El Banco Central Europeo ha manifestado interés por la crisis climática y ha definido políticas internas para ponerse a tono con esa batalla, pero han sido insuficientes. Un informe del propio BCE demuestra que el 90% de los grandes bancos de la eurozona no están logrando descarbonizar sus carteras conforme con el Acuerdo de París.
El análisis se realizó a 95 grandes bancos que cubren el 75% de los préstamos de la zona del euro. Revela que actualmente las carteras de crédito de esas instituciones están “sustancialmente desalineadas con los Objetivos del Desarrollo Sostenibles».
El BCE precisó que los principales bancos seguían otorgando créditos de manera desproporcionada a sectores intensivos en carbono que se están quedando atrás en sus reducciones de emisiones. Exponiéndolos a mayores riesgos de incumplimiento por parte de empresas que se volverán poco competitivas en un futuro con bajas emisiones de carbono.
“Para ser claros. No nos corresponde a nosotros, los supervisores, decirle a los bancos a quién deben o no prestarle”, afirmó Frank Elderson, miembro del Comité Ejecutivo del BCE, en una publicación. «Sin embargo, seguiremos insistiendo en que los bancos gestionen activamente los riesgos a medida que la economía se descarbonice».
El informe del BCE cubre 95 bancos que representan tres cuartas partes de los préstamos en la eurozona. Se centra en seis sectores clave responsables de más del 70% de las emisiones globales de CO2: energía, automoción, petróleo y gas, acero, carbón y cemento.
A finales de 2021, el BCE advertía otro aspecto importante: cómo el cambio climático bajará la rentabilidad y elevará el incumplimiento de pagos en la eurozona.
Bancos de la eurozona y el Acuerdo de París
Frank Elderson, también vicepresidente del Consejo de Supervisión del BCE, comentó que es “asombroso” que el 90% de los bancos de la eurozona no están logrando descarbonizar sus carteras conforme al Acuerdo de París.
Además, el 70% de los bancos corren riesgo de futuras acciones legales. “Se han comprometido con el Acuerdo de París, pero su cartera de crédito no está alineada con él”, comentó.
El informe también señala que, en promedio, los préstamos a empresas que no están logrando descarbonizarse son el doble del tamaño de los préstamos a las empresas que van por buen camino.
El alcance de los riesgos de transición varía de un sector a otro. En la producción de energía, la mayoría de los préstamos se destinan a empresas que luchan por construir una infraestructura de energía renovable. Con el propósito de mantenerse al día con los objetivos sostenibles.
En la industria automovilística, se está concediendo una buena cantidad de crédito a las empresas para que inviertan en la producción de vehículos eléctricos. Pero “la producción de automóviles con motor de combustión interna muestra pocos signos de estar eliminada progresivamente”, sostiene el informe.
Y en el sector del petróleo y el gas, la producción puede estar disminuyendo dentro de la propia zona del euro. Pero los bancos continúan financiando la expansión de la producción fuera de la región.
Entretanto, la industria del acero ofrece un raro punto positivo, con una producción que “ya opera a un nivel de intensidad de carbono que no se espera que se alcance hasta 2033”.
El BCE espera que a fines de 2024 los bancos cumplan sus requisitos de divulgación climática. E incluyan detalles sobre su alineación con el camino esperado hacia la descarbonización.
El impacto directo del clima en las finanzas
Desde finales de 2022 la autoridad monetaria comenzó a aplicar requisitos de capital adicionales a las entidades bancarias que no logran gestionar eficazmente los riesgos climáticos y ambientales. Sin embargo, el BCE tiene mucho por recorrer en lo que respecta a alinearse con el Acuerdo de París y los bancos de la eurozona.
Un informe de Positive Money Europe y la Fundación Heinrich Böll instó al banco central a utilizar mejor las herramientas políticas a su disposición para abordar el cambio climático. Incluso desinvirtiendo activamente en bonos sucios.
En la cita anual del Foro Económico Mundial, en Davos, la presidenta del BCE, Christine Lagarde, cuestionó si los modelos económicos actuales están adecuadamente equipados para abordar la crisis climática.
«Si hubiéramos tenido más consultas con epidemiólogos. Si hubiéramos tenido (y ahora tenemos, gracias a Dios) científicos del cambio climático dentro para ayudarnos con lo que está por venir», dijo, «creo que estaríamos en una mejor posición para realmente comprender los acontecimientos, proyectar mejor y ser mejores economistas”.
El ex gobernador del Banco de Inglaterra y del Banco de Canadá, Mark Carney, estuvo entre varios participantes que se enfrentaron a la cuestión de si el mandato de los bancos centrales requiere una actualización.
«Creo que el papel principal de los bancos centrales con respecto al clima está vinculado a la resiliencia de las instituciones financieras individuales. Y del sistema en su conjunto», dijo Carney en un panel titulado ‘¿Qué sigue para la política monetaria?’,
La profesora de la Escuela de Negocios de Harvard, Laura Alfaro, señaló que “el clima afecta los precios. Muchos bancos centrales han incorporado esta variable. El banco central brasileño considera los efectos de El Niño, La Niña, en la agricultura. Pues está afectando el precio final».