El planeta ha sido mucho más caliente que ahora, pero fue cuando se extinguieron los dinosaurios y hubo extinciones masivas
Pese a las dramáticas advertencias de los científicos, de que la Tierra continúa en su espiral de temperaturas infernales, los líderes del mundo siguen hablando y prometiendo más de lo que hacen. Se mantienen en una estrategia más orientada a tratar de engañar la naturaleza con trampas infantiles que ha detener un modelo de civilización que mantiene la sobrevivencia al borde del abismo. Un reciente estudio demuestra que se están creando condiciones que no se han visto en los 300.000 años de existencia de la especie. Durante los últimos 485 millones de años la Tierra fue mucho más caliente de lo que estimaban los científicos
En 2023, la Tierra experimentó un calor nunca registrado. Transcurridos los primeros 10 meses, se contabilizaron 86 días en los que la temperatura que superó en 1,5 °C los niveles preindustriales. En septiembre llegó 1,8 °C y marcó un punto de inflexión. El cambio climático se hizo tangible. Si seguimos al ritmo actual, el aumento sería 2,8 °C para finales de siglo. Bien lejos del objetivo recomendado de 1,5 °C para evitar los peores impactos climáticos. A estas alturas, hasta en el escenario más optimista, la probabilidad de limitar el calentamiento a 1,5 °C es del 14%.
El Sexto Informe de Evaluación del IPCC confirma que las consecuencias: aumento del nivel del mar, eventos climáticos extremos y deshielo acelerado. Más de la mitad de la población mundial sufre escasez de agua durante, al menos, un mes al año.
Mirar el pasado para calcular el futuro
Un reciente estudio revela que la Tierra ha experimentado temperaturas a niveles que superarían con creces las actuales. Una investigación publicada en la revista Science, Representa la reconstrucción más rigurosa jamás realizada de las temperaturas terrestres en épocas remotas. La combinación de más de 150.000 pruebas fósiles con modelos climáticos de última generación ilustra la estrecha relación entre el dióxido de carbono y las temperaturas globales. El mundo ha sido mucho más cálido durante desde la irrupción de la vida animal compleja.
La Tierra ha fluctuado térmicamente especialmente en las eras en las que la vida animal compleja domina el planeta. En su punto más cálido, la temperatura promedio de la Tierra alcanzó los abrasadores 36 grados Celsius en 2023.
La coautora principal del estudio, Emily Judd, investigadora de la Universidad de Arizona y del Smithsonian, afirma que los descubrimientos sobre el pasado ardiente del planeta aumentan la preocupación por el cambio.
Fluctuaciones extremas: extinción masiva
«Las fluctuaciones extremas de temperatura han estado vinculadas a algunos de los momentos más críticos de la Tierra, como la extinción masiva que acabó con el 90% de las especies y el impacto de asteroides que mató a los dinosaurios. Son catástrofes que cambian el paisaje de la vida. Cuando el medioambiente se calienta tan rápido, los animales y las plantas no pueden seguir el ritmo», afirmó.
Lo más preocupante es que, en ningún momento de los casi 500 millones de años que analizaron, la Tierra cambió tan rápido como lo está haciendo ahora. Pareciera que estamos enfrentando el impacto de un asteroide masivo, pero esta vez, somos los humanos los que alteramos el curso climático. «Lo que estamos haciendo no tiene precedentes», subrayó
Lo más preocupante es que, en ningún momento de los casi 500 millones de años que analizaron, la Tierra cambió tan rápido como lo está haciendo ahora.
Dióxido de carbono, el gran regulador
El estudio reafirma que el dióxido de carbono ha sido el principal motor de los cambios climáticos. Al aumentar sus concentraciones, las temperaturas globales también se elevan. Y viceversa, el planeta se enfriaba cuando disminuía. «El dióxido de carbono es el dial maestro de lo que significan las emisiones de los combustibles fósiles», dijo Jess Tierney, climatólogo de la Universidad de Arizona y coautor del estudio.
Hace 485 millones de años, la Tierra se encontraba sin casquetes polares y con temperaturas medias superiores a los 30 °C. Un período de calor extremo que fue seguido por un enfriamiento significativo. En los 30 millones de años siguientes, a medida que el dióxido de carbono era extraído del aire, la temperatura descendió lentamente. Culminó en una de las cinco grandes extinciones masivas de la Tierra hace unos 444 millones de años. Alrededor del 85% de las especies marinas desaparecieron.
Jess Tierney, climatóloga de la Universidad de Arizona y coautora del estudio, señala que «el clima mundial era más dinámico y extremo de lo que los investigadores habían imaginado».
La especie huma es de frío, no de calor
Las condiciones a las que están acostumbrados los humanos son muy distintas de las que han prevalecido en el planeta. Durante la mayor parte del Fanerozoico, las temperaturas medias superaron los 22 °C, con poco o ningún hielo en los polos. Los climas fríos -incluido el actual- sólo prevalecieron un 13% del tiempo.
