Entre las muchas conclusiones de la Cumbre de Acción Climática de la ONU, a principios de esta semana, estaba la necesidad de reasignar el capital para soluciones de energía limpia en todo el mundo. Se trata del surgimiento de una suerte de capitalismo climático que busca la rentabilidad en la protección ambiental.
Así se desprende de un análisis de la Agencia Internacional de Energía (AIE), publicado esta semana.
Cerrar la brecha
De acuerdo con el estudio, estos inversores pueden desempeñar un papel crucial en cerrar la brecha entre la investigación científica y el mercado. Por ejemplo, lo pueden hacer a través de fondos de capital de riesgo (VC). Estos instrumentos permiten a los empresarios comercializar sus primeros productos bajos en carbono y perfeccionar sus modelos de negocio.
Entre las compañías que han recibido un impulso de los fondos de riesgo, algunas están ayudando a redefinir el panorama energético.
Por ejemplo, Tesla ha estado a la vanguardia de la creación del mercado actual de 80 mil millones de dólares para automóviles eléctricos.
BBOX y sus pares han convertido las energías renovables fuera de la red en un sector altamente competitivo.
La toma de riesgos de capital como VC es un complemento esencial para el dinero de investigación gubernamental y corporativo.
Un avance lento
Sin embargo, para los defensores del ambiente, el avance del capitalismo climático parece avanzar más despacio de lo deseado.
Para tener una idea más clara, el estudio de la AIE, titulado World Energy Investment 2019, ya ha analizado las empresas que están asignando ingresos a inversiones en nuevas compañías de tecnología energética.
De acuerdo con el análisis, se puede observar un nivel récord de inversión en nuevas empresas de tecnología energética en lo que va de año. La cifra supera a cualquier año desde el «boom de la tecnología limpia», de 2005 a 2012.
El informe destaca que estas inversiones en nuevas empresas de tecnología energética no solo provienen de compañías del sector de la energía. Los inversores corporativos están recibiendo más dinero de los sectores de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en particular.
Michael Waldron kicks off our #eveninglecture on the @IEA’s World Energy Investment 2019 report. Energy investment was over $1.8 trillion in 2018, with a rise in fossil fuel supply investment offsetting lower power and stable energy efficiency spend. pic.twitter.com/0uHrUUPvCS
— Energy Institute (@EnergyInstitute) September 19, 2019
Un nuevo sector empresarial
La creciente presencia de estas empresas en el desarrollo de tecnologías energéticas refleja una desaparición de las fronteras entre las compañías energéticas «tradicionales» y «no tradicionales», impulsadas en gran medida por los tipos de nuevas tecnologías, de las cuales se espera que den forma al futuro energético..
Los sensores digitales, las baterías, los vehículos eléctricos y los algoritmos inteligentes se encuentran entre los principales receptores de más de 4 mil millones de dólares de ofertas en 2019. Esto es más que todo 2018 y casi tres veces más que el promedio durante 2012-15, antes del inicio del actual repunte.
Las empresas dentro y fuera del sector energético utilizan cada vez más las inversiones corporativas de capital de riesgo como parte de una estrategia de innovación energética flexible y más abierta.
Hay varias razones por las que las grandes empresas establecidas proporcionan capital a las empresas de tecnología en etapa inicial.
Por ejemplo, el propósito de una inversión podría ser aprender sobre una tecnología, adquirir capital humano o establecer una relación con el propietario de la tecnología.
Este enfoque puede reducir costes e implicar menos riesgo que desarrollar una tecnología interna, especialmente si el panorama tecnológico es incierto, como lo es hoy en muchas partes del sistema energético.
Redistribución geográfica
Según el informe de la AIE, se observa un nuevo equilibrio geográfico en el mercado de fondos de capital de riesgo, dentro del sector de la energía.
En 2013, el 80 por ciento del dinero se destinó a nuevas empresas de energía en América del Norte.
Sin embargo, en los últimos tres años las compañías chinas han representado más del 50 por ciento del valor de los convenios.
En la primera mitad de 2019, ha habido menos acuerdos en China. Mientras, Europa está en camino de lograr una mayor participación en el mercado.
Hacia una energía más limpia
En general, las inversiones de capital de riesgo y corporativas en nuevas empresas de tecnología energética han vuelto a crecer. Además, los tipos de tecnologías a los cuales respaldan están ampliamente alineados con los objetivos de transición de energía limpia.
Ambos tipos de inversión sirven a la innovación energética y apoyan al capitalismo climático ante los desafíos globales.
La Agencia Internacional de Energía destaca en su estudio que continuará monitoreando estas tendencias. Estos datos son indicadores útiles para saber dónde las empresas y los mercados están apostando por el valor tecnológico futuro.
De esta manera, el capitalismo climático podría ser una tendencia sostenible y creciente en el mediano plazo.
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