Empleo seguro y bien remunerado son los pilares del bienestar de cualquier persona. En el Reino Unido, como en España y el resto de Europa, se instaló la premisa de que iniciarse en cualquier trabajo, por precario que fuera, era la ruta para ir escalando a mejores oportunidades en el mundo laboral. Un reciente estudio la demuele. La realidad es que los trabajadores quedan atrapados en la precariedad laboral. Un elevado porcentaje se estanca años en esa condición haciendo malabarismo con remuneraciones impredecibles y dificultando la búsqueda de mejores oportunidades.
El mercado laboral europeo se encuentra marcado por una paradoja. Por ejemplo, en el Reino unido la demanda de empleo es alta, con más de 1 millón de puestos vacantes, pero gran parte de la fuerza laboral enfrenta condiciones laborales precarias. Las últimas estimaciones indican que 34,5 millones de personas forman parte de la población económicamente activa, con 33 millones de empleados. El déficit de mano de obra es acuciante y se ha visto agravada por la salida del Reino Unido de la Unión Europea y las restricciones a la movilidad de trabajadores.
Una proporción significativa de trabajadores, cerca de 700.000, se encuentran bajo contratos de «cero horas», una modalidad que no garantiza un salario mínimo ni un número fijo de horas de trabajo y puede convertirse en una trampa, especialmente para mujeres y jóvenes. En lugar de llevarlos a una vida mejor generan inestabilidad económica y les dificulta el acceso a servicios básicos. Tres de cada cinco trabajadores con trabajos precarios son mujeres. Las probabilidades de que una mujer experimente un trabajo gravemente inseguro duplican (2,3 veces) las de un hombre en circunstancias similares
Precariedad laboral en el Reino Unido
Un nuevo estudio, realizado por la Work Foundation de la Universidad de Lancaster, revela que la inseguridad laboral está atrapando a millones de trabajadores en un ciclo de bajos salarios, escasa protección y pocas oportunidades de progreso. La investigación analizó los datos de más de 10.000 trabajadores por 5 años.
A pesar de la alta demanda de mano de obra en algunos sectores, uno de cada cinco trabajadores británicos se encuentra en una situación laboral precaria. Contratos temporales, horarios irregulares, salarios bajos. Afecta de manera desproporcionada a mujeres, minorías étnicas, discapacitados y jóvenes. La salud de la fuerza laboral británica está en crisis. Es el único país del G7 con una mano de obra más reducida que antes de la pandemia.
Los británicos se encuentran atrapados en trabajos «inseguros», que llenan dos de tres condiciones: inseguridad contractual (sin horas ni trabajo garantizados en el futuro), inseguridad económica, (salario bajo), y carente de derechos y protección. La precariedad laboral no es solo un problema a corto plazo, sino que también tienen menos probabilidades de progresar en sus carreras y son más vulnerables a la pérdida de empleo
Atrapados y sin salida
Más del 44% de los trabajadores han caído en la “precariedad de larga duración” en un lapso de cuatro años. Una situación que desarma la premisa de “cualquier trabajo primero, un trabajo mejor después y una carrera profesional”. No hay un trampolín hacia la seguridad laboral sostenida. Los que comenzaron en empleos seguros en 2017/18 tenían el doble de probabilidades de mantener esa seguridad en 2021/22. En cambio, quienes obtuvieron empleos inseguros su progresión a empleos más estables a menudo implicó cambiar de sector. Los trabajadores inseguros tienen casi tres veces más probabilidades de abandonar el empleos, especialmente en asistencia social, comercio minorista y hostelería.
Los trabajadores mayores enfrentan más obstáculos para cambiar de ocupación o sector. El 28,2% de los jóvenes de 16 a 24 años tienen probabilidades de quedarse en empleos inseguros. Quienes se encuentran entre 45 y 54 años casi duplican las probabilidades de quedar atrapados (48.8%). La inseguridad laboral está estrechamente ligada al riesgo de desempleo involuntario por problemas de salud crónicos.
Precariedad laboral se agudiza
El aumento alarmante en la precariedad laboral se alimenta de varios factores: salarios bajos, proliferación del trabajo autónomo y los esquivos contratos de cero horas. Este modo de contratación es más frecuente en el comercio mayorista y minorista, sector profesional y científico y hostelería. Todos sectores en los que la inseguridad laboral se ha arraigado y afecta a un amplio espectro de trabajadores.
La tasa de trabajo inseguro se incrementó más entre los trabajadores indios y los negros africanos y caribeños que entre los trabajadores blancos británicos u otros grupos de minorías étnicas. La juventud no es un escudo protector. Los jóvenes (18-24) tienen el doble de probabilidades de tener un trabajo extremadamente inseguro que los de mayor edad (50-65). Las cifras de los discapacitados impactan: 1,45 millones luchan por mantenerse en empleos inseguros.
La precariedad laboral tiene un costo tanto emocional como financiero. Los atrapados en trabajos inseguros al extremo pierden en promedio 3.276 libras esterlinas al año (3.776 euros).
El estudio de la Work Foundation indica que 1,1 millones de británicos dependen de contratos de cero horas para subsistir. No garantizan un número mínimo de horas de trabajo y afectan de manera desproporcionada a los grupos más vulnerables de la población. Las mujeres tienen 1,2 veces más probabilidades que los hombres de verse atrapadas en contratos de cero horas. Los trabajadores negros enfrentan una probabilidad 2,7 veces mayor que los blancos. Los de orígenes múltiples o mixtos tienen 2,3 más probabilidades.
Peor en el servicio doméstico
A pesar de las promesas gubernamentales y de las recomendaciones de la Comisión de Salarios Bajos (Low Pay Commission), miles de trabajadoras domésticas siguen siendo explotadas. En el Reino Unido existe una laguna legal que permite remuneraciones por debajo del salario mínimo.
Desde hace dos años, activistas y organizaciones como Voice of Domestic Workers han denunciado la exención que permite a los empleadores pagar salarios inferiores a las personas que viven en su hogar y realizan tareas domésticas.
Muchas trabajadoras domésticas inmigrantes trabajan las 24 horas del día en el cuidado de niños y ancianos. Además de tareas como la limpieza, lavandería, planchado y cocina. La Comisión de Salarios Bajos instó a suprimir la laguna jurídica al conocer sus salarios y malas condiciones laborales.
Voice of Domestic Workers expuso el caso de una trabajadora doméstica que cobraba 200 libras a la semana por trabajar doce horas al día, los siete días a la semana. Marissa Begonia, directora del grupo de presión La Voz de las Trabajadoras Domésticas, pide que la exención no se aplique a las trabajadoras domésticas migrantes.
En desacuerdo
El secretario de Empresas, Jonathan Reynolds, anunció que presentará un proyecto de ley que brindará a los trabajadores británicos una protección más sólida desde el primer día de empleo. Prohibirá los contratos de cero horas y establecerá el trabajo flexible como un derecho predeterminado. El compromiso laborista incluye la prohibición del despido y la recontratación. Además, el contrato debe reflejar las horas de trabajo habituales. Además, derechos laborales, como el permiso parental y la protección contra el despido injustificado, se aplicarán desde el primer día
La Confederación de la Industria Británica no se alegró. Su vocero Matthew Percival advirtió que las empresas podían reducir sus contrataciones. En una encuesta entre las empresas, el 75% de los participantes afirmaron que debido a la incertidumbre legal serían más cautelosos a la hora de contratar nuevo personal. Sin suda, seguirá en aumento la cantidad de personas atrapadas en contratos cero horas, empleos precarios, mal remunerados e inseguros.