Superada la emergencia sanitaria global por coronavirus, vendrá un alivio generalizado y un esfuerzo profundo para encarar el brutal saldo social, económico y financiero que habrá dejado la pandemia.
Los grandes y pequeños países se preparan para enfrentar la crisis actual, con recursos propios y con la financiación de organismos internacionales. Desde ya muchas instituciones para afrontar los nuevos retos que supone haber superado la aplastante epidemia.
La Organización Internacional del Trabajo manifestó a finales de 2019 que este año habría una insuficiencia de empleos remunerados que afectaría a 500 millones de personas en el mundo.
Nuestras estimaciones iniciales apuntan a un aumento significativo en el desempleo y el subempleo como consecuencia del brote del #COVID19.
Aquí un análisis sobre su impacto en el mercado laboral 👉 https://t.co/4rkPyFYNxp#NoContagiemosAlEmpleo
— OIT (@OITnoticias) March 26, 2020
Esta semana, a raíz e la crisis y de manera preliminar, adicionó otros 25 millones de personas que quedarían sin empleo, en subempleo o en pobreza laboral. Sin embargo, advirtió que si hay una respuesta política coordinada internacional, como ocurrió en la crisis financiera de 2008-2009, el impacto sobre el desempleo mundial podría ser mucho menor.
Después de la pandemia qué viene
La OIT pide la adopción de medidas urgentes y a gran escala basadas en tres pilares: proteger a los trabajadores en el lugar de trabajo, estimular la economía y el empleo, y sostener los puestos de trabajo y los ingresos.
Esas medidas incluyen la ampliación de la protección social, el apoyo para mantener el empleo, es decir, el trabajo a jornada reducida, las vacaciones pagadas y otros subsidios. Y la concesión de ayudas financieras y desgravaciones fiscales a las microempresas y pequeñas y medianas empresas. Además, proponen medidas de política fiscal y monetaria, así como préstamos y ayuda financiera.
Población mundial desprotegida
El análisis de la OIT asegura que la pandemia ha demostrado que no sólo perjudica a los más pobres y vulnerables, sino que amenaza el bienestar de sociedades enteras y fuertes.
Cerca del 55% de la población mundial –4.000 millones de personas– no se beneficia de ninguna forma de protección social y para enfrentar la brecha muchos países confían en soluciones que sólo unos pocos pueden costearse.
Just as the COVID-19 outbreak has exposed vulnerabilities of the world’s healthcare systems, the shift to remote working can put existing infrastructure and security measures to the test. Companies must take these steps to protect against cyber risks: https://t.co/bsEMXha34z pic.twitter.com/2Q1LyB4Up2
— Boston Consulting Group (@BCG) March 26, 2020
Esto no es una novedad para los líderes mundiales. Tras la última catástrofe mundial –la crisis financiera de 2008– la comunidad internacional adoptó por unanimidad la recomendación sobre los pisos de protección social de la OIT y se comprometió a establecer niveles mínimos de protección que sirvan de base para crear sistemas de seguridad social integrales.
En el 2015, los gobiernos dieron otro esperanzador paso adelante al acordar la Agenda de Desarrollo Sostenible 2030, y para 2030 lograr una amplia cobertura de los pobres y los más vulnerables. ¿Será posible?
Nuevos esquemas de trabajo
“Podemos salir de esta crisis con una reinvención bastante significativa de los métodos de trabajo. El coronavirus parece un acelerador de la tendencia de la “agilidad” empresarial: autonomía de los equipos, teletrabajo”, señaló Vinciane Beauchene, directora asociada de BCG.
La prevención es la mejor arma para contener y luchar contra el #COVID2019. Si estos días trabajas desde casa, sigue estos consejos de #teletrabajo. #PrevenirParaVivir #QuédateEnCasa @EstamosSeguros_ #EstamosSeguros pic.twitter.com/e9EE5ZB6e3
— Allianz Seguros (@Allianz_es) March 26, 2020
Papel del Estado y del mercado
La epidemia ha potenciado el papel de los Estados y los bancos centrales en el desembolso de miles de millones de euros para tratar de amortiguar el impacto en la economía. «La obsesión de todos los Estados es que la actividad pueda reanudarse después de la crisis, sin que las empresas quiebren. Son los únicos que pueden desempeñar un papel tan sistémico», explicó Pascal Cotte, especialista en macroeconomía del Boston Consulting Group.
Ludovic Subran, economista jefe de la aseguradora Allianz, señaló que el Estado sustituye todos los intercambios comerciales, el mercado se pone en pausa: «Las señales de precios, el barril de petróleo, los mercados, ya no aportan información. Y cuando la autoridad pública se retire ¿cómo se van a evitar los daños sociales?”.
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