Por Gorka Landaburu
La dimisión de Guillermo Zapata como concejal delegado de Cultura en el ayuntamiento de Madrid no ha sido suficiente para que el PP y su entorno mediático deje de hacer sangre por sus lamentables tuis, que no tienen justificación alguna. Pero otros, de un color político diferente, también deberían haber -al menos- pedido perdón por sus ofensas a otras víctimas como los represaliados del franquismo.
Que el caso termine en la Audiencia Nacional con una acusación de humillación a las víctimas del terrorismo parece un camino excesivo para Zapata que ya se ha disculpado por sus ofensas.
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