Por Andrés Tovar
17/03/2017
El presidente de EEUU, Donald Trump no ha convencido a México a pagar por la pared que quiere construir entre los dos países, fracaso que le ha llevado a pedirle a los contribuyentes estadounidenses frontalmente la financiación del mismo (o al menos una parte de su construcción) en su proyecto de presupuesto.
En el documento que envió este jueves al Congreso, que está solicitando más de mil millones de dólares para varios aspectos relacionados con la construcción del muro y el reforzamiento de su política contra la inmigración ilegal: unos 2 mil 600 millones de dólares para la “planificación, diseño y construcción” del controvertido muro, otros 314 millones de dólares para contratación y entrenamiento de 500 agentes fronterizos y mil agentes migratorios y unos mil 500 millones de dólares con relación al presupuesto de 2017 para ampliar la capacidad de “detención, transporte y remoción de inmigrantes ilegales».
La decisión sobre qué compañías van a construir el muro todavía está muy lejos. Hasta ahora, el gobierno estadounidense sólo ha puesto a cabo una licitación sólo para prototipos para una estructura «de hormigón, nominalmente 30 pies de altura, que cumpla con requisitos estéticos, que sea de anti-escalada, y resistente a manipulaciones o daños«.
Lo interesante es que los mexicanos y mexicoamericanos estarán compitiendo por un pedazo de ese negocio. Esta semana, la gigante compañía cementera de México, Cemex, había dicho que «con mucho gusto» proporcionaría cotizaciones de la montaña de sacos de cemento que el proyecto requeriría. No obstante, tras las críticas de sus connacionales, no presentó ninguna oferta. Sin embargo, de las cerca de 700 empresas que ya han expresado su interés en la licitación para construir los prototipos, alrededor del 10% son de propiedad hispana, según los datos del sistema de adquisiciones del gobierno .
Los hispanos también constituyen casi el 30% de la fuerza laboral de la construcción de los EEUU, según la Bureau of Labor Statistics. Cerca de la frontera (donde la mayoría de los hispanos en Estados Unidos son de origen mexicano), la mayoría de los trabajadores hispanos están fundamentalmente empleados en el sector de la construcción, la agricultura y los trabajos de extracción, según datos compilados por el Centro de Investigación Pew.
Muchos de estos trabajadores, por otra parte, es probable que estén ilegales en EEUU – 13% de los trabajadores de la construcción son inmigrantes indocumentados, según Pew-.
Sería una de las mayores ironías de la presidencia de Trump si su proyecto bandera fuera construido por la misma gente que él quiere dejar fuera.
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