Por Iñigo Aduriz
06/04/2017
«Nos encerraron en una jaula. Estuvimos tres días sin comida. Nos dieron palizas terribles e incluso descargas eléctricas». Isaac huyó de la guerra y la miseria de Afganistán y, tratando de llegar a Europa en busca de una vida mejor, ese es el trato que recibió por parte de la Policía en Bulgaria.
Se trata de uno de los relatos que ha servido a Oxfam Intermón para elaborar un informe –A dangerous ‘game’ (Un ‘juego’ peligroso, en su traducción al español)– en el que recoge testimonios de la violencia, la brutalidad y el trato vejatorio que a menudo sufren los refugiados y migrantes que atraviesan la ruta de los Balcanes occidentales por parte de las autoridades policiales. Tal y como recuerda la organización, «estas personas que huyen de la guerra, la persecución y la pobreza denuncian palizas, robos y un trato inhumano a manos de la policía, la guardia fronteriza y otras fuerzas de seguridad».
Inlcuso hay muchas personas que denuncian deportaciones ilegales en las que agentes gubernamentales niegan el acceso a los procedimientos para solicitar asilo a quienes buscan protección internacional. El informe reúne 140 entrevistas de personas en busca de seguridad y protección y, tal y como explica la organización, evidencia «un terrible patrón de brutalidad y abusos por parte de los oficiales policiales contra las personas migrantes, incluidos niños y niñas».
Para elaborar el estudio, Oxfam ha contado con la ayuda del Belgrade Centre for Human Rights (BCHR) y la Macedonian Young Lawyers Association (MYLA), que han recopilado testimonios de víctimas de estos abusos en Serbia, Hungría, Croacia, Bulgaria y la Antigua República Yugoslava de Macedonia
Entre los abusos denunciados se incluyen los sucedidos en Croacia, donde la policía fronteriza obligó a un grupo de migrantes a desnudarse y regresar a la frontera con Serbia mientras los oficiales les golpeaban con porras. También en un Hungría, los agentes obligaron a varias personas a quitarse la ropa y sentarse en la nieve mientras vertían agua helada sobre ellos. Y en Bulgaria, la Policía cacheó a un grupo de migrantes, les quitó todos sus objetos de valor (incluso los zapatos) y les obligó a regresar a la frontera.
Asimismo, existen evidencias que apuntan a que en toda la región las personas están siendo expulsadas de forma ilegal y arbitraria de un territorio a otro. Siempre según el informe de Oxfam, en Serbia, se informó a un grupo de migrantes, entre los que se incluía un niño de dos años, de que se les iba a trasladar a un centro de acogida. Sin embargo, la policía los llevó hasta un bosque junto a la frontera búlgara y los dejó allí en mitad de la noche a temperaturas bajo cero. El grupo sobrevivió pero, para cuando se les localizó, dos personas habían perdido el conocimiento debido a la hipotermia que sufrían.
Y en Hungría se ha rechazado la solicitud de asilo de un joven de 22 años de Siria mediante un proceso en el que él no ha tenido representante legal, del que no recibió información adecuada y sin oportunidad de apelar la decisión.
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