Por Andrés Tovar
07/06/2017
Después de seis semanas de escuchar lugares comunes y las promesas de los partidos políticos del Reino Unido, los británicos votarán este jueves para elegir a un nuevo líder.
Cuando la primera ministra, Theresa May, anunció las elecciones generales, su partido conservador hizo la apuesta que el principal problema en la mente de los votantes es el Brexit. Más del 75% de los miembros del Parlamento británico votó a favor de permanecer en la UE, pero casi el 60% de los electores votó por la salida. Si este jueves May gana la elección, no sólo tendría una mayoría en el Parlamento, sino también en el terreno moral, siendo ella el actual motor de las negociaciones sobre el divorcio de Reino Unido con la UE.
En ese momento, la elección para los conservadores parecía una buena apuesta. Los miembros del opositor partido laborista estaban luchando para defender a su líder Jeremy Corbyn. Además, el partido de May tenía una ventaja de 20 puntos en las urnas contra los Laboristas.
Pero mucho ha cambiado en seis semanas. Las últimas encuestas, prácticamente la fotografía final, muestran una brecha cerrada entre conservadores y laboristas de menos de 10 puntos. Aunque las probabilidades siguen siendo a favor de May, las «apuestas» políticas no descartan a Corbyn, que podría dar una sorpresa e incluso -dicen analistas- podría tener mejores probabilidades de convertirse en primer ministro que las que tuvo, por ejemplo, Donald Trump para ganar la elección presidencial en Estados Unidos o la votación por el Brexit dentro del reino.
Es de recordar que, en una elección general en Reino Unido, una persona votará por su representante local, con el candidato con el mayor número de votos ganadores para sentarse en la Cámara de los Comunes. El partido con más asientos formará gobierno, y el líder de ese partido se convertirá en el primer ministro del país. Si un partido gana más de la mitad de los 650 escaños de la cámara, tendrán un gobierno mayoritario que les permitirá legislar sin necesidad de apoyo de otros partidos. Si el partido con más asientos no logró ganar 326 o más, estarán en una posición minoritaria, y tendrán que buscar apoyo de otras partes para las leyes propuestas o formar un gobierno de coalición.
Si los conservadores ganan, la postura del Reino Unido en las negociaciones del Brexit es razonablemente clara. May ha prometido que va a salir de la UE en marzo de 2019, sin importar dónde están las negociaciones. Su mantra es “ningún acuerdo es mejor que un mal acuerdo”.
Sin embargo, cualquier otro resultado de la elección anticipada haría del Brexit una pregunta abierta. Aquí están las otras posibilidades:
Los conservadores ganan la mayoría, pero pierden asientos en la cámara: Esta es una situación que May quiere evitar. Los parlamentarios pro-europeos dentro de su propio partido podrían causar problemas cuando se entre de lleno en las negociaciones con la UE. Un Brexit “duro” seguiría siendo una posibilidad, pero con los inconvenientes propios de un grupo mermado.
Los conservadores ganan asientos, pero pierden la mayoría: En este escenario, los Laboristas podrían apostar a unir esfuerzos con el Partido Nacionalista Escocés y los demócratas liberales para formar una coalición. Si ninguna coalición puede formarse, May podría gobernar el país en un gobierno minoritario. Ninguno de los anteriores gobiernos en minoría, sin embargo, han sobrevivido al período completo.
Los Laboristas gana la mayoría de los asientos, pero no obtienen una mayoría: Al igual que anteriormente, si una coalición no es posible, Corbyn podría ejecutar un gobierno minoritario.
Los Laboristas gana la mayoría: Corbyn se convertiría en primer ministro, pero probablemente tendría que hacer concesiones sobre la postura de su partido sobre Brexit. Apostaría por un «suave» Brexit del mercado único y el mantenimiento de la migración, pero dejando el bloque, teniendo muy pocas probabilidades de que el divorcio se invierta.
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