Por Andrés Tovar
16/05/2017
Cuando se introdujo a finales de 1990, el formato de codificación de audio MP3 generó toda una revolución rompiendo el dominio de los CD físicos: reducía el tamaño de los archivos de audio hasta en un 95%, permitiendo a los oyentes a llevar a una enorme cantidad de música en nuevos dispositivos de bolsillo pequeños que acompañaron a su lanzamiento.
Pero en la década de 2000, como suele ser el caso en la música, el MP3 fue usurpado lentamente por nuevos formatos, más potentes, que ahora se utilizan casi de forma ubicua en los servicios de streaming y otras plataformas modernas. Ahora, después de casi dos décadas, el Instituto Fraunhofer de Circuitos Integrados, el cuerpo de investigación alemán que posee los derechos de MP3, ha decidido no renovar sus patentes y «darle sepultura» al formato para siempre.
En su comunicado, el Instituto Fraunhofer de Circuitos Integrados (Fraunhofer IIS) consideró el formato mp3 como obsoleto al señalar que hoy en día ganan más terreno otros formatos, como los códecs ISO-MPEG del tipo AAC (Advanced Audio Coding), que se utilizan en la televisión, ‘streaming’ o la transmisión de radio, o el formato MPEG-H, que será popular en el futuro. «Estos (formatos) pueden ofrecer más características y una calidad de audio más alta con un ‘bitrate’ más bajo en comparación con el de mp3», indica la organización alemana.
El director del departamento de Tecnologías de Audio y Medios del instituto y uno de los principales creadores del mp3, Bernhard Grill, ha comentado a NPR que ahora el AAC es «de hecho el estándar para descargar música y vídeos en los móviles».
Al mismo tiempo, el Instituto Fraunhofer admite que «aunque actualmente están disponibles códecs de audio más eficientes y con propiedades avanzadas, el mp3 sigue siendo muy popular entre los consumidores». Si bien el formato ha muerto en términos de desarrollo, técnicamente seguirá presente y aún es temprano hablar sobre la desaparición de archivos de música en mp3.
La mayoría de los servicios de medios del estado de la técnica, tales como streaming o emisiones de televisión y de radio modernos utilizan códecs MPEG-ISO tales como el AAC (Advanced Audio Coding) de la familia o en el futuro MPEG-H. Estos pueden ofrecer más funciones y una mayor calidad de audio a velocidades de bits mucho más bajos en comparación con MP3.
No obstante, los verdaderos amantes del MP3 podrán seguir escuchando sus archivos en ese formato, pero dado que AAC y formatos más recientes ofrecen mucho mejor calidad de audio, es probable que no queden muchos entusiastas por ahí. A diferencia de los discos de vinilo, el MP3 carece de valor nostálgico y no ofrece realmente un sonido especialmente singular. Gizmodo señala que incluso hay investigaciones que sugieren que la compresión del formato pone de manifiesto “características emocionales negativas” en sonidos de instrumentos musicales.
Sin embargo, el valor cultural de los MP3 no puede ser subestimada. La música se volvió de un objeto físico a un software fácil y manejable. Las canciones de repente se podían escuchar e intercambiarse más rápido que nunca, a través de cualquier punto del mundo, democratizando mucho más el acceso a la música. También, como no decirlo, fue una puerta de entrada amplia a la piratería -los mayorcitos recordaremos a Napster y Limewire– y hasta Apple aprovechó el formato para el iPod en 2001, antes de que se desplazara a AAC para convertirse en una de las empresas más exitosas de la historia.
Como NPR lo describe, el MP3 había estado “en terapia intensiva” durante años. En 2017, ya que el mundo se mueve «de una forma muy eficiente», llegó el turno a que el MP3 se quede en silencio. Adiós…
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