Por Cambio16
9/11/2016
Todas las formas de arte tienen el mismo propósito inicial: capturar la atención del espectador. Después de lograrlo se desarrolla un reconocimiento: la obra entra por los ojos, recorre la mente y ésta genera una opinión o un sentimiento a partir de esa interacción. Cientos de artistas han jugado con el ese proceso en sus espectadores para experimentar con los diferentes tipos de visión y el contexto de “observar”. Uno de los mejores ejemplos es la película “The Prestige”. En esa cinta, el director Christopher Nolan manipula la idea de la ilusión y el engaño a la audiencia; expone “la mentira del cine” y el hecho de que todos queremos ser engañados por una obra.
El juego con la ilusión y el concepto del engaño existe desde hace siglos, pero no fue sino hasta el siglo XX con la llegada de movimientos como el cubismo, futurismo, constructivismo y dadaísmo que su complejidad aumentó. Y aunque esas corrientes ya experimentaban con la percepción de los espectadores, el Op Art lo llevó a un paso más lejos creando imágenes que engañan al ojo de una forma más explícita.
Basándose en elementos que incluso se han relacionado con el Pop Art, los artistas que se enfocaron al Op (Arte óptico) experimentaron con el manejo de la imagen y sus posibilidades de distintas formas. Aunque el estilo fue usado desde los 30, el término se usó por primera vez en 1964 para describir la exposición “Pinturas ópticas” de Julian Stanczak. Las obras abstractas del polaco llamaron la atención por presentar ilusiones visuales y son consideradas “una exploración de lo que significa observar”.
El historiador de arte Frank Popper comentó que los artistas Op explotaron distintos fenómenos: “la imagen y el movimiento consecuente, la interferencia de línea, el efecto de deslumbrar; figuras ambiguas y perspectiva reversible, contrastes sucesivos de color y vibración cromática”. Y además, destaca la importancia de los trabajos tridimensionales que nacieron a partir del arte kinético, una “rama” del Op Art.
Este estilo de pintura constantemente es ignorado por los críticos, ya que lo ven simplemente como “trucos ópticos”, pero los artistas que se enfocan a él suelen experimentar para llevar al límite la capacidad inventiva de nuestra percepción. Por eso, cuando llegó el arte Kinético –que son obras que pueden verse de forma distinta con el movimiento– alrededor de 1955 la corriente creció mucho más y se pudieron expresar ideas más complejas sin dejar de lado esa interacción con la visión del espectador.
Destacados artistas trabajan con Op Art como Yaacov Agam, quien desde 1935 se ha enfocado en ese estilo tanto en la pintura como en la escultura; Nicolas Schöffer, considerado el padre del Arte cibernético partiendo del Kinetic Art; Victor Vasarely, el “abuelo” y líder del movimiento Op y Francis Picabia, quien es visto como el pionero del estilo.
Un grupo sobresaliente de dicho movimiento fue el GRAV (Grupo de búsqueda de arte visual), que tuvo como fundadores a Francois Morellet, pionero y revolucionario del arte abstracto geométrico; Vera Molnár, precursora del arte por computadora; entre otros. Su ideología se centraba en la participación del público influyendo en su comportamiento mediante el uso de laberintos interactivos. Su vida fue corta (de 1961 a 1968), pero el impacto notable, especialmente a largo plazo.
El Op Art se encuentra en lugares inesperados, por ejemplo, en el uso de cámaras del director Edgar Wright para incrementar la sensación de fuerza y acción en sus escenas y también para mentirnos con las imágenes que presenta y revelar después sus verdaderas intenciones. Christopher Nolan lo utilizó en “The Prestige”, lo único que queremos como espectadores (o al menos algo que aparentamos disfrutar) es ver la mentira y saber que hemos sido engañados.