Era 2011 cuando un joven Kim Jong-un comenzaba a liderar la República Popular Democrática de Corea, llamada comúnmente Corea del Norte. Hasta ahora, ningún líder mundial ha generado tantos titulares como él. Sus seguidores lo llamaban «el gran sucesor» de su padre, el fallecido expresidente Kim Jong-ill, mientras que la oposición predecía que en poco tiempo el país estaría sumido en una gran crisis.
Con 37 años, Kim Jong-un ha marcado el comienzo de una nueva era llamada «Kim Jong-unism» (en referencia al comunismo), ha eliminado a prácticamente todos sus rivales. Realizado cientos de ejecuciones y finalmente ha centrado su atención en los asuntos exteriores. Tras su incansable búsqueda de armas nucleares, Corea del Norte ahora se encuentra en una de las peores crisis económicas de su historia, lo cual genera ciertas dudas.
Para saber cómo es posible que Kim Jong-un aún se mantenga en el poder y con probabilidad de durar una década más primero hay que entender que hay ciertas de «actividades cibernéticas maliciosas» respaldadas por el estado de Corea del Norte. Según una reciente investigación de la Agencia de Seguridad de Infraestructura y Ciberseguridad de Estados Unidos, estas apuntan a bancos de todo el mundo, roban secretos de defensa, extorsionan dinero a través de softwares malignos, secuestran moneda extraída digitalmente y lavan ganancias ilícitas a través de intercambios de criptomonedas.
Los delitos cibernéticos: un salvavidas a la economía norcoreana
Gracias a los delitos cibernéticos, el régimen de Kim Jong-un ha recaudado 2.300 millones de dólares. Y no se detiene pues pretende recaudar aún más, según los investigadores. Desde hace años la economía de Corea del Norte se ha visto obstaculizada por las sanciones. Y su líder no tiene mucho interés en negociar su levantamiento pues mantiene toda su atención en el programa de armas nucleares.
Para evadir las sanciones impuestas por Estados Unidos, la ONU y la Unión Europea, Corea del Norte tiene dos alternativas. La primera es la transferencia de mercancías como el carbón de barco a barco. Usando este medio, un barco norcoreano cambia su cargamento a otro barco, o al revés, y ambos barcos normalmente tratan de ocultar su identidad.
La segunda es el ciberdelito. Las recientes investigaciones han documentado miles de intentos para robar 2 mil millones de dólares del sistema de transacciones financieras Swift (Sociedad para las Telecomunicaciones Financieras Interbancarias Mundiales). Además, según un panel del Consejo de Seguridad de la ONU encargado de investigar la evasión de sanciones por parte del Gobierno, Corea del Norte también ha accedido ilegalmente a tecnología militar que probablemente usen para obtener ganancias financieras.
Corea del Norte elige el ciberdelito para evadir las sanciones
El régimen de Kim ha implementado un malware llamado AppleJeus. Este se hace pasar por una plataforma de comercio de criptomonedas para robar fondos de las personas que intentan usarlo. Desde 2018, se han utilizado varias versiones del malware para apuntar a más de 30 países. En un solo año, AppleJeus ha robado activos virtuales valorados en 316,4 millones de dólares, según las investigaciones de la ONU y EE UU.
En un momento, los hackers contratados por el régimen intentaron piratear a Pfizer Inc. para obtener datos de las vacunas COVID. Además, Corea del Sur dijo que dan fe de varios intentos de piratería dirigidos contra ella por su vecino. Los cuales aumentaron alrededor de un 9% en la primera mitad de 2021.
El dinero que ha conseguido el régimen norcoreano gracias a los delitos cibernéticos representa un 8% de la economía del país para 2020, según el Banco de Corea en Seúl. Desde que Kim Jong-un llegó al poder se ha visto reducida a niveles no vistos desde hace dos décadas. Especialmente por la pandemia de la COVID-19 y las medidas que se han tomado en los últimos dos años con respecto a la crisis sanitaria.
Con los delitos cibernéticos financian su programa de armas nucleares
En un informe clasificado de 2021, la Oficina del Director de Inteligencia Nacional de los EE UU dijo que Corea del Norte usa el dinero obtenido a través de los delitos cibernéticos para «financiar las prioridades del gobierno, como su programa nuclear y de misiles». Advirtieron que probablemente tienen la experiencia para causar «interrupciones temporales y limitadas» de algunas redes de infraestructura y negocios críticas en los EE UU.
Ji Seong-ho, quien desertó de Corea del Norte a Corea del Sur, donde ahora es miembro de la asamblea nacional, dice que la capacidad cibernética en Corea del Norte está destinada a avanzar más. Por tanto, es probable que el dinero que gane con la piratería aumente drásticamente en la próxima década.
Y es que desde que Kim Jong-un llegó al poder ha puesto bastante empeño en intensificar las capacidades de guerra cibernética. Desde entonces, las operaciones del Buró General de Reconocimiento de Corea del Norte han crecido significativamente. Según las investigaciones de la ONU y EE UU, hay aproximadamente 6.000 miembros en su unidad de orientación de guerra cibernética. Cuando en 2010 habían solo 1.000.
También cuentan con casi 2000 piratas informáticos. Su objetivo es llevar a cabo delitos cibernéticos financieros «concentrándose en la evaluación a largo plazo y explotando las vulnerabilidades de la red enemiga».
Estados Unidos busca a los ciberdelincuentes pero no tiene éxito
A pesar de que las autoridades estadounidenses mantienen su búsqueda para capturar a los piratas informáticos, estos se encuentran aislados en el país y custodiados por el régimen, quien los recompensa por sus delitos cibernéticos en el extranjero.
Por ahora, desde EE UU aseguran que no hay mucho que hacer para castigarlos, además de asegurar que es casi imposible contraatacar ya que Corea del Norte tiene pocos dispositivos conectados y su red de datos de telefonía celular está mayormente aislada del resto del mundo.
«Es como un juego de golpear un topo», y tomar medidas enérgicas conducirá al desplazamiento en lugar de hacer que el régimen detenga o se concentre en la actividad económica legítima”, dice Jenny Jun, miembro no residente de la Cyber Statecraft Initiative del Atlantic Council.