Los burros están amenazados de extinción. La noble bestia que soportó sobre sus lomos las cargas del agro, el comercio y hasta la guerra se ve amenazada por el insaciable apetito de la rica China. Su desaparición no solo es un golpe para la biodiversidad sino un atentado directo al modo de subsistencia de millones de habitantes, los más pobres del tercer mundo.
La importancia de los burros ha sido significativa a lo largo de la historia y en la actualidad. Han desempeñado roles fundamentales en diversas sociedades y contextos. Han sido esenciales para el transporte de personas y mercancías en regiones escarpadas y semiáridas, donde su resistencia y capacidad de carga los convierten en aliados indispensables.
Los burros han sido utilizados en la agricultura, en el comercio a largas distancias y, en el caso de la historia romana, en la cría selectiva para producir mulas que desempeñaban un papel clave en el transporte de equipos y pertrechos militares. A pesar de que en algunos lugares han sido subestimados o asociados con términos de insulto, a lo largo del tiempo ha demostrado su importancia y nobleza. Son un valioso recurso para muchas comunidades.
Un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura del 2004 estimaba que en el mundo había más de 120 millones de equinos trabajadores, incluidos caballos, burros y mulas. Hoy se estima la población de burros en unos 53 millones, de los cuales 33 millones están en África. Se calcula que contribuyen al sustento de más de 600 millones de personas. Desempeñan un papel importante en la agricultura de subsistencia.
Comercio letal
El informe más reciente de The Donkey Sanctuary destaca una preocupante realidad. Cada año se sacrifican 5,9 millones de burros para satisfacer la demanda de ejiao, un elemento de la medicina tradicional china que se elabora a partir de su piel. Es la estimación más conservadora de Donkey Sanctuary, podría aumentar hasta los 6,8 millones para el año 2027. «El comercio mundial de pieles de burro es oportunista, brutal e insostenible», afirman los voceros de la organización.
Los datos alarmantes se encuentran en el informe “Donkeys in Global Trade”. La falta de regulación del comercio equino impide la obtención de cifras exactas. No obstante, se estima que la producción de ejiao aumentó un 160% entre 2016 y 2021. La demanda china de ejiao, que se sitúa entre 4 y 6 millones de pieles de burro al año, representa el 10% de la población mundial de burros. Anteriormente, China se autoabastecía para la producción de ejiao. Pero la población de burros en China cayó drásticamente. No hubo una gestión sostenible y pasó de 11 millones en 1992 a 1,7 millones. A pesar de los esfuerzos de la industria del ejiao por criar burros de manera intensiva, no han logrado satisfacer la demanda ni la sostenibilidad. Cubre el creciente déficit abasteciéndose a través de un comercio global, a menudo ilegal.
En la última década, China dirigió su atención hacia África, hogar del 60% de la población mundial de burros. En el continente negro, millones de personas dependen de los burros para su sustento, transporte, operaciones agrícolas y de recursos esenciales como alimentos y agua. Además, en estas regiones a menudo existe un profundo vínculo entre humanos y animales.
Ejiao, el origen del mal
El ejiao es una sustancia tradicional de la medicina china que se obtiene de la gelatina de la piel de burro hervida. Las pieles se hierven para extraer la gelatina, que luego se convierte en polvo, pastillas o líquido para añadirla a los alimentos. El precio actual del ejiao es de aproximadamente 370 dólares el kilogramo. El mercado de ejiao en China aumentó de 3.200 millones de dólares en 2013 a unos 7.800 millones de dólares en 2020.
Como ingrediente de la medicina tradicional china se ha utilizado durante siglos para tratar afecciones, como la anemia, la debilidad, la menstruación irregular y la salud de la piel. Se cree que el ejiao tiene propiedades nutritivas y fortalecedoras. Asimismo, mejora la actividad sexual, el rendimiento laboral, preserva la juventud, ayuda a dormir y aumenta la fertilidad, entre cientos usos más.
Aunque es una medicina tradicional reconocida por las autoridades sanitarias chinas, sus beneficios reales son objeto de debate entre los profesionales médicos e investigadores. No obstante, el comercio de alimentos a base de ejiao han florecido. Los pastelitos de ejiao, nueces, sésamo y azúcar se han convertido en un aperitivo popular en toda China. Una marca conocida de té ha atraído a los consumidores jóvenes con té y leche con ejiao.
