Este 2020 ha sido cualquier cosa, menos un año normal. La pandemia y todo lo que le acompaña ha tenido un fuerte impacto en términos de salud, vidas y contracción económica. Ha marcado de manera profunda la vida de los seres humanos. Adicionalmente, ha sido un período de gran conflictividad social y política. ¿Alguien se habría imaginado que este año traería tantos inconvenientes? Sí. Un científico de origen ruso, Peter Turchin, lo predijo en 2010 con base en un modelo matemático. Nadie lo tomó en serio… hasta ahora.
Peter Turchin, de 63 años de edad, es el fundador de un nuevo campo transdisciplinario, la cliodinámica. Una disciplina que mezcla la historia con las matemáticas para determinar cómo evolucionan las sociedades. Mediante complejos análisis estadísticos de datos previos a las caídas de grandes imperios, puede predecir el próximo colapso de una civilización.
En su libro War and Peace and War (2006) dice que puede predecir el ascenso y la caída de imperios con base en 10.000 años de historia de la civilización. En concreto, cree haber encontrado «leyes de hierro» que dictan el destino de las sociedades.
Peter Valentinovich Turchin nació en 1957 en la ciudad de Óbninsk, en la parte más occidental de la estepa rusa. Su padre era el prestigioso físico e informático Valentin Turchin, uno de los principales pioneros en el campo de la inteligencia artificial. Se matriculó en la facultad de Biología de la Universidad Estatal de Moscú, pero cuando cursaba segundo año de la carrera toda su familia se exilió en Nueva Jersey.
Una historia de predicciones
Peter Turchin, que enseña evolución cultural en la Universidad de Connecticut, ha estado advirtiendo por una década que algunas tendencias sociales y políticas presagian una «era de discordia», disturbios civiles y una carnicería peor de lo que la mayoría de los estadounidenses han experimentado desde la llegada de los peregrinos a América en el siglo XVII.
En 2010, después de analizar ciclos históricos de inestabilidad, hizo una predicción que publicó en la revista Nature. Pronosticó que Estados Unidos sufriría un período de gran agitación social que comenzaría alrededor de 2020. Pocos lo tomaron en serio.
«No tenían ninguna razón para creer que no estaba loco. Eran escépticos porque no entendían que yo hacía predicciones científicas, no profecías astrológicas ni adivinanzas», dice Turchin.
Luego llegó 2020 y la pandemia, que hasta ahora ha matado a más de 250.000 personas solo en Estados Unidos y en total 1.349.226 en todo el mundo. A finales de mayo estalló un gran malestar nacional como derivación de la muerte de George Floyd, un hombre negro de 46 años de edad que suplicó por su vida mientras un oficial de policía blanco de Minneapolis se arrodilló sobre su cuello casi 9 minutos. Docenas de ciudades fueron puestas bajo toque de queda mientras marchas de protesta contra la brutalidad policial y el racismo bloqueaban carreteras, puentes y calles. Circulaban videos contra la vigilancia policial. Algunas protestas terminaron en violencia, con coches de policía incendiados y tiendas saqueadas. La Guardia Nacional fue desplegada en varios estados.
Turchin está horrorizado de tener razón. «Como científico, me siento reivindicado, pero soy estadounidense y tengo que vivir estos tiempos difíciles y complejos», declaró.
Un modelo matemático
Turchin dice que Estados Unidos ha experimentado períodos de agitación cada 50 años entre 1870 –durante las intensas tensiones de la Era de la Reconstrucción– y 1970, a raíz del asesinato de Martin Luther King Jr., cuando las mujeres y muchos grupos minoritarios luchaban por igualdad en medio de protestas contra la guerra de Vietnam en curso.
Turchin analizó datos de manifestaciones pacíficas y violentas contra el gobierno que involucraron al menos a 100 personas entre 1780 y 2010. Utilizando un modelo informático, también tuvo en cuenta los patrones económicos, incluida la disminución de los salarios, la desigualdad de la riqueza, la explosión de la deuda nacional y otras presiones sociales que afectar la estabilidad nacional —desde el mismo período de tiempo.
