Alemania, el país de Europa con mayor dependencia energética de Rusia, insiste en buscar alternativas que garanticen sus suministros por otra vía. Políticos de ese país han desempolvado una vieja fórmula empleada para encarar otras crisis de energía. Por los momentos el gobierno de coalición de Alemania se niega a poner límites de velocidad en las autopistas.
Varios líderes de los Verdes y del SPD han vuelto a pedir, entre otras cosas, un freno a la velocidad de los autos en las autopistas. Según los expertos, esto podría reducir la demanda nacional, especialmente de importación de petróleo de Rusia, en algunos puntos porcentuales.
La propuesta además de proporcionar alguna independencia, también contribuiría a “proteger el clima, los recursos y la seguridad en la carretera”, sostuvieron sus exponentes. Pese a la insistencia de algunos sectores políticos y sociales, aún no se ha dado luz verde a ese acortamiento de las velocidades. El tema está en el debate nacional de Alemania, pero también en otros países del bloque.
«De ahora en adelante tenemos que mirar más de cerca el consumo de energía. Por eso estamos pidiendo que se examine un límite de velocidad», señaló el gerente de la Asociación Alemana de Ciudades, Helmut Dedy.
Por lo pronto, el ministro federal de Transporte, Volker Wissing (FDP), sigue rechazando las demandas cada vez más fuertes de un límite de velocidad en las autopistas debido a la guerra de Ucrania. «La coalición ha decidido en contra de un límite de velocidad. Y esa decisión sigue en pie”, dijo.
Alemania debate sobre la velocidad en autopistas
No es raro que las personas que circulan por la Autobahn tengan la sensación de estar rodeadas de carteles con un círculo rojo y un número dentro, que les indica el máximo de velocidad. El Instituto Federal de Investigación de Carreteras afirma que esa es una impresión engañosa.
Argumentó que se puede conducir libremente en el 70% de las autopistas de Alemania sin límites de velocidad. El 4,7% de las rutas están limitadas a 130 km/h, el 7,8% a 120 km/h y el 5,6% a 100 km/h. Lo que es cierto es que ahora se utilizan cada vez más tableros digitales que muestran la velocidad según el tráfico y las condiciones climáticas. No obstante, un límite de velocidad tendría un efecto a gran escala.
Cuanto más rápido se conduzca más combustible se consume. Por tanto, un límite de velocidad podría reducir el consumo y, por lo tanto, reducir la dependencia de las importaciones rusas. Sin embargo, según Greenpeace, Alemania podría ahorra anualmente 2 millones de toneladas de gasolina y gasóleo, a razón de una velocidad de 100 km/h. Esto representa el 3,8% de las ventas alemanas de combustible y el 2,1% de las importaciones de petróleo.
La organización ecológica también pide que se reduzca el límite de velocidad fuera de la ciudad de 100 a 80 km/h. Eso ahorraría 400.000 toneladas adicionales de combustible al año, lo que corresponde al 0,4% de las importaciones de petróleo.
Un límite de velocidad en un corto tiempo tendría un impacto aún menor. Sería solo un pequeño paso hacia el recorte de esas compras. Antes de la guerra, Alemania obtenía cerca de un tercio de su petróleo de Rusia. En 2020 rondaba los 28 millones de toneladas. El gobierno federal tiene la intención de reducir a la mitad estas importaciones para el verano.
Alternativa medioambiental de largo plazo
La pandemia y ahora la guerra en Ucrania ha relegado a un segundo plano la crisis climática. Sin embargo, la contribución a largo plazo a la protección del clima en Alemania, a menudo se enfatiza como un argumento importante para un límite de velocidad en autopistas.
Es innegable que sería una forma rápida y económica de ahorrar en emisiones de CO2. La Agencia Federal de Medio Ambiente espera 6,2 millones de toneladas de CO2 por año a una velocidad de 100 y 2,2 millones de toneladas a una velocidad de 130. Pero, las opiniones difieren en cuanto a si este ahorro es lo suficientemente grande como para justificar la interferencia con la libertad de los automovilistas.
Los defensores argumentan que para ahorrar solo un millón de toneladas de CO2 en el tráfico por otros medios, habría que sustituir medio millón de motores diésel y de gasolina por coches eléctricos. O aumentar el tráfico de bicicletas y peatones en un 17 %, precisó Agora Verkehrswende.
Los opositores sostienen que incluso una velocidad a 100 km/h, que ni siquiera los Verdes exigen, solo reduciría las emisiones totales de CO2 de Alemania en un 0,8%.
Bajan los precios de los carburantes
A la negativa del ministro federal de Transporte, Volker Wissing y del gobierno en limitar la velocidad en las autopistas de Alemania, se unen varios factores. Por un lado, el ejecutivo apuntala la generación limpia. Esta semana Wissing comentó que están financiando 160 millones de euros para 472 autobuses urbanos eléctricos más de Hamburgo. “Necesitamos una movilidad climáticamente neutra para las personas. Solo podemos hacer esto mediante el uso de vehículos eléctricos para reducir las emisiones en el tráfico de manera sostenible y permanente”, recalcó.
Por otro lado, hay una variante que podría incidir en el aumento del consumo de gasolina, al menos puntualmente. Y es el descenso de los precios de los carburantes y ha empujado a la gasolina premium por debajo de los dos euros el litro. La variedad E10 costó el domingo 1,9 euros de media diaria a nivel nacional, según anunció la ADAC. El sábado, la marca de dos euros cayó por debajo por primera vez desde los máximos históricos causados por la guerra de Ucrania. La caída también continuó para el diésel.
Alemania sigue en debate por bajar las importaciones de productos energéticos de Rusia, como medida de presión al régimen de Putin.
Hace dos años Países Bajos redujo el límite de velocidad en sus autopistas a 100 km/h durante el día para frenar la contaminación. «Un coche que circula a 100 km/h es un 25% más eficiente que a 130 km/h», dijeron sus autoridades. En la lista de territorios que han dado pasos en esa dirección a lo largo de los últimos años se incluye a Bruselas, París y el Reino Unido.
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