A finales de su gestión, Boris Johnson anticipó la posibilidad de cortes eléctricos, dada las complejidades de una crisis energética apuntalada por la guerra en Ucrania. Su sucesora Liz Truss, en su fugaz gobierno, lo negó. Ahora, el primer ministro británico, Rishi Sunak, deja de lado centrales eléctricas a carbón que se mantenían activas para proveer de energía a los hogares en pleno invierno. Y ofrece ayudas económicas a la población más vulnerable del Reino Unido para asumir los altos costos de las tarifas e impulsa los llamados ¨bancos de calor” ante la insólita contingencia.
El Reino Unido es uno de los países europeos con mayor dependencia del gas ruso. Su decisión, junto a los estados miembros de la UE de descartar ese suministro, lo ha llevado a idear alternativas que suplan esa energía en forma segura. No ha sido fácil. Los ingleses han manifestado su descontento y han amenazado con huelgas.
A inicios de diciembre, con registros de temperaturas cada vez más bajas, el operador del sistema eléctrico de Gran Bretaña retiró dos centrales eléctricas de carbón. Las plantas se pusieron en espera de emergencia para mantener las luces encendidas en medio de una ola de clima frío.
El operador del sistema eléctrico National Grid ESO dijo que las dos «unidades de carbón de contingencia de invierno» estarían disponibles si fuera necesario, ya que las temperaturas descienden por debajo de cero y la demanda se dispara”. Sin embargo dijo que los usuarios deberían continuar usando la energía normalmente, aunque con moderación.
Pero las unidades ya no serán requeridas, ya que las necesidades de energía de Gran Bretaña se satisfacen con otras fuentes, incluida una recuperación anticipada de la energía eólica.
“Bancos de calor” en el Reino Unido
Este verano, el gobierno pidió a los propietarios de las centrales eléctricas de carbón que retrasaran los planes de cierre. Mientras los ministros buscaban otras garantías de suministros de energía después de la invasión rusa de Ucrania. Anteriormente, Rusia era un gran proveedor de gas natural para Europa, por lo que la invasión agitó los mercados energéticos mundiales y provocó una lucha por alternativas.
Las plantas de carbón en North Yorkshire que se preparaban para operar son propiedad de la compañía energética Drax. Solo operarían si National Grid se lo indicaba, y Drax no habría podido vender la electricidad en el mercado abierto, reseñó The Guardian.
Un portavoz de Drax afirmó que “National Grid ESO ordenó que las unidades se calentaran temprano para que estuvieran listas para generar energía en caso de que el país lo requiera. Esa instrucción ha sido suspendida desde entonces”.
La decisión se produce cuando las nevadas causaron interrupciones en los viajes y forzaron el cierre de escuelas en el Reino Unido. Entretanto, la caída de las temperaturas hizo que los precios de la energía en el país alcanzaran un máximo histórico.
En cuanto a las fuentes de energía, el uso de renovables sin carbono ha aumentado rápidamente para reemplazarlo. Pero el Reino Unido también ha aumentado su dependencia del gas natural, un combustible fósil. Esa dependencia resultó problemática durante 2022 después de la guerra.
Gran Bretaña dependió en gran medida de la quema de gas para la generación de electricidad los primeros días de diciembre, con vientos bajos y cielos nublados. Entonces el gas generó el 62% de la electricidad en Gran Bretaña. Las centrales nucleares aportaron el 14%, mientras que la eólica y la solar, el 8% y el 1% respectivamente. El carbón representó el 4%.
¿Persiste la posibilidad de cortes eléctricos?
National Grid ESO trató de enfatizar que pedirle a las centrales eléctricas de carbón que se calentaran no significaba que tuviera alguna preocupación por los apagones. “Esta medida debería dar confianza al público en el suministro de energía”, informó el operador.
Meses atrás, en octubre, National Grid advirtió que las condiciones severas podrían desencadenar cortes de energía planificados este invierno. Fintan Slye, director ejecutivo de ESO, dijo que todavía era una posibilidad.
Pero manifestó al programa “Today” de BBC Radio 4: “Seguimos siendo cautelosamente optimistas durante el invierno de que podremos manejarlo. Tenemos suficientes suministros asegurados durante el resto del día para que podamos administrar eso. Y asegurarnos de que no haya interrupciones en los suministros de los clientes”.
A la par, en ese ambiente de incertidumbre energética, nacen en el Reino Unido los llamados “bancos de calor”. Un nombre extraño, con unas funciones impensables en un país con una economía sólida.
Estos “bancos” son unos refugios comunitarios para proveer de calor a las familias de escasos recursos, que no les alcanza para pagar las altas facturas que deben pagar por la calefacción en invierno.
Danielle Garside tiene 32 años y es madre soltera de dos niños. En los últimos meses, mientras busca trabajo, ha comenzado a refugiarse en un «banco de calor» de la localidad de Coventry, a casi 3 horas en coche desde Londres, confió a la BBC.
Vive con la suma de varias ayudas sociales que le da el Estado, pero sus hijos han notado que no puede costear las cosas con normalidad.»A veces tengo miedo de encender las luces», le dijo al Servicio de Informes sobre la Democracia Local (LDRS).
En busca de calor en refugios comunitarios
Danielle comentó que paga alrededor de $62 a la semana en energía y que el estrés está afectando su salud mental. El mes pasado su proveedor desconectó a la familia, dejándolos sin electricidad durante dos días por no cancelar el servicio a tiempo.
Lo que vive Danielle se está volviendo más común entre las familias con menos poder adquisitivo. La crisis energética, la inflación de doble dígito y un invierno crudo han provocado que muchos no puedan hacer frente a las facturas.
En este contexto han ido apareciendo un número cada vez mayor de los llamados «bancos de calor» en el Reino Unido. Estos espacios generalmente se encuentran en un edificio con calefacción al que los ciudadanos pueden acudir durante el día para estar calientes. Sin que se disparen los cobros de energía de sus hogares. Vienen a ser como una «sala de estar» en un centro comunitario.
El ayuntamiento del pueblo Mosterton, por ejemplo, reparte sopa caliente todos los jueves. «Cualquiera puede venir y tomar sopa casera y un panecillo. Pueden quedarse todo el tiempo que quieran para mantenerse calientes. Esto además les ayuda a sentirse menos aislados o solos», dijo a la BBC, Jeanette Snook, vicepresidenta del comité que organiza la iniciativa.
«Idealmente no deberíamos tener que recurrir a ofrecer espacios cálidos para las personas o ‘bancos de calor’», agregó. Pero «es una oportunidad para que se reúnan y conversen. También les da a las personas un respiro
El costo de vida aumentó en el Reino Unido un 10,1% en los 12 meses hasta septiembre, la tasa más alta en 40 años, impulsada por fuertes aumentos en los precios de la energía y los alimentos.
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