Por Cambio16
08/04/2017
Cuba se enfrenta a una de las sequías más agudas del último siglo, que este año azota con más fuerza a las regiones centrales de la isla, como Ciego de Ávila, Sancti Spiritus o Camagüey, donde el estado crítico de los acuíferos no solo afecta a la población, sino también a la agricultura, que ha tenido que transformarse hacia producciones de secano.
“En el caso de los tubérculos, sembramos yuca en vez de malanga; y en los cítricos, se opta por el mango o la guayaba, que necesitan menos agua que la piña, que era la fruta más frecuente en la provincia”, explicó a la agencia EFE Orisbel Ruiz, subdirector de Recursos Hidráulicos de Ciego de Ávila, una de las principales provincias agrícolas de la isla y una de las más afectadas por la intensa sequía que ha obligado a varios de sus pobladores a permutar sus viviendas para mudarse a otros lugares donde puedan tener acceso al vital líquido.
Estos afectados cuentan a la agencia que las turbinas para poder impulsar el agua de la calle hacia sus viviendas en la zona rural tienen un costo de aproximadamente 1.600 pesos (60 euros) pero la mayoría vive de sus pensiones de aproximadamente 200 pesos (6 euros).
Otros grandes afectados son los ganaderos de la zona que se han quedado sin reservas de pastos y forrajes para los animales, que ahora comen caña de azúcar molida, extraída de los desechos de la zafra, lo que además de suponer más gasto, no es la alimentación más adecuada. Esto además afecta la producción láctea, mermando la cantidad de leche que dan las vacas.
Según cifras oficiales de las autoridades cubanas, los embates de la sequía se sienten en toda la isla, donde de los 169 municipios del país, 141 sufren escasez de agua, una situación que afecta a 58.700 cubanos de manera total y a 94.000 parcialmente. Para paliar el problema, además del riego eficiente, la instalación de bombas hidráulicas y la restauración de tuberías para evitar fugas, las autoridades del país quieren perforar 700 pozos para extraer aguas subterráneas.