La nueva carrera espacial ya no es, como en el siglo pasado, por llegar primero a la Luna. Ahora las potencias y las subpotencias, además de algunos particulares milmillonarios, pretenden construir, urbanizar. La colonización espacial abre las puertas al negocio inmobiliario selenita.
El 14 de diciembre de 1972, el astronauta Gene Cernan cerró la escotilla del Challenger, el módulo lunar del Apolo 17. Cerró también el primer capítulo de la exploración lunar. Ningún ser humano ha vuelto a pisar la superficie del satélite terrestre. Ahora se conocen dos proyectos para regresar y seguramente habrá otros cuantos ocultos.
El más publicitado es Artemisa, de la NASA, cuya meta es que en el 2025 una tripulación estadounidense esté en suelo lunar. Menos conocido, pero no menos ambicioso, es el «Programa de Exploración Lunar Tripulada de China» que tiene como meta hacerlo en 2030. En ambos casos la intención no es hacer visitas exploratorias como antes. Ahora pretenden instalarse. Colonizar. Si los humanos van residenciarse en la luna hay que construir casas. Levantar estructuras que puedan ser utilizadas como vivienda para astronautas y colonizadores.
NASA inmobiliaria
El plan inmobiliario de la NASA tiene como meta comenzar la construcción de viviendas en 2040. Bautizado como Programa Olimpo, el proyecto agrupa a expertos de la NASA, académicos y empresa privada. El plan es enviar una impresora 3D a la Luna para fabricar estructuras de un hormigón lunar especial creado a partir de astillas de roca, fragmentos minerales y polvo. Materiales que se encuentran en la capa superior de la Luna.
No es una extravagancia. Los avances científicos, el respaldo de universidades y la financiación por empresas privadas hacen que sea una idea factible. Mucho más de lo que era poner a un hombre en la Luna en mayo de 1961, cuando el presidente John F. Kennedy lo trazó como meta.
Todo un reto para la civilización
Construir en la superficie lunar es mucho más complejo de lo imaginable. Uno de los desafíos mayores es el polvo lunar. Un material fino y abrasivo, tan cortante como el vidrio, que se eleva en nubes tóxicas y es un peligro para la salud cuando se inhala. Además, la temperatura ambiente puede llegar a 600 °F, y la combinación de radiación y micrometeoritos es letal para edificios y astronautas-colonizadores.
No obstante, el polvo lunar sería la solución. Hace cuatro años, Raymond Clinton jr., asesor técnico de la NASA, planteó utilizar la tecnología de impresión 3D con el polvo lunar como material de construcción para las casas, carreteras y pistas de aterrizaje en la Luna.
Impresión 3D extraterrestre
La impresión 3D permite fabricar casi cualquier objeto de forma rápida y económica. ICON, una empresa de tecnología de la construcción con sede en Austin, Texas, y otros actores del campo la han promocionado como la solución a la crisis de vivienda. ICON, que recibió financiación de la NASA, anunció una inversión adicional de 60 millones de dólares para desarrollar un sistema de construcción que pueda utilizarse más allá de la Tierra.
Pionera en construcción 3D
La empresa es conocida por su sistema Vulcan de construcción robótica a gran escala. Ha construido algunas de las primeras casas impresas en 3D en América del Norte. Vulcan «imprimirá» una amplia gama de estructuras. Desde plataformas de cohetes hasta hábitats utilizando hormigón específico para el entorno espacial.
En los proyectos de construcción en la Tierra, ICON utiliza Lavacrete, un material patentado. Para la luna, la empresa trabaja centrándose en un hormigón sin agua, formulado a partir de versiones simuladas del material rocoso existente en la Luna.
Para garantizar su resistencia a las eventualidades y características de la Luna, los materiales son sometidos a pruebas rigurosas y exhaustivas. Se requieren materiales resistentes para garantizar la seguridad y el rendimiento de los equipos que se utilizarán en la superficie lunar.
En el Centro Marshall de Vuelos Espaciales de la NASA se recrean en una docena de cámaras de prueba las condiciones de radiación y vacío térmico de la Luna. En febrero de 2024, la impresora de ICON será sometida a su primera prueba en la cámara más grande.
Actualmente, los científicos de la NASA están trabajando en la mejora de un hormigón lunar simulado en un laboratorio discreto del Centro Marshall. Utilizando esferas de polvo lunar simulado que resisten temperaturas de hasta 3.400 grados Fahrenheit.
Construcción lunar
Para desarrollar complejos habitacionales en la Luna la NASA comenzó a capacitar ingenieros y técnicos en el campo emergente de la construcción espacial. Viajar ligero de equipaje a la Luna es fundamental. Cada kilogramo adicional de peso transportado en un cohete cuesta 1.000.000 de dólares. En el entorno espacial, los astronautas también necesitarán muebles y accesorios para su vida diaria. La NASA en colaboración con varias universidades y empresas privadas desarrolla prototipos de mobiliario y diseño de interiores espaciales. Ya han determinado, por ejemplo, que se podrán aprovechar los minerales de la superficie lunar para la fabricación de baldosas. Útiles en áreas como cocinas y baños, además agregan un toque estético.
