Cualquier ordenador puede ser pirateado. Las bases de datos pueden ser intervenidas. Los sistemas de comunicación y transmisión de datos pueden ser alterados. Para garantizar la transparencia de un proceso electoral no basta con confiar en la imparcialidad de las máquinas. No son solo teorías de conspiración. Es la advertencia de los expertos en el área. Se trata de una situación que pone en peligro a la democracia, pero se puede evitar.
Después de un mes que ha puesto en la mira la integridad del sistema electoral de Estados Unidos, aumentan los focos de tensión en la sociedad estadounidense. El proceso ha mostrado la fragilidad de las instituciones que administran y protegen la voluntad de los votantes, pero quizás este no es el mayor problema. Sobre todo, ha quedado en evidencia la vulnerabilidad de los sistemas informáticos para garantizar la transparencia del proceso.
Un problema tan viejo como los ordenadores
Para el público en general se trata de un fenómeno nuevo. Podría pensarse que los problemas que se han presentado en esta elección presidencial suceden por primera vez. Por ello, muchos desestiman a priori los señalamientos sobre la posible inexactitud en los resultados, una supuesta influencia externa o un intento de fraude que, en concreto, ha denunciado la campaña de Donald Trump. Se trata de una situación que pone la democracia en peligro.
Más allá de lo que se piense de las intenciones del presidente y su equipo, realmente son muchos los problemas que han causado confusión en este proceso en particular. Y no son nuevos. Tampoco son un problema exclusivo para Donald Trump, ni siquiera para los republicanos. Van mucho más allá.
Democracia en peligro
En el libro Democracy in Danger (Democracia en peligro), publicado el año pasado, el ex director de campo adjunto nacional del presidente Obama, Jake Braun, recuerda que las elecciones en Detroit y muchos otros lugares se gestionaron terriblemente en 2004. «Fue particularmente malo en lugares donde vivían minorías y estudiantes», anota.
«Las filas en el lugar de votación se extendían durante horas y cuadras, lo que impedía que miles de estudiantes y minorías votaran. En Ohio, la mala gestión llevó a tantas personas a votar provisionalmente y a que se formaran tantas filas, lo que puede haberle costado al candidato demócrata John Kerry las elecciones».
Braun es director ejecutivo de la Iniciativa de Política Cibernética de la Escuela de Políticas Públicas Harris de la Universidad de Chicago y cofundador de DEF CON Voting Machine Hacking Village, una red de piratas informáticos que buscan exponer las vulnerabilidades de la votación.
En su libro, señala que se ha hecho poco para eliminar las vulnerabilidades conocidas del sistema. Como resultado, la «infraestructura electoral de Estados Unidos se mantiene con presupuestos de seguridad minúsculos y es operada por funcionarios que no tienen experiencia en tecnología, ciberseguridad o geopolítica».
Además, en ausencia de la ayuda del establecimiento de seguridad nacional de Estados Unidos», los que supervisan la infraestructura electoral «son totalmente incapaces de protegerse a sí mismos de un ataque cibernético por parte de un Estado-nación con la determinación, sofisticación y recursos de Rusia».
La importancia del voto
Votar es la piedra angular de toda democracia. Defender la integridad del voto garantiza que el Gobierno y sus acciones reflejan la voluntad popular, la soberanía de los ciudadanos. De ahí la necesidad de tener un especial cuidado al seleccionar los mecanismos e individuos encargados de supervisar todo el proceso comicial.
Pero cada vez más los ordenadores y las redes de comunicación están profundamente involucrados en todos los aspectos de la votación. En consecuencia, la seguridad informática es fundamental para la protección de este derecho de elegir, de manera libre, transparente y sin intervenciones extrañas. Ya no se trata únicamente de que las personas cumplan con sus deberes y sean honestas e imparciales. También es necesario garantizar la confiabilidad y robustez de los sistemas de infraestructura crítica en los que se coloca la responsabilidad de salvaguardar los votos y procesarlos limpiamente.
En tal sentido, se requiere mantener la política partidista alejada de los problemas de ciberseguridad que surgen de las elecciones.
Evidentemente, las elecciones mismas son partidistas, pero la maquinaria no debería serlo. Y la evaluación transparente de los problemas potenciales o la evaluación de las acusaciones de fallas de seguridad, incluso cuando podrían afectar el resultado electoral debe estar libre de presiones partidistas.