Vanidad China destruye vida africana
En años recientes, el ejiao, que era considerado un producto de lujo, ha ganado popularidad entre las clases media y alta de China. Tiene miles de años, pero el programa de televisión “Emperatrices en el Palacio”, una historia ficticia, aumentó la popularidad. Las mujeres de la historia consumían ejiao todos los días para mantenerse bellas y saludables, para su piel, su fertilidad y su actividad sexual. Se convirtió en un producto de la élite femenina. Irónicamente, la fabricación y consumo de ejiao destruye ahora la vida de muchas mujeres africanas. Su medio de supervivencia en alimenta la demanda de productos de lujo de la clase media china.
Paradójicamente, China es el principal socio comercial de muchos países africanos. Pero en los últimos años, cada vez con más frecuencia se escuchan críticas a sus empresas por agotar los recursos naturales del continente. Desde los minerales hasta la pesca, ahora las pieles de burro.
Fuertes y débiles
Los burros, cuyo nombre científico es Equus africanus asinus, son originarios del continente africano. Desde hace 7.000 años son una parte integral de las labores agrícolas y otras actividades esenciales. Todavía siguen siendo vitales para las economías en muchas partes de África, Sudamérica y Asia.
Son conocidos por su fortaleza y resistencia, y pese a la mala fama, son sumamente inteligentes y sensibles. Tienen una gran capacidad de carga y de adaptabilidad a diferentes climas y entornos. Son de fácil manejo y cuidado. Sus grandes orejas le permiten detectar frecuencias de audio imperceptibles para los humanos, además de disipar su calor corporal. Su olfato les permite detectar olores a 10 kilómetros de distancia. En tanto que su aparato digestivo resiste más que el de los caballos al extraer de manera más eficiente el agua de los alimentos.
También tienen una buena memoria y son capaces de recordar personas y lugares. A diferencia de otros mamíferos cuadrúpedos, los burros tienen una tasa de reproducción muy lenta. Una hembra solo tiene crías cada dos años y los partos múltiples son raros. Los intentos de aumentar la cría de burros a niveles industriales, incluso en China, han tenido un éxito muy bajo.
Comercio perverso y cruel
El informe de la organización británica Donkey Sanctuary califica el comercio de las pieles de burros como cruel, caótico, encubierto y peligroso. Es trafico internacional, en gran medida no regulado ni rastreable. Implica el sacrificio antihigiénico de burros, cuyo estado de salud y origen son desconocidos. Crea un alto riesgo de enfermedades. Las yeguas preñadas, los potros jóvenes y los burros enfermos y heridos son sacrificados regularmente.
Se estima que alrededor del 20% muere durante el transporte. Después de largos viajes, muchos burros son mantenidos en corrales durante días sin acceso a comida, agua, refugio o atención veterinaria. Luego son sacrificados brutalmente, a la vista de otros burros y con técnicas que contravienen las normas acordadas internacionalmente. Experimentan habitualmente dolor y miedo extremos durante el sacrificio.
Los traficantes de vida silvestre utilizan el comercio mundial de pieles de burro para ocultar sus otras actividades ilícitas. Las plataformas de comercio electrónico de empresa a empresa facilitan el tráfico de asnos. Donkey Sanctuary encontró 382 vendedores, registrados en 55 países para vender pieles de burro en 7 plataformas. Alrededor del 20 % de esos comerciantes también vendían un total de 30 individuos de vida silvestre de 11 especies, incluidos pangolines, guepardos, elefantes, tigres y rinocerontes, todos incluidos en la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres.
Redes cómplices del trafico ilícito de pieles de burro
Las redes sociales facilitan el comercio ilegal. Proporcionan a los comerciantes anonimato y canales de comunicación efectivos con los compradores. Los comerciantes operan en países donde la exportación de piel de burro es ilegal sin mayores consecuencias.
- Facebook: Alberga a comerciantes de piel de burro en Nigeria y otros países donde la exportación es ilegal y de Kenia (que no autoriza mataderos de burros desde principios de 2020).
- YouTube: Se encontraron cuentas de varios comerciantes de piel de burro en Senegal (donde la exportación de pieles de burro está prohibida) y de Italia que anuncia abiertamente pieles de burro de Ghana (donde la matanza de burros por sus pieles está prohibida).
- X (antes Twitter): Hay cuentas de Comerciantes de Nigeria. También hay de una empresa en Abu Dhabi, de Rumanía y de Tailandia que anuncian ventas pieles de burro (también ofrecen especies cuyo tráfico está prohibido).
