Por ANA BEDIA
Un joven francés se graba conduciendo desde el asiento del copiloto por la AP7 en Barcelona y comparte su temeridad en una red social. Fue condenado en julio del año pasado a seis meses de cárcel y un año sin poder conducir.
Dos policías locales filman en 2013 sus bailes dentro del coche patrulla cuando estaban de servicio y su vídeo se convierte en fenómeno viral de Internet. El Ayuntamiento de Cerdanyola del Vallès (Barcelona) les suspendió seis meses como castigo.
Hace un mes, un joven puso su vehículo a 240 km/h en Cuenca y, como en los casos anterioes, el vídeo con las imágenes de la infracción corrieron a una velocidad comparable con la que marcaba su cuentakilómetros por YouTube.
Son algunos de los casos más conocidos y todos tienen un factor en común: se trata de conductores que han grabado sus temeridades al volante y que han decidido hacer alarde de ellas en las redes sociales.
Este tipo de infractores no responden a un perfil concreto, según explica a Cambio16 el guardia Álvarez, de la Agrupación Tráfico. No obstante, cuenta que la mayoría son “varones de entre 20 y 30 años”.
Pese al impacto mediático de estos vídeos y que en la mayoría de los casos los infractores son detectados y procesados, se siguen registrando. Desde Tráfico, explican que suelen encontrar estos vídeos en grupos de motor de las redes sociales, donde se suelen comentar y compartir entre los usuarios.
El guardia Álvarez destaca que a raíz de la publicación de estos casos en los medios de comunicación, en estos grupos se alerta a los usuarios con mensajes del tipo: “Cuidado con lo que subís que lo pueden detectar”.
La mayoría de estos conductores con afán de protagonismo son pillados gracias a denuncias de ciudadanos, que se topan con estos vídeos en la Red y se los hacen llegar a los investigadores.
Desde la Agrupación de Tráfico explican que también están proliferando los conductores que cuentan con aparatos GPS que van grabando en tiempo real durante los trayectos y que cuando detectan una infracción, son esos mismos usuarios los que cortan los vídeos y se los hacen llegar.
Después entra en acción la labor de los investigadores, que analizando las imágenes localizan la matrícula o el lugar en el que se ha producido la infracción, claves para la posterior detención del conductor.