Por Rubén Serrano | Efe
05/07/2016
Frío, olores agridulces y juegos de perspectiva son las sensaciones que experimentará el público en la muestra multisensorial Daydreaming with Stanley Kubrick, en la que 70 artistas de todo el mundo exhiben las obras que les inspiraron las películas del aclamado director de cine.
La galería de arte Somerset House de Londres ha presentado esta exposición, que abrirá sus puertas al público hasta el 24 de agosto, donde artistas, cineastas y músicos contemporáneos responden con música, perfumes, esculturas e instalaciones a lo que experimentaron tras ver cintas como 2001: una odisea del espacio y Lolita.
En un espacio dominado por el naranja intenso, sello característico de La naranja mecánica, los visitantes recorrerán esta exposición que se despliega como diversas habitaciones de hotel y que incluso cuenta con un pasillo que imita el inolvidable estampado hexagonal de la película El resplandor.
Entre un total de 45 piezas, el comisario de la muestra, el creador de la discográfica Mo’Wax, James Lavelle, explicó a Efe que su objetivo era hacer una revisión «multisensorial» de lo que ha supuesto Kubrick para el colectivo cultural actual.
Cinco años después de que la idea le viniera a la cabeza, pidió a compañeros de profesión que crearan expresamente material para esta exhibición, en la que él también ha participado.
Lavelle firma junto con el artista John Isaacs una instalación en la que dos osos gigantes de peluche se convierten en los personajes de Lolita y La naranja mecánica para escenificar la pérdida de la inocencia y el abuso de la violencia, mientras una fragancia agridulce de la diseñadora Azzi Glasser invade la sala.
El otro comisario, el escritor británico James Putnam, señaló a Efe que su objetivo era «hacer de la muestra una película» que permitiera conocer «la mente de Kubrick» y el porqué de sus «presentaciones tan cinemáticas, en las que combina sexo e historia», pero también guerra y crueldad humana.
Sorprendido mientras «revisaba los fallos» de su obra, el artista Toby Dye confesó a Efe que su deseo radica en que su pieza «conecte con el público a los treinta segundos».
El cineasta se basó en los largos zooms de Barry Lyndon para rodar cuatro escenas que se repiten en bucle y en las que participó el actor Aidan Gillen, famoso por su papel como Meñique en Juego de Tronos.
Para trasladar a la realidad la simetría y el simbolismo típico de Kubrick e inspirado en una escena de Dr. Strangelove (¿Teléfono rojo?, volamos hacia Moscú), el artista multimedia Doug Aitken ubicó una cabina telefónica con brillo incandescente en medio de una sala cubierta por espejos, en la que el aparato se multiplica de forma infinita.
El visitante verá como un desafío para su percepción visual la tecnología LED del canadiense Chris Levine, que proyecta un autorretrato de Kubrick de forma intermitente a través de una fina línea de luz.
El londinense Peter Kennard permite adentrarse en la faceta más política del cineasta, por medio de un conjunto de fotografías en las que yuxtapone a los personajes de Dr.Strangelove con los rostros de líderes mundiales, como Barack Obama, Vladimir Putin o David Cameron, y con armas nucleares.
En una sala con una baja temperatura, el público se verá las caras con una figura de cera de Kubrick de Paul Fryer, que presenta al cineasta congelado dentro de un congelador.
A su vez, también contemplarán una cámara de fotos que respira y a Basil, la serpiente del protagonista de La naranja mecánica, enroscada en un soporte triangular.
Una de las piezas clave es la instalación del estadounidense Joseph Kosuth en la «escalera de Nelson», conocida por su forma de caracol, donde se reproducen líneas del guion de El resplandor, como la famosa cita «dame el bate, Wendy»,
Los comisarios también remarcaron la aportación del cineasta británico Doug Foster, que se inspiró en uno de los momentos de 2001: una odisea en el espacio, para levantar una pantalla gigante que proyecta un túnel sin final.