El riesgo de las máquinas
En pocas palabras: los funcionarios de seguridad electoral y los expertos en seguridad informática deben poder hacer su trabajo sin temor a represalias por encontrar y declarar públicamente la verdad sobre la seguridad e integridad de las elecciones. Este año la confianza los sistemas de resguardo e imparcialidad han quedado en entredicho en la elección presidencial de Estados Unidos .
«Cualquier máquina puede ser pirateada. La mayoría de ellas toma minutos para piratear y casi todas pueden ser pirateadas de forma remota», dijo Jake Braun antes de la elección presidencial.
«No obstante, es poco probable que los objetivos para los piratas informáticos en las elecciones sean las máquinas de votación», explica Braun. Es más probable que los atacantes apunten a la base de datos de registro de votantes, los libros de votación o los informes de resultados, todo lo cual podría modificarse en el último minuto para causar confusión y difundir información errónea que socave las elecciones.
«Sabemos que los rusos estaban muy interesados en nuestras bases de datos en 2016» y hay indicios de que una vez más están intentando atacar las bases de datos de registro de votantes con ransomware (secuestro de datos), dijo Braun.
Múltiples peligros
Los peligros son múltiples, explica Alex Halderman, presidente de la comisión de seguridad de Michigan y profesor de informática e ingeniería en la Universidad de Michigan. «Los escáneres ópticos son computadoras completamente desarrolladas y vulnerables a la manipulación porque todos los sistemas informáticos tienen fallas», dijo
Matt Bernhard, ingeniero de investigación de Voting Works, una empresa de tecnología de votación sin fines de lucro, dijo que naciones sofisticadas como Rusia y China pueden haber pasado años planeando interferencias.
Otra preocupación son los módem celulares en las máquinas de votación que envían resultados no oficiales a los secretarios del condado, dijo Halderman. «Si su equipo está conectado a Internet, podría ser atacado desde cualquier parte del mundo. Y está expuesto a un conjunto mucho más amplio de adversarios sofisticados», agregó.
Al viejo estilo
Halderman recomendó que los secretarios electorales transporten físicamente los resultados no oficiales en memorias USB o tarjetas de memoria. Además, la obsoleta tecnología del papel podría ser una gran protección contra los ataques sofisticados. Por ejemplo, si un estado extranjero logra piratear el sistema de software del escáner e influir en el recuento de votos, los distritos electorales pueden examinar las discrepancias entre los resultados de las máquinas y los votos en papel en una auditoría posterior. Así se limitaría el riesgo.
Mucho trabajo por hacer
Las opiniones de los expertos y los problemas que han hallado los asesores de la campaña de Trump muestran las vulnerabilidades del sistema. No es seguro que el presidente logre revertir lo que hasta ahora es una derrota. Pero sus señalamientos podrían servir para resaltar la necesidad de trabajar y hacer que las elecciones sean más seguras y que los problemas se encuentren y corrijan.
Las papeletas de votación y las auditorías de limitación de riesgos quizás serán cada vez más comunes. Los expertos en seguridad de la votación han logrado grandes avances en el traslado de las elecciones a un sistema más robusto. La clave es depender cada vez menos de la esperanza de un software y sistemas «perfectos».
Los acontecimientos recientes muestran que la democracia es un ideal tanto cultural como político. Necesita que se le defienda constantemente, a menudo a un alto coste y en circunstancias desalentadoras.
Peligro para la democracia en todo el mundo
Las elecciones en varias partes del mundo han mostrado recientemente los peligros de renunciar a esta responsabilidad. Rudy Giuliani comparó el caso de un posible fraude en los Estados Unidos con lo que se vive en Venezuela. Quizás suene a exageración, pero en el país suramericano las advertencias sobre el fraude electoral sucedieron sin que se les prestara demasiada atención. No hubo conciencia plena de que la democracia venezolana estaba en peligro. Ahora hay consenso en que no hay democracia, pero el daño ya está hecho.
Como dijo sabiamente Winston Churchill: «Nadie pretende que la democracia sea perfecta o omnisciente. De hecho, se ha dicho que la democracia es la peor forma de gobierno excepto por todas esas otras formas que se han probado de vez en cuando».
Se corre el riesgo de llorar en dictadura lo que no se pudo defender en democracia. Es muy alto el precio que se puede pagar por no advertir cuándo la democracia está en peligro.
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