Por Cambio16
02/01/2017
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La adopción de la robótica en el campo laboral, a pequeña o gran escala, podría suponer la próxima gran revolución industrial de la historia de la humanidad. La robótica conlleva a muchas interrogantes éticas, puesto que aceptar que una maquina puede sustituir por completo las tareas del ser humano es una idea aterradora para muchos, aunque también resulta fascinante.
La automatización contribuye al desarrollo de todas las tecnologías que la sociedad ha desarrollado hasta hoy. Mentes brillantes de esta época como Elon Musk aseguran que la raza humana tendrá que fusionarse, en algún punto, con las máquinas para poder coexistir, tal como en las películas de ciencia ficción. Ahora es Bill Gates, fundador de Microsoft, quien entra al debate con su opinión de que “si los robots pueden sustituir a los humanos en sus trabajos, también pueden pagar sus impuestos”.
Gates asegura que la adopción de robots como fuerza laboral en las compañías representa grandes consecuencias. Esto significaría que las empresas tendrían que pagar los mismos impuestos, a pesar de la creencia de que los robots disminuirían los costes, aumentando la producción y las ganancias.
Asimismo, propone la creación de legislaciones que preparen a las corporaciones para la llegada de la era de la automatización, en vista de la importancia de fijar impuestos e implementar la renta básica.
«En este momento, al trabajador humano se le gravan sus ingresos y así se obtiene lo que debe pagar al impuesto sobre la renta, al impuesto sobre la seguridad social o a otros impuestos. Si un robot viene a hacer la misma cosa, se podría pensar que deberíamos gravar el robot a un nivel similar» insistió Gates.
Ciudadanos robóticos
Recientemente, los miembros del Comité Parlamento Europeo para Asuntos Legales votaron esta semana a favor de una moción para garantizar estatus legal a los robots, a los que se les otorga la condición de “personas electrónicas”. La propuesta establece que “los robots autónomos más sofisticados podrían recibir el estatus de persona electrónica, con derechos y obligaciones específicos”, incluyendo la de subsanar los daños que causen.
Los androides quedarían definidos según distintas categorías, en función de su autonomía y capacidades, presuponiendo una mayor responsabilidad por sus actos a los robots más avanzados. Asimismo, se estipula que los robots deben contar con mecanismos externos de emergencia, como un botón, para poderlos desactivar en caso de necesidad y emergencia.
Sin embargo, estas propuestas también tienen sus detractores. Patrick Schwarzkopf, director general del departamento de robótica y la automatización de la compañía alemana VDMA (que representa a Siemens o a Kuka) explica a Reuters que la propuesta es excesivamente complicada y llega demasiado pronto. «La idea de crear un marco jurídico con personas electrónicas es algo que podría suceder en 50 años, pero no dentro de 10 años.
«Pensamos que sería muy burocrático y podría impedir el desarrollo de la robótica», expone, aunque sí reconocía que sería necesario pronto un marco legal para los coches autónomos.
Schwarzkopf carga contra el informe argumentando que no hay correlación demostrada entre el aumento de densidad de robots y el desempleo, señalando que el número de empleados en la industria automovilística alemana se incrementó un 13% entre 2010 y 2015, mientras que los robots industriales aumentaron un 17% en eses periodo.
Al día de hoy, la industria robótica alemana ha crecido un 7% hasta los 12.2 millones de euros durante el último años, y ha provocado que compañías extranjeras por se interesen en comprar tecnología europea -el caso de la china Midea por Kuka-; o que marcas europeas renueven procesos de fabricación en el continente en lugar de hacerlo en Asia.