Por Mai Montero
«Todos los reconocimientos son especiales, pero el mejor premio es que los niños me recuerden como esa mujer blanca que es piloto y que sabe jugar al fútbol». Estas palabras pertenecen a Patricia Campos Doménech, la primera y única mujer piloto de reactor de las Fuerzas Armadas Españolas, que ahora está cumpliendo su otro sueño: ser entrenadora de fútbol.
Su labor en el continente africano no es la de un entrenador de fútbol convencional. Patricia, que se confiesa enamorada del fútbol desde pequeña, viajó en enero de este año hasta Uganda para desarrollar un proyecto junto a la ONG Fútbol sin Fronteras (Soccer Without Borders), con el objetivo de enseñar a los niños y niñas valores como la no discriminación o el respeto a través del deporte. Otro de los equipos que entrenó en este país estaba formado por mujeres con VIH. En la actualidad, esta aventurera se encuentra en Marruecos, donde desempeña esta misma labor como voluntaria y entrenadora, pero en solitario.
Para ampliar la ayuda que ofrece a estas personas, la piloto tiene programados en su pueblo natal, Onda (Castellón), dos eventos: el primero de ellos será una exposición con fotografías de África, que se podrá visitar a partir del dos de octubre; y un segundo evento que consistirá en un partido de fútbol benéfico, que se celebrará el día 12 de octubre y en el que participarán diversas caras reconocibles del ámbito público. Los beneficios recaudados servirán para abastecer de medicamentos, ropa y material educativo a las mujeres, niños y niñas que entrena Patricia.
La primera mujer piloto de reactor
Antes de convertirse en la primera mujer española piloto de reactor, Patricia también desarrolló su pasión futbolera en los medios de comunicación: «Cuando tenía 15 años ya hacía crónicas deportivas para COPE Castellón y otros medios como el periódico Mediterráneo«. Después, aunque se licenció en Comunicación Audiovisual, decidió cumplir otro de sus sueños: ser piloto y volar.
Para ello, Patricia opositó y estudió la carrera militar, enfrentándose a las mismas pruebas que sus compañeros masculinos. «Las pruebas son iguales para hombres y mujeres, compites con ellos», explica la piloto.
Tras años de servicio, desde 2005 a 2013, Patricia decidió dar otro giro a su vida y volver a centrarse en su amor por el fútbol, así que pidió la excedencia y se marchó a EEUU, donde vive habitualmente, para entrenar a un partido de fútbol femenino: el Carlsbad United. «EEUU me abrió la puertas. En España si eres mujer te dicen que no tienes ni idea de fútbol, pero en EEUU primero te dan la oportunidad. No importa que seas mujer. Es el país de las oportunidades», asegura González.
En la actualidad, esta polifacética mujer que vive a caballo entre Valencia, EEUU y África, confiesa que aunque ahora mismo lo que más le interesa es desarrollar su faceta voluntaria, en ocasiones, vuela por placer cerca de la localidad donde reside en California.
Sin duda, la vida de Patricia es un ejemplo de constancia y superación, comparable a la vida de otras mujeres a lo largo de la historia que han servido de inspiración a la piloto como es la de Hélène Dutrieu, una piloto y ciclista belga que condujo una ambulancia en la I Guerra Mundial y acabó dirigiendo un hospital de campaña. Patricia resume su andadura por la vida con estas palabras: «Será que después de tocar el cielo te llevas un trozo contigo«.