Estados Unidos y la Unión Europea cerraron un acuerdo de largo alcance, para reducir la dependencia energética europea de Rusia. Washington se comprometió a suministrar a Europa 15.000 millones de metros cúbicos adicionales de gas natural licuado (GNL) este año. Un aumento del 68%.
La iniciativa tiene un doble propósito: dejar de depender energéticamente de Moscú y avanzar en la agenda verde para descarbonizar las economías. Desde Bruselas, Joe Biden y Ursula von der Leyen suministraron los detalles del acuerdo. En su visita europea el presidente de Estados Unidos también asistió a la cumbre extraordinaria de líderes de la OTAN para fijar la estrategia común en contra de la guerra derivada de la invasión de Ucrania por Rusia, así como la agenda del G7.
“Estamos dando concretos para disminuir la dependencia de los combustibles fósiles rusos. Reafirmamos nuestro compromiso conjunto con la seguridad y la sostenibilidad energética de Europa y con la aceleración de la transición global hacia la energía limpia. Compartimos el objetivo de garantizar el suministro de energía para Ucrania”, destaca la declaración conjunta.
Si bien el acuerdo no es limitativo, pues las partes han establecido que los aportes estadounidenses aumentarán en el tiempo, por los momentos, son insuficientes. El incremento es de 68% en comparación con 2021, pero los 15.000 millones de metros cúbicos adicionales de gas natural licuado se quedan cortos. Europa importa actualmente de Rusia unos 155.000 millones de m3/año y el acuerdo cubre apenas un 10%.
“Señora presidenta, sé que eliminar el gas de Rusia tendrá costes para la UE, pero es la acción correcta desde el punto de vista moral y nos colocará en una mejor posición estratégica. El objetivo final es alcanzar un suministro de hasta 50.000 millones de metros cúbicos en 2030″, dijo Biden.
EE UU, mayor inyección de gas a Europa
La presidenta de la UE afirmó que «como europeos queremos diversificarnos lejos de Rusia y mediante proveedores en los que confiemos, que sean amigos y que den garantías». El objetivo es recibir 50.000 millones de metros cúbicos de gas por año desde Estados Unidos y reemplazar un tercio del gas ruso. «Vamos en el buen camino para tener otras fuentes de suministro y alejarnos del gas ruso», reiteró.
En la cumbre informal de Versalles, los veintisiete Estados de la Unión Europea aprobaron una resolución para finalizar la dependencia de los combustibles fósiles rusos en 2027. La UE obtiene a la fecha el 40% del gas de Rusia.
El gas licuado es más caro que el que se transporta desde Rusia. Requiere convertirlo, transportarlo y distribuirlo entre las naciones, que no todas cuentan con un almacenaje adecuado. En ese sentido, la Comisión Europea trabajará con los Estados miembros de la UE para determinar la infraestructura de GNL e incluir instalaciones en tierra y tuberías relacionadas para respaldar las importaciones. Se plantea utilizar unidades de regasificación de almacenamiento flotante y terminales fijas de importación de gas.
Asimismo, prevé agrupar la demanda a través de una plataforma de energía de la UE recientemente establecida para volúmenes adicionales entre abril y octubre de 2022. El ejecutivo comunitario quiere reducir los precios del gas. Con miras a evitar disrupciones que hagan disparar los precios como ocurre actualmente, promete que para octubre tendrá un almacenaje del 80%.
Alemania e Italia en busca de alternativas
El aporte de gas que ofrece Estados Unidos a Europa es una salida, pero no la única. Otros países de la Unión buscan alternativas para surtirse de productos energéticos que no provengan de Rusia. El mayor problema lo tienen Alemania e Italia, en los que el gas ruso equivale al 15% de la energía que consumen en un año.
Alemania es el país con más dificultades. Su confianza en el gas ruso es de largo recorrido desde que decidió cerrar todas sus centrales nucleares tras la crisis de Fukushima (Japón) en 2011 y apostando por más carbón y más gas. Con el carbón de salida por sus altas emisiones de gases contaminantes, el gas se hizo cada vez más relevante. Y no solo eso, sino que Alemania carece de plantas regasificadoras de GNL y puso su futuro en manos del gasoducto Nord Stream 2 que lo para traería directamente de Rusia, si pasar por Ucrania.
Ante la apremiante situación actual, el ministro alemán de Economía, Robert Habeck, firmó un acuerdo de GNL con Qatar. No precisó cantidades, pero que será para largo plazo y les podría permitir abandonar el gas ruso el año que viene.
El caso de Italia tiene sus similitudes. Está buscando ayuda de España, un país también enfrentado a las nucleares desde el desastre de Chernóbil en 1987. Y tiene la mitad de fuentes renovables que la media europea (11% frente al 22% de la UE). Italia funciona con gas, y la semana pasada el gestor técnico italiano Snam anunció que trabaja para crear un gasoducto de Barcelona a Génova para ampliar el suministro.
El Reino Unido anunció semanas antes que eliminará gradualmente su dependencia energética de Rusia para fines de 2022.
Sin perder la ruta verde
En el acuerdo entre EE UU y la UE para elevar suministros de gas a Europa queda claro el deseo de no desviar la atención hacia las energías limpias y reiteran el compromiso de cumplir las metas del Acuerdo de París. Mantienen la meta de lograr el objetivo de cero emisiones netas para 2050 y mantener un límite de 1,5 grados centígrados en el aumento de la temperatura, a través de una transición rápida de energía limpia, energía renovable y eficiencia energética. «Estas políticas y tecnologías también contribuirán a que la UE sea independiente de los combustibles fósiles rusos», agregan.
Igualmente, afirman que emprenderán esfuerzos para reducir la intensidad de los gases de efecto invernadero de las nuevas infraestructuras de GNL y los gasoductos asociados mediante el uso de energía limpia en las las operaciones de la infraestructura y la reducción de las fugas de metano.
Alexander Ege, director de programa de energía de la alianza Global Methane Hub, dijo a France 24 en Español que hay riesgos en la actual coyuntura energética de que aumente la producción de energía proveniente del carbón. Ya está ocurriendo en República Checa, Bulgaria, Italia y Alemania. “En el invierno que viene Europa será más vulnerable ante Rusia. Entonces, es fundamental que las decisiones que se tomen no sean para muchos años. Necesitemos carbón solo para los próximos 12 meses. No hay necesidad de revivir una industria de combustibles fósiles que Europa ya dejó atrás”.
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