Tomás Santamaría, no solo es conocido por sus vecinos y por otros agricultores del olivo por ser un miembro muy activo del gremio. Ahora es también el inventor de Tomasenka, una máquina que complementa el tractor y facilita la recolección de las aceitunas. Hace más fácil y eficiente el arduo trabajo de la recolección de este fruto esencial en la dieta mediterránea.
Santamaría es de Utande y Valdearenas, Guadalajara, comunidad de Castilla-La Mancha. En plena pandemia, aprovechó el tiempo de las restricciones para pensar en el diseño de un dispositivo que facilitara la recolección manual de la cosecha de los olivos y lo logró: inventó Tomasenka y la patentó para hacer que el cultivo de aceitunas sea más rentable y no desaparezca de su región.
Elaboró bocetos y pidió ayuda a un herrero, pero al final él mismo construyó el dispositivo y lo enganchó a la parte delantera de su tractor. Pero Tomasenka es funcional y adaptable. Puede colocarse también en la parte trasera, según la conveniencia del agricultor.
Cómo funciona Tomasenka
Tomasenka es un complemento para el tractor. Una estructura metálica con tres lados, equipada con rotores que mueven unos tubos de plástico en movimiento circular. Al introducirse en el olivo, estas “varas” de plástico sacuden el árbol, haciendo que las aceitunas caigan en un cajón parecido a los que se usan en la recolección a gran escala, explicó a Santamaría a Ecoinventos.com.
En Guadalajara, Castilla-La Mancha, la recogida de aceitunas es mayoritariamente manual y conlleva agotadoras jornadas de trabajo diario bajo el sol o con frío. El dispositivo es sencillo y ayuda a que el trabajo del recolector sea menos duro y podría evitar que se detenga el abandono de los olivares. Es una actividad que demanda un gran esfuerzo físico y no ofrece ganancias que compensen el duro trabajo de mantener el cultivo. El 90% de los cultivos está improductivo.
Andalucía concentra el 80% de la producción del aceite
La producción de oliva en España se concentra más al sur, en Andalucía con el 80%. Jaén es la principal provincia productora con aproximadamente el 37% del total, seguida de Castilla-La Mancha con el 8%, y de Extremadura con el 4% del total nacional.
Si el Tomasenka contribuye a que no se abandonen los cultivos en Castilla-La Mancha sería un gran aporte. Los agricultores han pasado un par de años difíciles por la falta de agua y por las altas temperaturas que baja la producción y disparan los precios al consumidor. «El aumento del precio del producto al consumidor final no garantiza que el agricultor vea mayor rentabilidad en el cultivo, recolección y extracción del aceite», indicó Cristóbal Cano, responsable del olivar en el sindicato agrario UPA, España.
Los productores de aceite de oliva en todas las comunidades hacen esfuerzos para que el sector recupere rentabilidad y atractivo y así revertir la falta de relevo generacional que pone en peligro la continuidad de las cooperativas que se crearon en los años sesenta y que agrupan a pequeños agricultores de aceitunas.
Un cultivo tradicional de la cuenca mediterránea
El cultivo de la aceituna comenzó en tiempos remotos por toda de la cuenca del Mediterráneo y es una actividad muy vinculada a esa cultura. Su principal aprovechamiento es el aceite, considerado el mejor para la dieta humana por su composición de ácidos grasos. El aceite se extrae de los frutos por medios mecánicos, a diferencia de otros aceites de semilla que se extraen por procedimientos químicos. Por esta razón, las cualidades nutricionales del aceite de oliva se conservan mucho mejor.
El consumo en los países más desarrollados como Estados Unidos, Japón, Australia, Canadá y centroeuropeos crece rápidamente debido a las ventajas comprobadas que tiene en la salud. Sin embargo, ha tenido que superar tiempos difíciles. Es un cultivo laborioso y sujeto a las variables del clima. Cuando es manual como en Castilla-La Mancha, requiere la intervención de muchos trabajadores y largas jornadas. Se usan peines de mano, rastrillos o sacudidores de ramas. Los trabajadores recolectan las aceitunas a mano y las colocan en sacos.
