El COP29 arranca con los peores auspicios. Que el país sede, Azerbaiyán fuera de nuevo un país petrolero ya había desatado las críticas. Los anuncios no han mejorado el panorama. El presidente, como en Dubai será un ejecutivo proveniente de la industria petrolera y el comité organizador lo integran solo hombres, algunos con un historial cuestionable.
Los anuncios que vienen de Azerbaiyán han generado controversia por la composición de su comité organizador para la COP29 de noviembre en Bakú. El presidente Ilham Aliyev designó un grupo de 28 hombres, incluidos altos ejecutivos y burócratas del monopolio estatal Socar y Azerenerji, así como ejecutivos vinculados a paraísos fiscales.
El comité deberá coordinar el plan de acción y logística de la cumbre. Su integración contrasta con la paridad de género en COP28. Además, reaviva las críticas de la anterior edición en Dubai. La inclusión de representantes de la industria de combustibles fósiles plantea dudas sobre el compromiso con la agenda climática.
Si bien Azerbaiyán acoge el evento, las polémicas designaciones generan escepticismo respecto a su capacidad de mediar las discusiones de forma neutral. Priorizando los intereses de la protección ambiental por sobre otros sectores. Un enfoque más equilibrado en la conformación del comité pudo haber evitado la controversia.
Sin mujeres
La designación de un comité exclusivamente masculino para organizar la COP29 no cayó nada bien. Organizaciones como She Changes Climate alertan que las mujeres enfrentan mayores vulnerabilidades ante el cambio climático, por lo que no pueden quedar excluidas de las discusiones. Estudios evidencian cómo las brechas de género empeoran los impactos en comunidades del Sur Global. Las mujeres suelen ser las más afectadas.
She Changes Climate lamenta que este nombramiento signifique un retroceso en la igualdad. Señalan que solo 5 mujeres han presidido las 29 COP. Confían en que después de la polémica COP28 en Dubai, cuya presidencia estuvo a cargo del CEO de una petrolera, para esta edición se designaría una presidenta.
Uno de los aspectos positivos de la pasada cumbre climática es que el 63% de los integrantes del comité organizador eran mujeres. El del COP29 a realizarse en Azerbaiyán carece de representación femenina. Esto plantea interrogantes sobre el compromiso con la equidad de género y la agenda climática. En un contexto, en el que pese a los consensos científicos, los combustibles fósiles continúan teniendo una fuerte influencia.
Más petroleros
Entre los designados para el comité organizador de la COP29 destaca Balababa Rzayev, director de Azerenergy. Esta empresa estatal produce electricidad principalmente a base de petróleo y gas, con algunas hidroeléctricas. Actualmente Azerenergy construye más de una docena de plantas en la región de Karabaj, recuperada por Azerbaiyán el año pasado tras conflicto con Armenia. Informes señalan que adjudicó contratos a empresas vinculadas a familiares de Rzayev. Otro ejecutivo de combustibles fósiles en el comité es Ruslan Aliyev, director de Azerigas. Esta división distribuye gas del monopolio estatal Socar.
Se suman a la designación previa de Mukhtar Babayev como presidente del evento. Otro burócrata con una larga trayectoria en la industria de hidrocarburos. Babayev pasó 26 años en Socar, la empresa estatal de petróleo y gas de Azerbaiyán. Ingresó a Socar en 1992 donde desempeñó roles en marketing hasta ascender a vicepresidente de Asuntos Ambientales. Sin embargo, la información disponible sobre su carrera y perfil es limitada. La designación de estos representantes de la industria energética dominada por petróleo y gas en Azerbaiyán, país anfitrión, genera cuestionamientos sobre las motivaciones e intereses detrás de su rol como organizador de esta conferencia sobre el clima
Burócratas cuestionados
La inclusión de figuras polémicas del gobierno azerbaiyano en el comité que prepara la próxima cumbre climática internacional no ayuda a mejorar las opiniones de los ambientalistas. Dos de los miembros más destacados tienen antecedentes problemáticos relacionados con la corrupción y los abusos contra los derechos humanos.
Ali Naghiyev, jefe del servicio de inteligencia estatal de Azerbaiyán, forma parte del comité. Su agencia ha sido acusada en repetidas ocasiones de espiar de manera controvertida a líderes de la oposición, periodistas y organizaciones de la sociedad civil, tanto en Azerbaiyán como en Armenia. Naghiyev también se vio involucrado en el famoso caso de lavado de dinero conocido como «Lavandería Azerbaiyana».
Otro miembro polémico es Kamaladdin Heydarov, ministro de Situaciones de Emergencia. Se le considera una de las figuras más adineradas y poderosas del país. Durante su etapa al frente de la agencia de aduanas estatal, notoriamente corrupta, acumuló una gran fortuna. Sus hijos estarían implicados en una trama societaria offshore para invertir los fondos en lujosas propiedades y negocios en Europa y Oriente Medio.
La presencia de los controversiales funcionarios plantea dudas sobre posibles conflictos de interés y falta de transparencia en la organización de una cumbre mundial cuya misión es la lucha contra el cambio climático. Desde diversos sectores se reclama a Azerbaiyán que reconsidere la composición de un comité que debe centrarse única y exclusivamente en este crucial objetivo medioambiental.