«El modelo mostró que la agitación social y económica en ese país llegaría a un punto de ebullición alrededor de 2020«, escribió Turchin en su artículo de 2010.
Lo que que está en el camino
Después de pasar los últimos 20 años estudiando las crisis en Estados Unidos y los defectos estructurales que ayudaron a causarlas, Turchin dice que muchas señales mostraban que Estados Unidos venía en una espiral hacia la agitación. Además, podrían venir otras peores.
Turchin explica que las crisis sociales, que se desencadenan cuando las presiones reprimidas buscan una salida, generalmente pueden durar de 5 a 15 años. Si las raíces subyacentes de los disturbios no se abordan adecuadamente, los eventos turbulentos se desencadenan otra vez con relativa facilidad.
En Sudáfrica, por ejemplo, que es uno de los países más desiguales del mundo, según el Banco Mundial, las intensas protestas y la ira por la desigualdad racial y de la riqueza todavía afectan al país, 26 años después de que terminó el apartheid. Los residentes queman neumáticos en protestas casi diarias.
Desde la muerte de Floyd el 25 de mayo, las conversaciones sobre el racismo sistémico y la brutalidad policial contra hombres y mujeres negros se extendieron a todo país. Los funcionarios locales en algunas ciudades, incluidas Nueva York y Minneapolis, anunciaron planes para retirar fondos o desmantelar sus departamentos de policía, mientras que los legisladores federales presionan para reformar la policía de otras maneras, incluida la creación de un registro nacional de mala conducta.
Poco optimismo respecto a Estados Unidos
En el futuro cercano, los problemas fundamentales son una tríada oscura de enfermedades sociales:
- Una clase élite en expansión, con muy pocos trabajos de élite para todos
- disminución del nivel de vida de la población en general;
- y un gobierno que no puede cubrir sus posiciones financieras.
Peter Turchin, explica que los trabajos de élite no se multiplican tan rápido como lo hacen las élites. «Tenemos una situación ahora en la que hay muchas más élites luchando por el mismo puesto, y una parte de ellas se convertirá en contra-élites», dice.
Donald Trump, por ejemplo, puede parecer de élite (padre rico, un imperio inmobiliario), pero el trumpismo es un movimiento de contra-élite. Su gobierno está repleto de personas con credenciales que fueron excluidas de administraciones anteriores. A veces por buenas razones y otras porque simplemente no había vacantes.
Además de eso, Turchin dice que la pandemia de COVID-19 ha empeorado aún más el bienestar de grandes franjas de la población estadounidense. Esta situación es uno de los principales impulsores de la inestabilidad. Podría hacer menos probable que el público confíe en las instituciones gubernamentales.
Como millones de estadounidenses siguen sin trabajo, Turchin dice que habrá otros factores desencadenantes. Le preocupa que las tensiones «puedan escalar hasta una guerra civil».
No todo está perdido
«Estados Unidos se está acercando mucho al punto en que una guerra civil o una revolución se vuelven probables. Sin embargo, estas «situaciones revolucionarias» no siempre terminan en una revolución real, asegura.
El análisis histórico indica que, en algunos casos, líderes sabios y segmentos prosociales de las élites, respaldados por movimientos sociales de base amplia, logran aplicar el conjunto correcto de reformas para llevar las cosas a aguas estables.
Un ejemplo familiar de la historia de Estados Unidos es el New Deal del presidente Franklin Roosevelt. Otro es la serie de reformas políticas adoptadas en Gran Bretaña bajo la presión del movimiento reformista cartista, que le permitió escapar desde 1838 hasta 1858 de las revoluciones que asolaron la Europa continental.
Los modelos de Peter Turchin, que rastrean estos factores en otras sociedades a lo largo de la historia, son demasiado complicados para explicarlos en una publicación no técnica. Pero han logrado impresionar a los escritores por sus publicaciones no técnicas. Por ahora, dice: «Las cosas no están tan mal como podrían ser». Es optimista.
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