Judd, especializada en climas antiguos, afirma que una de las revelaciones de la investigación es que los humanos evolucionaron durante la época más fría del Fanerozoico, cuando la temperatura media global era 11 °C. «Construimos la civilización en torno a esos paisajes geológicos de una casa de hielo. Los humanos no han vivido en un clima más cálido que el actual», agregó.
Rompecabezas de millones de piezas
Aunque la Tierra ha experimentado cambios climáticos extremos , el calentamiento actual es único debido a su velocidad. «En ningún momento de los casi 500 millones de años analizados la Tierra cambió tan rápido como lo está haciendo ahora», afirmó Tierney
A finales del Pérmico, hace unos 251 millones de años, las erupciones volcánicas masivas liberaron miles de millones de toneladas de dióxido de carbono. En unos 50.000 años aumentaron de la temperatura del planeta unos 10 °C. Significativamente más lento que el calentamiento actual. Si no se toman medidas rápidas para frenar las emisiones de gases de efecto invernadero, la temperatura media mundial podrían alcanzar los 17 °C. Un nivel no registrado en la cronología desde la época del Mioceno, hace más de 5 millones de años.
El proyecto de investigación comenzó cuando científicos del Smithsonian desarrollaban una sala de fósiles para el Museo Nacional de Historia Natural que establecía paralelismos entre el pasado de la Tierra y los cambios climáticos actuales. Pero no existía una línea de tiempo única y precisa. Solo estimaciones extraídas de datos dispares y reconstrucciones de fracciones de tiempo que dejaba mucho margen a incertidumbres y errores.
Scott Wing, conservador de plantas fósiles del museo, cuenta que querían crear una estimación de los climas pasados de «estadísticamente rigurosa». Lo primero fue crear una base de datos de indicadores climáticos. La variedad del oxígeno hallado en los dientes de los conodontos, criaturas extinguidas parecidas a las anguilas, reflejan la temperatura del océano donde vivían. Era como intentar armar un rompecabezas con el 1% de las piezas, apenas 150.000 solo de los océanos.
La cronología más detallada
Los investigadores aprovecharon la técnica de asimilación de datos, que combina pruebas del mundo real con modelos climáticos para obtener resultados más precisos. Ampliamente utilizada en las previsiones meteorológicas modernas, sirve para reconstruir la temperatura en periodos más cortos. La cronología que obtuvieron es la más larga, rigurosa y detallada.
Mediante este enfoque, evaluaron los procesos que impulsan los cambios de temperatura a largo plazo y los mecanismos naturales de estabilización o desestabilización del clima . “Es una forma de integrar matemáticamente un puñado de piezas del rompecabezas con las posibles imágenes y descubrir a qué imagen pertenecen esas piezas”, explica Judd.
Benjamin Mills, investigador de paleoclima de la Universidad de Leeds (Inglaterra) no participó en el estudio, pero lo revisó. Opina que la cronología es más precisa que otras estimaciones «Contribuirá a evaluar los procesos impulsores de los cambios de temperatura a largo plazo y los mecanismos naturales de estabilización o desestabilización del clima de la Tierra», escribió.
La nueva cronología de las temperaturas terrestre, plantea tantas preguntas como respuestas. Scott Wing, coautor del estudio, señala que «durante las épocas más cálidas del Cretácico, por ejemplo, las temperaturas medias en el interior de los continentes podrían haber alcanzado los 50 grados centígrados, letales para las especies más resistentes de hoy. El hecho de que la Tierra soportara temperaturas tan alta abre interrogantes sobre la capacidad de adaptación. Los organismos que evolucionaron durante las épocas de invernadero podrían haber estado mejor adaptados al calor extremo que las plantas y animales actuales.
Sorpresa, cautela y preocupación
Michael Mann, climatólogo de la Universidad de Pensilvania, se mostró sorprendido y cauto ante las conclusiones cuantitativas del estudio. Reconoce que si bien son posibles temperaturas mucho más altas de lo que predicen la mayoría de los modelos climáticos, también advierte que la asimilación de datos puede sobreestimar el calentamiento global y pasar por alto los factores que impide un efecto invernadero desbocado. «Aunque aplaudo este ambicioso y reflexivo estudio, soy escéptico sobre las conclusiones cuantitativas específicas», dijo.
A pesar de las incertidumbres, la nueva cronología tiene aspectos significativos para entender el cambio climático. «En el peor de los casos, el calentamiento provocado por el hombre no llevará a la Tierra más allá de los límites de la habitabilidad. Sin embargo, las condiciones climáticas que se podrían generar serían desconocidas y podrían causar estragos en los ecosistemas y las comunidades humanas.», afirmó Judd.
Scott Wing subraya que la cronología -todavía incompleta- debe servir de llamada de atención para los miles de millones de personas que están viviendo los años más calurosos jamás registrados y les espera un futuro aún más caluroso. La vida encontrará la manera de prevalecer, pero el calentamiento provocado por el hombre creará unas condiciones que no se han visto en los 300.000 años de existencia de la especie.
Emily Judd considera que mientras sobrevivan uno o dos organismos, habrá vida. «Eso no me preocupa. Lo que más me preocupa es qué significará sobrevivir para la especie humana. La civilización humana que conocemos podría verse seriamente comprometidas para resistir un clima mucho más cálido.