- Instagram: Tiene cuentas de comerciantes de Kenia y Nigeria (que tienen prohibiciones de sacrificio/exportaciones vigentes) y de Camerún (que no tiene instalaciones autorizadas por China para este fin).
Ebay y Amazon prohibieron los anuncios de ventas de pieles de burro en sus plataformas.
Sin bioseguridad
De acuerdo con el informe de The Donkey Sanctuary el procesamiento de las pieles de burro a través del secado y la salazón, que es el principal método antes de su envío a China, permite la supervivencia de patógenos. Por ejemplo, las bacterias del muermo y las esporas de ántrax, un grave riesgo en los envíos de pieles y pueden causar enfermedades en los équidos o en los seres humanos. Además, ciertos insectos que son vectores de enfermedades podrían sobrevivir dentro de los envíos de pieles y tener el potencial de establecer la infección en équidos o humanos.
El Instituto Internacional de Investigación Pecuaria analizó en mayo de 2020 un total de 109 pieles de burro destinadas a China, probablemente a través de Hong Kong, que se originaron en el matadero Star Brilliant en Kenia. Se determinó la presencia de agentes causantes de enfermedades infecciosas en las muestras de esas pieles: el virus de la peste equina africana; Staphylococcus aureus resistente a la meticilina con tres aislamientos capaces de producir la toxina Panton Valentine Leucocidina, ambas de importancia para la salud humana.
Peligro doble
El riesgo de bioseguridad asociado con el comercio de piel de burro se ve exacerbado por sus fuertes vínculos con el tráfico de vida silvestre, que puede tener consecuencias devastadoras en términos de brotes de enfermedades humanas. Así como amenazas para el ganado, el comercio internacional, los medios de vida rurales, las poblaciones de vida silvestre nativa y la salud de los ecosistemas. El potencial catastrófico de los brotes de enfermedades fue ampliamente demostrado por la pandemia de COVID-19. Cualquier país en el que exista el comercio de piel de burro, legal o ilegal, está expuesto a un nivel de riesgo que solo puede mitigarse deteniendo el comercio.
Cruciales en África y el resto del tercer mundo
Los équidos de trabajo, los burros, tienen un papel crucial en muchas comunidades. Para algunas familias, poseer un burro puede ser la única forma viable de escapar de la pobreza extrema. A nivel mundial, la propiedad de ganado ofrece una vía para salir de la pobreza a 1.000 millones de personas, especialmente en países de ingresos bajos y medianos. Alrededor de 600 millones de personas obtienen ingresos de la explotación de équidos.
Los beneficios de ser dueño de un burro son enormes, tanto a corto como a largo plazo. Para algunas personas, la propiedad de burros es lo que se interpone entre ellos y la pobreza extrema. Las mujeres que no tienen burros pueden verse obligadas a dejar a los niños pequeños al cuidado de otros mientras hacen el viaje para recoger agua o leña. Tener un burro permite a la madre llevar a su hijo mientras el burro lleva la carga.
La pérdida de un burro de trabajo puede tener un impacto devastador en una familia. Sin él, suelen ser las mujeres o los niños los que se ven obligados a llevar la carga. En algunos casos, las niñas deben dejar la escuela para hacer el trabajo de los burros.
Extracción neta de recursos
Los burros permiten a los agricultores llegar a los mercados, a través de terrenos difíciles, tanto para comprar como para vender productos y acceder a una fuente de alimentos confiable. Son el único medio de transporte en algunas de las comunidades rurales y más remotas del mundo. Al liberar el tiempo de las mujeres, permiten a algunas encontrar un empleo remunerado y ser económicamente activas. A su vez, contribuye a una mayor igualdad de género.
La organización benéfica Brooke ha calculado que el valor económico neto de un burro trabajador es de unos 35.000 euros durante sus 20 años de vida media. Una piel se puede vender por alrededor de 115 euros. Esta enorme diferencia de dinero significa que cada año se extraen millones de euros de las economías rurales.
El robo de burros deja a sus dueños sin una herramienta imprescindible para ganarse la vida y, segundo, como la escasez ha generado un aumento de precios, no se pueden sustituir. En el caso de Kenia, un ejemplar pasó a costar de 90 euros en 2016 a a 180 en 2019.