Cae el consumo por el aumento de los precios
En octubre, cayó un 30% el consumo de aceite de oliva en España. Hubo una importante subida del precio. Una botella de litro de virgen extra cuesta hoy en el supermercado más de diez euros, un 67% por encima del precio que tenía en 2022. Ahora, más que nunca, se le llama el oro líquido. No solo por sus cualidades nutricionales, sino por su costo. Aunque esencial en la cocina española, su precio obliga a grandes sectores de la población a sustituirlos por otras grasas menos saludables, pero asequibles.
La sequía de los dos últimos años y la subida de las temperaturas han limitado la oferta de aceite de oliva, especialmente en la región productora por excelencia, Andalucía. El resultado de estas variables climáticas es que los precios en origen han superado los ocho euros el kilo, un récord histórico.
“Llevo más de cincuenta años en el olivar y nunca había visto algo parecido. Dos cosechas cortas seguidas debido a la sequía. Si el año pasado recogí algo más de 6.000 kilos de aceituna, este años apenas llagará a 1.000 kilos. ¿De qué me sirve que el aceite se pague a 8 euros con tan poca producción?, se lamentaba un pequeño agricultor de olivos en Espejo, Andalucía. Los costos de la electricidad, los carburantes, los fertilizantes y demás servicios le han aumentado un 150%. Lo mismo que ha subido la cotización del aceite en los últimos dos años.
La cosecha de aceituna se ha visto afectada por la falta de agua y solo han cosechado frutos pequeños y en menor cantidad. “De qué me sirve que el aceite se pague a ocho euros si apenas tengo aceitunas”, reiteró.
La versión oficial
El Ministerio de Agricultura prevé una producción de 765.000 toneladas de aceite esta temporada en España, un 15% superior a la pasada. Sin embargo, el stock de existencias es mucho menor, poco más de 200.000 toneladas, por lo que la disponibilidad total se estima a la baja. En comparación con la media de los últimos cinco años la caída alcanza el 34,4%. Los números oficiales confirman que los precios de este aceite no bajaran de forma sustancial en varios meses.
Primavera a 40 grados a la sombra
Un productor de aceite de oliva que fusiona dos variedades de aceitunas como Cordoliva y Hojiblanca para elaborar un aceite que exporta a muchos países de Europa, contó que este año hizo tanto calor “El olivo solo florece una vez al año, en primavera, en los meses de abril y mayo. Este 2023 hizo tanto calor, con temperaturas de casi 40 grados, que gran cantidad de la flor se quemó” , explicó el primer
La merma de la floración que causó esta última ola de calor se sumó la sequía. La calidad del aceite de oliva de las cooperativas en Cordoba, Andalucía se mantiene excelente, por encima de la media, afirmó el productor a La Vanguardia.
Sin embargo, las almazaras, es decir, los molinos donde se extrae el aceite del fruto, han visto caer la producción de forma progresiva. “Solemos recolectar unos 23 millones de kilos de aceituna por campaña, hemos llegado hasta los 32 en los mejores años, pero en la última temporada bajamos a diez millones de kilos”, explicó. “Y nos podemos dar por satisfechos”, aseguró.
Los cultivos llegaron a América
Con la llegada de los españoles al continente americano en 1492, el cultivo del olivo se extendió más allá de los confines del Mediterráneo. Los primeros olivos fueron llevados desde Sevilla a las Indias Occidentales, y luego al continente americano.
En 1560, ya se cultivaban olivos en México, más tarde en Perú, California, Chile y Argentina, donde una de las plantas introducida durante la conquista fue el viejo olivo Arauco que todavía existe, según datos de internationaloliveoil.org.
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