Un tratamiento experimental aplicado durante 24 horas a un grupo de ranas sin patas permitió la reparación casi completa y funcional de sus extremidades. Los resultados abren la puerta a investigaciones en mamíferos
SINC
Para millones de personas que han perdido piernas y brazos la diabetes o traumatismos, la posibilidad de recuperar la función mediante la regeneración natural sigue fuera de su alcance. Sigue siendo cosa de salamandras, estrellas de mar, cangrejos o lagartos. Sin embargo, científicos de la Universidad de Tufts (EE UU) y del Instituto Wyss de la Universidad de Harvard se han acercado un poco más a este objetivo de la medicina regenerativa.
Un trabajo publicado en la revista Science Advances se refiere a que investigadores lograron el crecimiento de las patas amputadas de ranas de uñas africana (Xenopus laevis), incapaces por naturaleza de regenerar sus extremidades, mediante la combinación de cinco fármacos aplicados a través de un tapón de silicona que sellaba el muñón durante 24 horas. Tras el tratamiento, las patas se desarrollaron en los 18 meses siguientes, hasta que se restableció el miembro de forma casi funcional y completa.
Un tapón de silicona para cerrar los muñones
El equipo de Nirosha Murugan, del departamento de Biología de la Universidad de Tufts, diseñó un biorreactor denominado BioDome, parecido a un tapón de silicona, compuesto de un gel de proteína de seda cargado con un cóctel de cinco fármacos promotores de la regeneración celular (1,4 –DPCA, BNDF, y ácido retinoico, entre otros).
Cada uno de los medicamentos cumplía un objetivo diferente, como reducir la inflamación, inhibir la producción de colágeno que provocaría cicatrices y fomentar el crecimiento de nuevas fibras nerviosas, vasos sanguíneos y músculos.
“Es emocionante ver que los fármacos que seleccionamos ayudaron a crear una extremidad casi completa”, dijo Murugan, investigadora afiliada al Allen Discovery Center de Tufts y primera autora del trabajo.
Los científicos trabajaron con 115 hembras amputadas de esta especie de rana y las dividieron en 3 grupos: uno de control, otro con el biorreactor solamente, y un tercero con el biorreactor cargado con el cóctel de fármacos. Tras 24 horas, el gel se retiró y el equipo estudió la regeneración de las extremidades durante 18 meses.
“El hecho de que solo fuera necesaria una breve exposición a los fármacos para que comenzara un proceso de regeneración de meses de duración sugiere que las ranas, y quizá otros animales, pueden tener capacidades regenerativas latentes que pueden activarse”, dijo la científica.
Una vía prometedora
Hasta ahora, estos trabajos se habían centrado en animales con capacidad de regeneración natural, como el ajolote (Ambystoma mexicanum). Con los resultados en el nuevo estudio se abre una forma de iniciar el proceso de recuperación en animales incapaces hacer crecer un miembro amputado, como las ranas. El resultado logrado con el cóctel de fármacos supone, además, una vía terapéutica prometedora para estudiar la regeneración de extremidades en seres humanos. «Sin embargo, no está claro, desde una perspectiva biomédica, si el tamaño de una extremidad humana afectaría la viabilidad”, indican los autores.
En este caso, las personas pueden cerrar las heridas con el crecimiento de nuevos tejidos. Igualmente, el hígado humano tiene una notable capacidad de regenerarse hasta alcanzar su tamaño completo tras una pérdida del 50 %. Pero la pérdida de una extremidad grande y compleja, como un brazo o una pierna, no puede restaurarse mediante ningún proceso natural de regeneración. De hecho, las lesiones importantes se cubren con una masa amorfa de tejido cicatrizal, que las protege de otras pérdidas de sangre e infecciones.
La regeneración de músculos, huesos y nervios (morfogénesis) de un miembro amputado sería considerado como un hito para la biomedicina. Estas investigaciones proponen nuevas y prometedoras vías de acercarse a esa meta..
Aunque los resultados son muy alentadores, los investigadores recalcan la necesidad de otros estudios cambiando las variables del trabajo inicial. “La investigación supone un punto de partida muy interesante para iniciar experimentos similares en mamíferos”, concluyen.
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