursos y presión ecológica). Simplemente para acceder a cosas que claramente se necesitan y que a menudo ya están allí.
Afirma que la escasez artificial también crea dependencias del crecimiento. Dado que la supervivencia está mediada por los precios y los salarios, cuando las mejoras en la productividad y las recesiones conducen al desempleo, las personas pierden el acceso a los bienes esenciales. Incluso cuando la producción de esos bienes no se ve afectada Se necesita crecimiento para crear nuevos puestos de trabajo y resolver la crisis social. Pero, en su opinión, hay una salida a esta trampa: al desmercantilizar los bienes y servicios esenciales, podemos eliminar la escasez artificial y asegurar la abundancia pública.
Así se logra desvincular el bienestar humano del crecimiento y reducir las presiones de ese crecimiento. Un decrecimiento logrará frenar el cambio climático.
Una desmercantilización del sector social central
El autor de ‘Menos es más’ considera que con servicios universales y una garantía laboral emancipatoria, se puede lograr una protección contra cualquier precariedad económica y garantizar una transición justa. “No existe una contradicción necesaria entre los objetivos ecológicos y sociales. Los dos pueden y deben perseguirse juntos”, asegura.
Por servicios universales se refiero no solo a la atención médica y la educación, sino también a la vivienda, el tránsito, los alimentos nutritivos, la energía, el agua y las comunicaciones. En otras palabras, “una desmercantilización del sector social central: los medios de supervivencia cotidianos”. Y apunta “a servicios universales atractivos, de alta calidad, gestionados democráticamente y adecuadamente. No a los sistemas de último recurso deliberadamente de mierda que vemos en EE UU y otros países neoliberales. A qué se parece esto? ¿Cómo llegamos allí?
El principio clave es que la atención médica debe ser gratuita en el punto de uso, idealmente a través de un proveedor público, sin la intermediación de costosas aseguradoras privadas. Del mismo modo, la educación pública debe ser gratuita desde la escuela primaria hasta la universidad.
Asimismo, el transporte público debe estar disponible de forma gratuita o muy barata. Barcelona ofrece un buen ejemplo. Los viajes en metro y tranvía a través del sistema brillante, limpio y eficiente de la ciudad cuestan solo un euro. Y las bicicletas eléctricas cuestan una fracción. Pero casi 100 ciudades de todo el mundo van más allá y ofrecen transporte público gratuito. En lugares donde la infraestructura de transporte público existente es inadecuada, debe desarrollarse hasta el punto en que las personas no necesiten automóviles de manera regular.
Gratuidad parcial en los servicios de agua y energía
Jason Hickel desarrolla en su libro la tesis del decrecimiento global de las economías y modos de vida para reducir consumos de agua, electricidad y otros, que favorecen el cambio climático.
Entre los servicios universales también está el alimento. “Muchas personas no pueden pagar o acceder a alimentos nutritivos, incluso en las naciones más ricas del mundo. Los supermercados tienden a estar controlados por unas pocas grandes corporaciones. Dan prioridad a los alimentos procesados rentables. Con cadenas de suministro que dependen de los envases de plástico y el transporte de larga distancia. Este modelo es intensivo en energía y monocultivo, con vastas extensiones de tierra apropiadas para la producción industrial de carne: deforestación, las emisiones, el agotamiento del suelo y la pérdida de biodiversidad”.
Sin embargo el académico pone énfasis en la energía y agua. Estos son esenciales para la supervivencia humana. La energía y el agua deben administrarse como servicios públicos, con un sistema de precios de dos niveles: una cuota de energía y agua debe estar disponible de forma gratuita para todos los hogares. El uso adicional de energía y agua más allá de esta cuota se puede cobrar a una tarifa progresiva para desincentivar el exceso de rendimiento.
Precisa que el sistema público de energía se puede utilizar para reducir el uso de combustibles fósiles en un programa basado en la ciencia y priorizar una transición rápida a las energías renovables. Mientras que las normas que rigen el sistema público de agua se pueden utilizar para evitar la extracción excesiva por parte de empresas privadas.
Y en cuanto a las comunicaciones advierte que el acceso a Internet y los datos del teléfono móvil son necesarios para la vida diaria y deben tratarse como servicios públicos. Los datos adicionales a precios de mercado.
El decrecimiento, ¿el menos es más?
El decrecimiento, subraya Hickel, consiste en ‘reducir los flujos de materiales y energía de la economía para volver a ponerlos en equilibrio con el mundo viviente. Al tiempo que se reparten los ingresos y los recursos de manera más justa. Se libera a las personas del trabajo innecesario y se invierte en los bienes públicos que necesita la gente para disfrutar de una vida próspera. Es el primer paso hacia una civilización más ecológica”.
Por supuesto, admite, “estas medidas pueden hacer que el PIB crezca más despacio, que deje de crecer o incluso que decrezca. Si eso ocurre, no pasa nada, porque lo que importa no es el PIB. En circunstancias normales, esto podría causar una recesión. El decrecimiento es algo completamente diferente y tiene un hilo conductor que inhibiría los factores que conducen al cambio climático. Consiste en llevar a cabo una transición a un tipo de economía totalmente distinta: una economía que no necesite el crecimiento ya de entrada. Una economía que se organice en torno a la prosperidad humana y la estabilidad ecológica. No en torno a la acumulación constante de capital”.
También en Cambio16.com:
Suscríbete y apóyanos «Por un mundo más humano, justo y regenerativo»
Gracias por leer Cambio16. Vuestra suscripción no solo proporcionará noticias precisas y veraces, sino que también contribuirá al resurgimiento del periodismo en España para la transformación de la conciencia y de la sociedad mediante el crecimiento personal, la defensa de las libertades, las democracias, la justicia social, la conservación del medio ambiente y la biodiversidad.
Dado que nuestros ingresos operativos se ven sometidos a una gran presión, su apoyo puede ayudarnos a llevar a cabo el importante trabajo que hacemos. Si puedes, apoya a Cambio16 ¡Gracias por tu aportación!