Por Cambio16
20/04/2017
Hay muchos buenos usos que el gobierno de Venezuela podría darle a $ 500.000. La importación de alimentos para sus ciudadanos o la reposición de suministros médicos en sus hospitales pueden ser unas loables opciones. En cambio, Venezuela optó por donar esa cantidad a los organizadores de las celebraciones de inauguración del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de acuerdo con un nuevo informe de la Comisión Federal de Elecciones de Estados Unidos.
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, no firmó personalmente el cheque. El dinero fue dado por Citgo Petroleum, filial estadounidense de la petrolera estatal de Venezuela, Petróleos de Venezuela (PDVSA). Sin embargo, para todos los efectos, PDVSA es un brazo del gobierno.
Citgo, que posee varias refinerías de petróleo y oleoductos en EEUU, fue originalmente una empresa estadounidense. Incluso, después de PDVSA compró en la década de 1980, la empresa se mantuvo en gran medida independiente y conservó su identidad estadounidense.
Pero desde que Hugo Chávez asumió la presidencia en 1999, el gobierno venezolano usó a Citgo como brazo de objetivos políticos en EEUU y otros lados del mundo. Bajo Chávez, la empresa con sede en Houston se convirtió esencialmente en una fuente de ingresos para financiar los programas sociales de su revolución bolivariana.
Citgo también proporcionó una plataforma populista de eclipsar al presidente George W. Bush, que para quienes siguen la política latinoamericana recordarán cómo Hugo Chávez lo llamaba «demonio, burro, y Mr. Danger«. En 2005, cuando Bush se esforzó por responder a la devastación del huracán Katrina, Chávez le suministró calefacción a los afectados y comunidades pobres de New Orleans, Nueva York y otras ciudades con petróleo de Citgo, programa que se extendió hasta hace poco.
Ahora sí Citgo se ha politizado. En diciembre, antes de que Trump asumiera el cargo, el gobierno de Venezuela comprometió aproximadamente la mitad de las acciones de la empresa como garantía para un préstamo de la petrolera rusa Rosneft. Eso tiene a algunos políticos estadounidenses preocupados por lo que sucede en caso de la insolvencia de Pdvsa, dado los jirones actuales en las finanzas nacionales de Venezuela.
“Esto podría dejar a Rosneft, una empresa rusa controlada por empresarios con estrechos vínculos con Vladimir Putin, con el control de una infraestructura medular en los Estados Unidos”, se lee en una carta del 4 de abril remitida por el secretario del Tesoro estadounidense Steven Mnuchin a varios senadores estadounidenses.
Con ese tipo de preocupaciones, tal vez Venezuela piensa que medio millón de dólares es un pequeño precio a pagar por tratar de tener un «aliado» en la Casa Blanca.
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