Abierta contradicción
A pesar de las críticas de los ambientalistas, Azerbaiyán acogerá la COP29, convirtiéndose en el quinto gran productor de petróleo en ser anfitrión de una cumbre del clima, después de Reino Unido, Egipto y Emiratos Árabes Unidos. Lo que pone de manifiesto la fuerte influencia que sigue ejerciendo la industria de los combustibles fósiles en estas negociaciones climáticas cruciales.
Según The Guardian, Azerbaiyán planea aumentar un tercio su producción de estos combustibles en la próxima década, un periodo clave para el planeta. Tampoco tiene intención de reducir sus beneficios en la transición ecológica. Igual que pasó con Emiratos Árabes Unidos como anfitrión de la COP27.
Socar, la principal empresa petrolera de Azerbaiyán ocupó uno de los últimos puestos en un reciente ranking que evaluó la adaptación del sector a un mundo de bajas emisiones. Su estrategia incluye escasas medidas como mejorar la eficiencia energética y reducir quemas, pero no apoya una transición justa. Aunque Socar anunció una nueva división de energías renovables, Azerbaiyán y su industria, siguen apostando claramente por mantener e incrementar la producción de combustibles fósiles. Contradiciendo los acuerdos de la COP.
También Arabia Saudita
A este coro se ha sumado Arabia Saudita- país que intentó bloquear los acuerdos de la COP28-. En un foro celebrado en Riad, el ministro de energía saudí Abdulaziz bin Salman señaló que estos ocho puntos acordados en Dubai son en realidad opciones, por lo que las llamó «carta del menú».
El ministro saudita parece olvidar que tras dos semanas de cumbre climática de Naciones Unidas en Dubai, todos los gobiernos acordaron la transición hacia el abandono del uso de combustibles fósiles en los sistemas energéticos. Para justificar su interpretación, apuntó a frases de la introducción como «determinados a nivel nacional» y «teniendo en cuenta el Acuerdo de París y sus diferentes circunstancias nacionales», lo cual deja libertad a cada país.
Bin Salman también enfatizó la diferencia entre «abandonar» y la frase «eliminar gradualmente» los combustibles fósiles. Que figuraba en un primer borrador y defendían algunos países. Explicó que si fueran iguales se habría usado la misma palabra. Pero hay matices pues algunos transitan por cambiar su mix energético y otros por dejar de usar fósiles.
Ambientalistas alarmados
La interpretación del ministro de energía saudí, Abdulaziz bin Salman, sobre los acuerdos de la COP28 difiere notablemente de la de otros gobiernos, activistas. Como es el caso del jefe de cambio climático de la ONU, Simon Stiell, quien calificó el acuerdo como el «principio del fin» de la era de los combustibles fósiles.
El analista Tom Evans de E3G, que siguió de cerca las negociaciones, declaró a Climate Home que la formulación de Bin Salman resulta «increíblemente engañosa». Explicó que el texto deja claro que se trata de esfuerzos globales a los que se han comprometido todos los países, incluida Arabia Saudita, para abandonar los combustibles fósiles.
Evans agregó que un primer borrador hubiera dado a los gobiernos la opción de ignorar esta transición. Pero fue rechazado por considerarse demasiado débil. «La única opción que le queda ahora a un país productor como Arabia Saudita es negar el consenso sobre el fin de la era de los combustibles fósiles o formar parte de la transición energética».
Otros no lo dicen
Uno de los problemas señalados es que el Acuerdo de París carece de mecanismos vinculantes que obliguen a los países a dar cumplimiento a los compromisos adquiridos. Muy pocos países como Francia y Dinamarca se han comprometido a poner fin a la extracción de energías fósiles.
En la COP28 el ministro de Energía saudí Bin Salman criticó a otros gobiernos no identificados, acusándolos de llevar a cabo «negociaciones a través de los medios de comunicación» en los primeros días de la cumbre. En esa ocasión indicó que Arabia Saudita había sido «insultada» y era «víctima de percepciones erróneas». Cuestionó a las naciones que piden eliminar progresivamente los combustibles fósiles, pero no reducen su propia producción.
No le falta algo de razón. Potencias económicas emisoras como EE UU, Canadá, Australia, Noruega y Reino Unido siguen siendo grandes productoras. Sin planes claros de abandono. Al igual que Arabia Saudita, EE UU y Canadá tienen previsto aumentar su bombeo de petróleo y gas hasta 2030. Evidenciando las dificultades reales para alcanzar la transición energética global pactada.
Se entiende entonces que ambientalistas como Collin Rees de Oil Change International manifiesten su preocupación por la decisión de celebrar la COP29 en Azerbaiyán. A su juicio, «nos acerca al abismo» porque el movimiento por el clima exige procesos libres de influencias de combustibles fósiles, con políticas de conflictos de intereses que eviten la cooptación de conversaciones. Si ambientalistas y científicos quedaron decepcionados con la COP28, ahora con lo que se avizora en la próxima cumbre, están de infarto.
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