Jaume Moya (EUDEMON Project), Joan Pons y Gabriel Bernárdez (INSTA – Serveis Jurídics Ambientals)
La transición energética debe abandonar el modelo actual, en manos de pocas empresas, sin involucración ciudadana y con impactos ambientales elevados, y adoptar el modelo distribuido, participado por la ciudadanía y que favorece las buenas prácticas de desarrollo local, gobernanza, mejora de la biodiversidad, protección del medioambiente y generación de empleo.
El cambio climático es uno de los mayores retos a los que se enfrenta la humanidad. La proliferación de eventos climáticos extremos (olas de calor, sequías, inundaciones, huracanes, incendios forestales) de progresiva intensidad no dejan lugar a dudas de la amenaza que se cierne sobre las vidas presentes y futuras del planeta. Ya nadie cuestiona que las actividades humanas, especialmente la liberación de gases contaminantes por la combustión de carbón, petróleo y gas, son la causa principal.
La reducción drástica de las emisiones de todos los gases de efecto invernadero y de CO2, en especial, es una emergencia frente a los peligros del calentamiento global y el temido incremento de los 2 °C con respecto a los niveles preindustriales. La comunidad internacional ha asumido una serie de compromisos en el camino de la descarbonización de la economía y la producción de energía renovable y limpia respecto a los cuales el Estado español no sólo está vinculado, sino que está llamado a ser una potencia internacional de referencia.
En 2021, España definió un objetivo de reducción de una de cada tres toneladas de gases de efecto invernadero antes del año 2030. Compromiso que muy pronto se verá incrementado con mayor ambición y que se proyecta, con la mirada puesta en el año 2050, en una reducción del 90%. En el campo de la producción energética, estos objetivos suponen un intenso desarrollo de la generación de renovables, a partir especialmente del crecimiento de las centrales eólicas y fotovoltaicas, hasta conseguir que el 81% de la electricidad en el año 2030 se genere a partir de energías limpias. Para lograr estas metas, será necesario acelerar la transformación del sector energético.
RETOS TÉCNICOS Y REGULATORIOS
Sin embargo, la integración a gran escala de la energía renovable enfrenta retos técnicos y regulatorios relacionados con la estabilidad de la red, la gestión de la demanda y la necesidad de inversiones en infraestructuras de transmisión, distribución y almacenamiento de energía.
Junto a ellos, y a pesar de mejoras significativas, la obtención de financiación para proyectos de energías renovables sigue siendo otro desafío, especialmente para tecnologías emergentes o proyectos en territorios menos desarrollados.
También la necesaria descentralización del sistema energético, unido a la electrificación de otros sectores (como el transporte y la construcción), son pieza clave para alcanzar una transición energética exitosa.
Esta estrategia de descarbonización debe desarrollarse conjuntamente desde todas las comunidades autónomas de acuerdo con el ámbito competencial y, al mismo tiempo, con respeto a la necesaria dimensión social de la cuestión, que exige un escrupuloso seguimiento de la equidad territorial, el reparto justo de beneficios y cargas y la licencia social.
El proyecto es liderado por REDS-SDSN Spain con el apoyo de la European Climate Foundation. Colaboran también el proyecto Eudemon que se enfoca a identificación, comprensión y resolución de conflictos socioecológicos, y del equipo especializado en derecho ambiental INSTA.
El equilibrio entre la urgencia climática, los compromisos internacionales y la capacidad de inversión, por un lado, y las exigencias propias de una democracia moderna, una biodiversidad también en peligro y una ciudadanía participativa, es la otra clave para que la transición energética se desarrolle de forma plena y justa.
Una transición energética que, además, deberá equilibrar la distribución de beneficios económicos y laborales generados por el emergente sector renovable. La creación de empleo en industrias como la fotovoltaica y la eólica hace necesarios programas de capacitación y una colaboración decidida entre el sector privado y la Administración para apoyar la reconversión laboral.
Aquí, la inclusión y diversidad son imprescindibles, garantizando un acceso igualitario a oportunidades. La educación, fomentando programas especializados y de concienciación, es esencial para involucrar activamente a personas y comunidades en el cambio de modelo energético.
En consecuencia, el proceso de transición energética debe abandonar progresivamente el modelo actual, en manos de pocas empresas, sin involucración de la ciudadanía y con impactos ambientales elevados, y adoptar el modelo distribuido, participado por la ciudadanía y donde se favorezcan las buenas prácticas de desarrollo local, gobernanza, mejora de la biodiversidad, protección del medioambiente y generación de empleo.
“Renovables con el Territorio: una visión compartida” promueve el diálogo multisectorial con actores y protagonistas de la transición energética, a la vez que fomenta la participación para abordar los principales temas y generar propuestas positivas, mecanismos y soluciones teniendo en cuenta aspectos sociales, económicos, medioambientales, de patrimonio arqueológico y de regulación.
Es manifiesto que, aunque los avances tecnológicos y la progresiva implantación de las energías renovables en nuestro país son evidentes, los obstáculos normativos para que esta transición sea justa y respetuosa son todavía muchos. Obstáculos que son aún más profundos en relación a otro de los actores fundamentales: las comunidades energéticas. Este nuevo agente, que se abre camino en toda la cadena energética –no sólo en la generación–, necesita de un marco reglamentario claro y ambicioso o corre el riesgo de quedar relegado a un segundo plano.
COCREACIÓN DE PROPUESTAS Y CONSENSO
Las respuestas a esta complejidad deben llegar desde todos los sectores implicados. Administraciones, empresas, sindicatos, entidades sociales y cívicas, plataformas ecologistas, organizaciones agrarias, las ONG y ciudadanía en general son agentes del cambio y, a la vez, sus receptores.
Las respuestas que lleguen desde el diálogo y la escucha activa, la participación en la cocreación de propuestas y la búsqueda del consenso, con rigor y generosidad, serán las más válidas y perennes para enfrentarse al reto.
El proyecto “Renovables con el Territorio: una visión compartida” de la Red Española para el Desarrollo Sostenible (REDS-SDSN Spain) se ha desarrollado a partir de estos convencimientos y sus propuestas tendrán la voluntad –y la legitimidad- de ofrecer instrumentos para que todos lo que están involucrados en la transición urgente y justa contribuyan a hacerla realidad.