En Cuba, el funcionario Lacoste golpea al artista harapiento

A pesar del peso y la organicidad del sistema represor cubano; a pesar de soplones, milicias, policías, energúmenos y bestias de distinta especie; incluso, a pesar del temor irreducible, que es legítimo y hasta necesario, la sociedad cubana, sobre todo los más jóvenes, han dicho no más. Se acabó.