África toma medidas contra las exportaciones de pieles
Ante la voraz demanda china, la población de burros ha disminuido drásticamente. Por ejemplo, la población de burros de Kenia se redujo a la mitad entre 2009 y 2019, y un tercio de los burros de Botsuana ha desaparecido en los últimos años. Al prohibir el sacrificio de burros por su piel, los líderes africanos tomaron una decisión histórica para proteger los 33 millones de burros del continente.
La Unión Africana, que engloba a los 55 Estados del continente, prohíbe las exportaciones de piel de burro y reconoce la importancia vital de los burros en toda África. Ayudará a proteger a los burros y a las comunidades que dependen de ellos. Algunos países africanos, como Etiopía, Costa de Marfil y Tanzania instrumentaron prohibiciones nacionales a las exportaciones de su piel.
Este comercio que rinde pingües beneficios está socavando las relaciones entre China y los países africanos. Considerados por Pekín aliados estratégicos y claves en el proyecto bandera de Xi Jinping: la Ruta de la Seda. The Donkey Sanctuary detectó que incluso en los países donde el comercio de pieles de burro es legal, se ha utilizado para contrabandear artículos protegidos. Como marfil de elefante, cuernos de rinoceronte o escamas de pangolín.
En peligro de extinción
Antes de que se desatara la demanda de pieles de burro la comunidad científica mostraba signos de preocupación por el futuro de los burros. En Europa, por ejemplo, con la llegada de nuevas tecnologías para el trabajo del campo la especie se encuentra en una situación de olvido. En España se estima que había más de un millón de burros al finalizar la Guerra Civil. Actualmente no hay más de unos 30.000, según El Refugio del Burrito, una ONG dedicada a su protección y recuperación. Actualmente, existen seis razas autóctonas: la andaluza, la vizcaína de las Encartaciones, la catalana, la balear, la zamorano-leonesa y la majorera de Fuerteventura. Todas están en peligro.
En México un estudio presentado por la Agencia Investigación y Desarrollo arrojó que mientras en 1991 la población de burros era de 1,5 millones, en 2024 solo quedan 300.000 ejemplares. En Brasil las poblaciones de burros se han reducido un 28 % desde 2007. También en Colombia. En ambos países sudamericanos se encontraron evidencias de comercio de pieles de burros. Como en África, en Latinoamérica los burros son un recurso de gran valor entre productores agrícolas y comunidades desfavorecidas, incluso en zonas urbanas.
Voces amigas del noble burro
Entre la modernización de las labores agrícolas, la explotación que sufren, el desinterés en su conservación y ahora la demanda del cuero, los burros están cerca de entrar en la lista de animales en peligro de extinción. Organizaciones como The Donkey Sanctuary se dedican a dar la voz de alarma y a estimular el surgimiento de otros santuarios. Existen instituciones como “El Refugio del Burrito” en España y “Burrolandia” en México, cuyo objetivo es rescatar y cuidar a los burros domésticos.
Los burros, más allá de su valor histórico, cultural y sentimental, poseen un interés práctico que se puede extrapolar a toda la biodiversidad. Como especie autóctona tiene características genéticas únicas que les han permitido adaptarse a su entorno, superar enfermedades o emergencias medioambientales. Sin embargo, en los últimos años, han sido capturados, transportados y confinados en granjas de espera sin observar la bioseguridad, casi siempre con una trazabilidad inexistente, y sacrificados para la exportación de su piel.
Salvar a las nobles bestias de los comerciantes de pieles
La campaña “Stop the Slaughter – End the Donkey Skin Trade” del The Donkey Sanctuary es la mayor iniciativa de protección de los burros emprendida en 50 años. El objetivo es poner fin a la matanza y la exportación de productos de burro y el comercio de sus pieles en 56 países. Simon Popes de The Donkey Sanctuary cree que los comerciantes redoblarán sus esfuerzos para abastecerse. Irán a países a los que no se han dirigido antes o a comunidades más remotas que son aún más dependientes de los burros —como Sudán, Chad, Pakistán— para robarlos. “Existe un comercio porque existe una demanda del producto final: China”.
La organización además de apoyar a las comunidades atacadas, continúa reuniendo evidencias de los impactos del comercio. Además, tiene una alternativa salvadora. Las posibilidades futuras de poder tener colágeno cultivado en laboratorio. A través del llamado proceso de agricultura celular. “Significaría que los burros no tendrían que ser sacrificados para ejiao. Estamos trabajando activamente para defender esta alternativa».