Jean Claude Zenklusen está convencido de que en dos décadas, la quimioterapia no tendrá los efectos “horripilantes y brutales” que hoy sufren los pacientes de cáncer. “Serán tratamientos que no dañen la calidad de vida”, dijo.
Zenklusen es considerado uno de los mayores expertos en el estudio genético de la enfermedad. Participó en el Proyecto Genoma Humano (PGH). Actualmente dirige el Atlas del Genoma del Cáncer (The Cancer Genome Atlas o TCGA ) en el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos.
“En 20 años, el cáncer no va a ser una sentencia de muerte”, pronosticó.
Una lucha personal
Graduado en química en 1990 en la Universidad de Buenos Aires, Zenklusen contó a BBC Mundo que su lucha contra el cáncer es personal. Una prima de 28 años de edad, que también se recibió de química, se casó y fue a la India de luna de miel. Pero empezó a tener una tos persistente, por lo que fue al médico a su regreso del viaje.
“Le hicieron una radiografía y le diagnosticaron un cáncer, un sarcoma no invasivo pero que básicamente estaba rodeando los pulmones”, recordó.
El esposo la dejó, por lo que se fue a vivir con la familia de Zenklusen, que eran sus únicos parientes en Argentina.
“Esta joven vibrante, inteligente y bella se transformó en dos años de tratamiento en un pequeño esqueleto con algo de piel. Parecía alguien que había salido de Auschwitz. “Y después de dos años de tratamiento horripilante, de quimioterapia brutal, se murió, finalmente tuvo paz. Pero no debería haber pasado por todo eso”, prosiguió.
“Cuando Susana murió, el cáncer se transformó en mi enemigo personal”, dijo. Desde entonces, su interés por el estudio de enfermedades neurológicas se trasladó al diagnóstico y tratamiento del cáncer.
La quimioterapia no tendrá efectos brutales
El PGH fue un proyecto científico internacional que completó en 2003 el estudio de la secuencia del genoma humano. El Atlas que dirige Zenklusen es la aplicación de la genómica, o estudio de los genomas, al problema del cáncer.
“La idea del atlas era coleccionar toda la información posible sobre los cambios a nivel genómico en los tumores. Se sospechaba que así se podría dilucidar la razón detrás de la existencia de los distintos tumores, al igual que su comportamiento”, explicó.
Refirió que desde hace tiempo se sospechaba que no todos los tumores son iguales. Tienen un desarrollo diferente, se ven distintos en el microscopio y la respuesta a los tratamientos es diferente. Sin embargo, la mayoría de los tumores se tratan con quimioterapia estándar. Y allí radica parte del problema. La quimioterapia, aunque se ha usado de manera efectiva en los últimos 70 años, es un tratamiento muy general. La quimioterapia “frena la replicación de todas las células, no solamente de las cancerosas”. Por eso la gente que la recibe tiene todos esos efectos secundarios “horripilantes, como problemas gástricos, de piel, anemia”. “Es una manera muy primitiva de tratar”, recalcó.
“Ahora, gracias no solamente al Atlas sino a muchos otros estudios, estamos aprendiendo que diferentes tumores se desarrollan de distintas maneras usando diversos genes. En consecuencia, ya se está desarrollando un montón de fármacos específicos para ese gen y solo para ese gen. De esta manera, el tumor es inhibido pero el resto del paciente sigue funcionando perfectamente bien», continuó.
Esto es lo que se conoce como targeted therapies o terapias específicas, con las que los efectos secundarios son mucho menores y los resultados mucho mejores.
Las muchas caras del cáncer
Estos adelantos no deben ser interpretados como el hallazgo de la cura del cáncer, advierte. La gente normalmente habla del cáncer como si fuera una enfermedad, pero en realidad “el cáncer es algo así como 300 enfermedades diferentes”.
Es como pedir una misma cura para la gastritis, el eczema y la caspa. “Son cosas totalmente diferentes y no podemos tener una cura para todo”, dice.
“Hay algunos tumores que son bastante fáciles de curar y los estamos curando. Hay otros que son muy complicados y para los cuales no creo que vayamos a tener una cura”. No obstante, aún en estos casos, los pronósticos son alentadores: “Vamos a transformar estas enfermedades agudas y mortales en enfermedades crónicas y tratables, como la que yo sufro: diabetes. Tengo que ver a mi endocrinólogo cada tres meses. ¿Hay una cura? Por ahora no”.
Insistió en que hay que hacer es seguir tratando de que el cáncer pase de ser una sentencia de muerte, en algunos casos, a ser una enfermedad crónica, como la diabetes o la psoriasis”.
Diagnósticos baratos
Zenklusen calcula que en 20 años, cuando se sepa cómo responden los pacientes a las distintas terapias, el cáncer “no será una sentencia de muerte». Entonces, será posible decir :»Tengo cáncer, está bien. Tengo que hacer los tratamientos».
Aseguró que “para la mayoría de las personas los tratamientos no van a ser la quimioterapia de hoy en día, que son medievales, brutales, sino tratamientos que no dañan la calidad de vida”.
Otro de los adelantos que está permitiendo la genómica es la posibilidad de realizar diagnósticos de una manera sencilla, barata y portátil. “Estamos trabajando para hacer sistemas que sean portátiles y que permitan hacer el diagnóstico de cáncer con un par de gotas de sangre en cualquier lado”.
“Porque el problema es que todo esto que estamos hablando de genómica solamente ocurre en los países del primer mundo y en hospitales muy sofisticados. En la clínica de un pequeño pueblo no hacen un ensayo genómico”, advirtió.
Pero confía en que esto sea posible antes de que él se retire, y para eso aún le faltan 12 años, al menos.
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