China también
Aunque aún no ha logrado pisar la Luna, China tiene su programa de colonización. En abril anunció sus planes para construir viviendas y establecer en las próximas décadas un asentamiento humano en el satélite. Está programado para 2028 el lanzamiento de Chang’e 8. Ding Lieyun, de la Academia China de Ingeniería, informó que la construcción de un hábitat lunar es necesario no solo para la exploración espacial de la humanidad, sino también para las necesidades estratégicas chinas como potencia espacial.
Los científicos asiáticos también se inclinan por construir las viviendas en la Luna con tecnologías de impresión 3D y el uso de materiales del satélite. El diseñador del programa, Wu Weiren, explicó que si se desea habitar la Luna a largo plazo es «necesario utilizar los materiales disponibles en el propio satélite para construir estaciones espaciales».
Primer chino en la Luna
La misión Chang’e 8, programada para 2028, buscará los recursos utilizables en la Luna para construir una base. La sonda espacial analizará la composición mineral del suelo selenita para determinar la viabilidad de implementar tecnologías de impresión 3D. Además, se enviará el robot «superalbañil» con la misión de fabricar el primer ladrillo a partir del suelo lunar.
Lin Xiqiang, subdirector de la Agencia Espacial China, anunció en mayo pasado que China enviará una misión tripulada en 2030 a la Luna. También tiene planes para desarrollar un sistema de desplazamiento y un sistema de estancia corta para las tripulaciones, y el desarrollo de pruebas integradas humano-robot en exploraciones científicas y demostraciones tecnológicas.
Cuán caro es construir en la Luna
Un grupo de expertos en el Reino Unido calcula que el costo total de tener una casa en la Luna podría alcanzar entre los 52 millones y los 62 millones de dólares, sin incluir los gastos de mantenimiento posteriores. Hay casi unanimidad en que la primera «caleta lunar» costará 61,87 millones de dólares, pero habría que agregar otros 40 millones de dólares para cubrir los costos de transporte y materiales de construcción de la vivienda. Sería una modesta vivienda de 76 metros cuadrados, 3 habitaciones, paneles solares, invernadero y cápsula de oxígeno.
Los científicos de la NASA consideran prematuro evaluar el mercado de las viviendas en la Luna o tratar de definir la estructura de propiedad. Sin embargo, reconocen que la Luna alberga un valioso depósito de recursos y es probable que otras naciones muestren interés en participar en su exploración, extracción y traslado a la Tierra.
El dueño de la luna
No solo las naciones, también individuos y empresas han mostrado interés en tener propiedades en suelo selenita. El caso más emblemático, hasta ahora, es el de Denis Hope: reclamó la Luna como su propiedad privada. Codicia personal aparte, el Tratado del Espacio Exterior firmado en 1967 establece claramente que ninguna nación puede reclamar la propiedad de una estrella o cuerpo celeste, lo que incluye a la Luna. Sin embargo, Hope argumenta que «no hay menciones específicas sobre la propiedad individual».
Hope, a través de su empresa Lunar Embassy, vende terrenos en la Luna. Cobrando 37 dólares por 0,4 hectáreas, lo que daría un valor total a la Luna de 35.150 millones de dólares, es casi nada en relación con los gastos hechos por los terrícolas y los que están en curso. Ya existen más de 2,5 millones de «propietarios» de parcelas lunares.
La propiedad de Hope sobre el satélite no es reconocida por la comunidad internacional, ni tribunal alguno, pero empresarios como Elon Musk lo toman en cuenta. Hope colabora como Space-X, una empresa de Musk, en los planes de construcción de viviendas y zonas de ocio en la Luna.
Apetito también por Marte
La NASA ve la Luna como una estación de tránsito. Hay un objetivo más ambicioso: Marte. La agencia espacial estadounidense teoriza que el agua de la superficie lunar podría transformarse en combustible para cohetes.
El planeta rojo no solo aparece en el firmamento de la Nasa. También es clave para el fundador de Space-X. Elon Musk no oculta que tiene planes ambiciosos para la Luna y Marte. Su objetivo es llevar a la humanidad a Marte y establecer una colonia autosuficiente. Una ciudad autosuficiente que podría albergar un millón de personas. Estaría equipada con tecnologías avanzadas para la producción de alimentos, energía y otros recursos necesarios para la vida. Musk confía en que podría establecer las primeras colonias en 2029.
Explosión inmobialiaria extraterrestre
La NASA considera que construir el primer hogar de la humanidad en otro mundo sería el proyecto de construcción más ambicioso de la humanidad. «Llevaría a la ciencia, la ingeniería, la tecnología y la arquitectura a nuevas alturas y no solo literalmente».
El interés por la Luna y su colonización con fines económicos y geoestratégicos no se limita a la NASA y Estados Unidos u otras naciones. Es creciente el interés entre empresas e individualidades en participar en la exploración lunar en el futuro. Como ocurrió con los aventureros que llegaron por su cuenta a América hace poco más de 500 años. En la medida en que avancen las investigaciones y el conocimiento sobre las posibilidades económicas de la Luna, aparecerán nuevos interese y propuestas.
Mientras llega ese momento seguirán resonando las palabras del astronauta Gene Cernan en 1972, que esperaba que cuando los humanos regresaran a la Luna lo hicieran “en paz y prosperidad”, no en medio de una batalla inmobiliaria.