En 2021, mientras trabajaba como instalador de líneas de alta tensión, Aaron James sufrió una terrible descarga eléctrica que le hizo perder su brazo izquierdo dominante, el ojo izquierdo, el mentón y la nariz. El trabajo minucioso de 140 cirujanos y el avance científicos de décadas permitieron realizar con éxito el primer trasplante de ojo completo.
“Es increíble ser parte de algo tan grande”, dice James, de 47 años de edad, de Hot Springs, Arkansas. Su voluntad y el apoyo de su familia han sido los pilares para soportar las limitaciones y complicaciones que le dejó el incidente. Recuerda que durante dos años, no pudo comer alimentos sólidos, saborear, oler, ni hablar con normalidad.
En mayo del año pasado fue sometido a una intervención quirúrgica de 21 horas en el Langone Health de la Universidad de Nueva York. Participaron más de 140 cirujanos, enfermeras y otros profesionales de la salud, dirigidos por Eduardo Rodríguez, director del Programa de Trasplante de Cara. James recibió un trasplante de ojo completo y reconstrucción facial. Aunque no ha recuperado la visión en ese ojo, los expertos confían en que con el tiempo lo haga.
La cara y el ojo procedían de un único donante varón de unos 30 años. Durante la operación, los médicos inyectaron células madre adultas de la médula ósea del donante en el nervio óptico para favorecer su reparación. Los investigadores señalan que James ha superado muchos hitos importantes, como comer alimentos sólidos y volver a oler. “He vuelto a ser un hombre normal, a hacer cosas normales”, contó.
Jame es la decimonovena persona de EE UU que se somete a un trasplante de cara y la primera del mundo que recibe un trasplante de ojo humano completo. Un gran paso más en los adelantos científicos.
El primer trasplante total de ojo en el mundo
Los autores del estudio, publicado en la revista Journal of the American Medical Association, explicaron que una prueba denominada electrorretinografía –que mide la respuesta eléctrica de la retina a la luz– demostró que los bastones y conos del ojo del donante, así como las células nerviosas del ojo sensibles a la luz, sobrevivieron al trasplante.
Más de un año después de la cirugía, su ojo trasplantado sigue sano. “Es una operación técnicamente brillante”, afirmó el cirujano Bohdan Pomahac de la Facultad de Medicina de Yale en New Haven, Connecticut, que en 2011 realizó el primer trasplante facial completo realizado en EE UU, pero que no participó en el caso de James. En su opinión “los expertos ampliaron los límites de la innovación”.
El ojo es un órgano complejo conectado al cerebro por el nervio óptico. El nervio óptico envía señales visuales desde el ojo hasta el cerebro, que las interpreta como imágenes. El nervio óptico es pequeño. Mide entre 1,3 y 2,2 pulgadas de largo, y sólo una fracción de pulgada de ancho. Sin embargo, el nervio óptico tiene más de un millón de pequeñas fibras nerviosas, muy parecidas a un cable de fibra óptica. Una vez que se cortan estas fibras nerviosas, no se pueden volver a unir. De allí los retos que se siguen imponiendo a los científicos.
Sin embargo, el equipo médico trasplantó a James todo el ojo izquierdo, la cavidad ósea que lo rodea, la nariz, un trozo de hueso del mentón y los músculos. Así como nervios y vasos sanguíneos asociados, procedentes de un donante cuyo cerebro no mostraba actividad funcional.
Intervención brillante y exitosa
Los médicos no esperaron que James recuperara la vista con el ojo trasplantado, contó Daniel Ceradini, cirujano de NYU Langone Health y primer autor del estudio. No había evidencia de que el nervio óptico del donante pudiera reconectarse con éxito al cerebro del paciente.
El nervio óptico, que envía información desde la retina al cerebro, es parte del sistema nervioso central, y la forma de regenerar ese sistema es un misterio. Pero la operación acerca a los investigadores un paso más a un trasplante de ojo que algún día podría restaurar la visión, lo que, dice Ceradini, ha sido «considerado un santo grial».
James necesitaba un trasplante de cara y estaba dispuesto a asumir el riesgo adicional asociado con un trasplante de ojo a cambio de ayudar a futuros receptores de trasplantes. “Ya iba a tomar inmunosupresores por el trasplante de cara”, dice. “Lo único que podíamos hacer era ganar algo”.
El ojo trasplantado no puede moverse ni ver, pero tiene una presión normal y un buen flujo sanguíneo, y la retina responde a la luz. James puede sentir una sensación de picazón en la cuenca del ojo y la sensibilidad alrededor del ojo ha comenzado a recuperarse. Los nervios periféricos alrededor del ojo vuelven a crecer de forma bastante aleatoria, refirió Ceradini.
Antes de esta intervención quirúrgica, los trasplantes más comunes vinculados con el ojo han sido los de córnea. Para ver bien es necesario tener una córnea sana y clara. Si está lesionada o dañada por una enfermedad, puede inflamarse o cicatrizar. Esto puede provocar deslumbramiento o visión borrosa. En un trasplante de córnea, se extrae la córnea dañada y la reemplaza con una córnea donada transparente.
También están los trasplantes de membrana amniótica, de párpados y conductos lagrimales.
Otros desafíos, otras luces
Según Eduardo Rodríguez los investigadores se centran ahora en utilizar el trasplante de James para comprender cómo devolver la vista al ojo.
«Este es sin duda un paso extraordinario en la dirección correcta», afirmaron el Steven L. Galetta, renombrado neurooftalmólogo y Philip J. Moskowitz, profesor y catedrático de Neurología en NYU Langone.
“Ahora estamos cruzando la frontera del sistema nervioso central. Pase lo que pase a continuación, existe la oportunidad de que varios métodos intenten mejorar los aspectos restantes de la retina. Ya sea a través de factores de crecimiento, células madre o un dispositivo que pueda captar las señales y luego evitar los elementos a lo largo de la vía del nervio óptico. Espero más avances en este caso en colaboración con las mentes muy talentosas que lo hicieron posible en NYU Langone”, dijo Galetta.
Mientras tanto James recobra su vida con normalidad. «Ha sido el año más transformador de mi vida. Me han dado el regalo de una segunda oportunidad», agradeció.