Por Lisa Ungewiss
19/01/2018
Este sábado fue consumado el cierre del Gobierno en Estados Unidos, tras la incapacidad de republicanos y demócratas de alcanzar un acuerdo presupuestario.
Un cierre de Gobierno es una situación en la que el gobierno suspende la prestación de todos los servicios públicos menos los considerados esenciales.
Las negociaciones comenzaron hace días y continuarán sin pausa hasta la medianoche de este viernes.
Y lo más notable: se dan precisamente en la antesala de que se cumpla el primer aniversario de Donald Trump en la Casa Blanca.
Nadie quiere pagar el costo de que cierre el Gobierno, pero, al mismo tiempo, nadie parece dispuesto a ceder en sus pretensiones.
No sin polémicas, la Cámara de Representantes alcanzó a última hora del jueves un acuerdo para darle media sanción a un proyecto de ley que prorroga el presupuesto vigente por cuatro semanas más, hasta el 16 de febrero.
Sin embargo, de poco serviría lo acordado si el Senado no ratifica hoy el proyecto.
¿En qué se traduce el cierre del Gobierno de Estados Unidos?
A los fines prácticos, el cierre del Gobierno en Estados Unidos afecta a los servicios públicos y a las agencias estatales no esenciales.
Todas ellas permanecen cerradas y sus empleados son temporalmente suspendidos, ya que no se les puede pagar por su trabajo.
Se estima que en 2013 esto afectó a unos 85.000 trabajadores del sector público federal.
Esto alcanza al personal administrativo y de mantenimiento de organismos que van desde zoológicos y museos hasta agencias federales como las que regulan el alcohol, el tabaco y las armas de fuego.
En cambio, los servicios esenciales seguirán siendo prestados.
Esto incluye a las Fuerzas de Seguridad y a las Fuerzas Armadas.
Pero sus agentes no percibirán ningún salario mientras dure el cierre, pero igualmente deberán presentarse a trabajar.
Los que también deberán asistir a sus empleos pero sí recibirán su paga por tratarse de funcionarios civiles, son los que se desempeñan en otros sectores sensibles.
Entre ellos se cuentan el control de la aviación comercial, la seguridad social y el correo.
También los congresistas y senadores.
El escenario tras el cierre del Gobierno en Estados Unidos
El cierre del gobierno de Estados Unidos no es algo nuevo: ocurrió 18 veces desde 1976.
La última vez estaba invertido el rol de víctimas y victimarios. Fue en 2013, durante el segundo período de Barack Obama.
Por el rechazo de los republicanos a financiar su programa de salud, el Obamacare, no hubo acuerdo para sellar un presupuesto a tiempo, y el Gobierno federal estuvo cerrado 16 días, entre el 1 y el 17 de octubre.
El Gobierno de Trump aseguró este viernes que, en esta ocasión, tratará de minimizar el impacto en el pueblo estadounidense.
Sin embargo, la Casa Blanca ya ha anunciado que prescindirá de más de un millar de sus 1.715 trabajadores.
Asimismo, el jefe del Pentágono, James Mattis, ha dicho que algunas operaciones militares quedan suspendidas a la espera de fondos.
La propuesta que tumbó el Senado este viernes por la noche dotaba de financiación al Gobierno solo hasta el 16 de febrero.
Pero el meollo del actual cierre está en el futuro de los cerca de 800.000 jóvenes indocumentados conocidos como «dreamers» o «soñadores».
El estatus legal con el que Obama dotó a estos jóvenes expira el próximo 5 de marzo, fecha a partir de la cual podrán ser deportados después de que Trump acabase con el programa que les protege (DACA).
Los demócratas condicionaban su apoyo a las cuentas a que Trump y los republicanos accedieran a regularizarlos, pero estos no han dado su brazo a torcer.
Una vez consumado el cierre, la Casa Blanca emitió un comunicado en el que advirtió a los demócratas de que «no negociará» el estatus de los «soñadores» para lograr nuevos fondos y que no se sentará a hablar de la reforma migratoria hasta que desbloqueen la situación.
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