Luego de poco más de cincuenta días de confinamiento total –en los que apenas se podía salir a hacer la compra u otras actividades esenciales–, se podría pensar que la oportunidad de salir de casa es lo más ansiado. Sin embargo, contrario a la expectativa general hay personas que por miedo o hasta pánico de contraer el virus de la COVID-19 prefieran mantener el confinamiento.
En psicología este miedo tiene el nombre de «síndrome de la cabaña» y aunque no se trata de una patología; es un estado anímico, mental y emocional que debe observarse y abordarse con cuidado. El «síndrome de la cabaña» es otra de las consecuencias del confinamiento por la COVID-19.
Consecuencias del confinamiento
El «síndrome de la cabaña» es un estado anímico que presentan las personas, luego de haber pasado por una reclusión forzosa. El síndrome se manifiesta, porque las personas tienen dificultad para volver al estado previo a la reclusión o el confinamiento. Sencillamente, sienten miedo de salir a la calle.
Es un síndrome que pueden presentar los españoles en la próxima fase de desescalada del estado de alerta. Las personas pueden querer permanecer en casa, ya que allí se sienten seguras. Entre las causas que desatan el «síndrome de la cabaña» se encuentra la sobreexposición a la información durante los días de confinamiento.
Tanto tiempo libre frente al móvil, deja expuestas a las personas a una avalancha de información útil o no que alimenta la ansiedad y la angustia, que ya se encuentran en un punto álgido dadas las circunstancias. Por lo tanto, es importante equilibrar la información a la que se tiene acceso, evaluar con objetividad lo bueno y lo malo para que lo malo no gane protagonismo.
Además, durante todos los días del confinamiento las informaciones y comunicaciones oficiales han hecho un especial énfasis en la importancia de quedarse en casa. De allí que los argumentos que una vez fueron útiles para mantener el confinamiento se pueden volver en nuestra contra, incrementando el temor a salir, ya que durante mucho tiempo se ha pensado que el peligro está fuera. La calle supone abordar nuevas situaciones.
Los más vulnerables
Las personas más proclives a sentir el «síndrome de la cabaña» son las que han estado solas durante los días de confinamiento. Las personas se desacostumbran al contacto y a las relaciones, llegándolas a ver como situaciones hostiles.
Es importante recordar que antes del confinamiento, las persona se desenvolvían en un entorno donde los besos y los abrazos eran un comportamiento común. Por lo que el protocolo de no contacto, nos distancia de quienes somos, eligiendo el aislamiento como una vía de escape para la ansiedad.
Sin embargo, el miedo de salir a la calle luego del confinamiento no es algo atípico, al contrario es normal. En todo caso, lo más importante para abordar el «síndrome de la cabaña» es empezar aceptando la situación. Luego, hacer frente al miedo que se siente de forma paulatina y sin forzar la marcha.
Respetar el ritmo personal
Será de mucha ayuda recurrir a las actividades que llenaron el tiempo durante el confinamiento como: la cocina, los cursos en línea o escribir un diario.
Igualmente, contribuye seguir las directrices de las autoridades como usar guantes, usar las mascarillas y cumplir los horarios a la hora de reencontrarnos con los amigos, siempre respetando los límites y manteniendo la cautela para disminuir la sensación de peligro.
Por último, pero no menos crucial, volver a la normalidad al ritmo propio. Respetar los tiempos personales disminuye el estrés, la ansiedad y la frustración. La vuelta a la normalidad definitivamente no puede ser abrupta y mucho menos si esa vuelta va a ser a una «nueva normalidad» .
La sociedad en su conjunto se enfrenta a que a partir de ahora cambiarán hábitos, normas y comportamientos. Por lo tanto, la entrada a esta «nueva normalidad» debe ser gradual, respetando los tiempos personales para lograr la adaptación.
Afortunadamente, pareciera que el «síndrome de la cabaña» es una de las consecuencias más leves del confinamiento en la salud mental. Un buena manera de verlo es como una oportunidad para potenciar la resiliencia que se ha ganado durante los largos días de encierro forzado.
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