Por Rosa Díaz | Efe
13/10/2016
Christopher Walken es un tipo que causa impresión. Alto, muy pálido y totalmente vestido de negro ha sido el centro de las miradas en Sitges, pero no sólo por su aspecto de vampiro, tan acorde con el festival de esta localidad, sino por ser el protagonista de grandes escenas de cine.
En rueda de prensa, el jugador de ruleta rusa de El Cazador ha reconocido que a lo largo de su carrera ha hecho «escenas cortas pero muy importantes», algo que le satisface porque «causar impresión es lo que desea cualquier actor».
La escena de El Cazador es inolvidable, pero no es la única que ha venido a la mente a sus seguidores cuando le han visto aparecer por el Festival de Cine Fantástico de Sitges.
En Sitges todos le recuerdan dando un reloj de oro a un niño en Pulp Fiction o interrogando a Denis Hopper en True Romance, dos películas en las que Walken ha dejado su huella, a pesar de no ser el protagonista.
Más extenso es su papel en The Funeral, de Abel Ferrara, un director con el que ha trabajado en seis largometrajes y que es un amigo personal, según ha dicho hoy.
En papeles largos y cortos, Walken ha demostrado ser «una gran personalidad de Hollywood», según el director del festival, Ángel Sala, que ha presidido la multitudinaria rueda de prensa donde, a preguntas de los periodistas, el actor estadounidense ha intentado explicar el secreto de su éxito.
«Ser actor es algo que hay que sentir muy dentro. Creo que es algo que quizás no se puede enseñar en una escuela», ha señalado.
Una afirmación que no significa que no haya que trabajar para mejorar y aprender, ya que él lo hace «mirando las tomas de sus películas durante los rodajes», siempre que los directores le dejan, y viendo sus filmes «cuando los ponen por la tele», para buscar errores que rectificar y aciertos que consolidar.
Respecto a su método de trabajo también ha explicado que le cuesta mucho aprenderse los textos y los repite miles de veces en la cocina de su casa, unas veces imaginando que es Elvis Presley, otras Bugs Bunny y otras Woody Allen para conseguir fijar las palabras en la memoria.
En su opinión, el guión «es por donde hay que empezar» porque «en las palabras está todo», de manera que prescinde de «documentarse sobre el personaje», ya que las veces que le ha dedicado tiempo a la investigación previa el resultado no ha sido bueno.
A partir del guión, «los buenos actores añaden elementos e improvisan. Por ejemplo, si se te cae el vaso de agua y añades algo a la escena de forma espontánea, esos pequeños accidentes suele enriquecer el personaje».
«El guión junto a la improvisación es lo que consigue dar vida y realidad, y eso es lo que buscan los directores», ha concluido el actor quien, a pesar de su físico inquietante, ha demostrado ser una persona cordial y amable, dispuesta a explicar detalles de su trabajo a sus seguidores.
Así por ejemplo ha recordado que parte de la escena del reloj de oro de Pulp Fiction la rodó sin que estuviera presente el niño al que se dirige, o que Denis Hopper y él en seguida se dieron cuenta de que la escena de True Romance les había quedado bien y se fueron a cenar para celebrarlo.
Christopher Walken tiene muchos personajes que celebrar y el Festival de Sitges lo sabe, por eso ha decidido reconocerle con el Gran Premio honorífico del certamen, que recibirá el sábado, día 15, en el transcurso de la gala de clausura.