Algunas iniciativas científicas, tecnológicas e industriales miran con interés el uso de energías verdes o renovables, especialmente la fotovoltaica, la biomasa, el hidrógeno y la eólica para movilizar el transporte marítimo alrededor del planeta.
Las actividades asociadas al transporte marítimo podrían tener un alto impacto positivo en el medio ambiente si a ellas se incorporan el uso de energías renovables, entre ellas especialmente la fotovoltaica, la biomasa, el hidrógeno y sistemas alternativos de propulsión basados en el viento.
Este medio es uno de los más económicos para movilizar mercancías de todo tipo y personas alrededor del mundo, reduciendo considerablemente las distancias.
Es estrella en el sector turístico y facilita el acceso a la obtención de bienes y productos a través del intercambio comercial.
La tendencia al crecimiento de este sector supone también mayores emisiones de gases de efecto invernadero y de contaminantes atmosféricos. Por esta razón, el incremento del empleo de energía verde resultaría altamente positivo para el ambiente y la economía en general.
Tendencia mundial
La parcela del transporte marítimo depende mayormente del uso de combustibles fósiles en la operación de sus motores.
Para energizarse las embarcaciones emplean combustibles de caldera menos refinados, más contaminantes y más económicos, entre ellos el gasóleo, gasóleo pesado y el gas natural licuado (GNL).
De otro lado, la mayor parte de la infraestructura portuaria del mundo no ha sido adecuada para suministrar energía eléctrica a los buques mientras permanecen amarrados, lo que incrementa sustantivamente los niveles contaminantes en las ciudades cercanas.
La eficiencia energética contempla varias líneas de actuación para ser más competitivos y a su vez más eficientes en el uso de los recursos energéticos.
Recientes normativas internacionales sobre la reducción de emisiones contaminantes y acerca del cambio climático global han hecho que autoridades administrativas de 55 puertos de todo el mundo hayan suscrito una declaración conjunta con el fin de reducir sus niveles de emisiones de efecto invernadero.
Ejemplo español
En España, la Ley de Cambio Climático y Transición Energética recoge la necesidad de adoptar medidas para la reducción de las emisiones generadas por el consumo de combustibles fósiles en el transporte marítimo y en puertos.
De forma tal que en los puertos de competencia del Estado en el año 2050 sean de cero emisiones directas.
En ese sentido, la Autoritat Portuaria de Barcelona actualmente promueve un plan de electrificación de sus principales muelles.Su propósito es que los buques, una vez atracados, puedan conectarse a la red eléctrica en tierra.
De esta manera podrían reducirse las emisiones de gases contaminantes generadas por los barcos mientras permanecen en el puerto.
Emisiones del transporte marítimo
De acuerdo a proyecciones de la Organización Marítima Internacional (OMI), el transporte marítimo genera emisiones de alrededor de mil millones de toneladas de CO2 al año. Eso es equivalente al 2,5% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero.
Se predice que las mismas podrían aumentar entre 50% y 250% para el año 2050 sin el empleo de energías verdes, lo que significaría el 17% de las emisiones globales.
Las cifras suponen que en la actualidad la suma de los buques de transporte de todo el mundo generan más emisiones contaminantes que países enteros, incluso más que Alemania, Gran Bretaña o España, por citar algunos ejemplos.
En esa misma línea, el Parlamento Europeo ha emitido sus estimaciones según las cuales el transporte marítimo junto con la aviación serán los causantes de hasta el 22% de las emisiones globales de dióxido de carbono en 2050.
Por sí solas estas cifras no casan con el objetivo acordado entre naciones para mantener el aumento de la temperatura global por debajo de los 2oC en comparación con los niveles preindustriales.
Con las tecnologías existentes se estima que es posible reducir las emisiones de CO2 procedentes de las embarcaciones hasta un 75%.
Nuevas directrices imponen mayores obligaciones
La OMI ha generado algunas iniciativas para limitar las emisiones que vician la atmósfera planetaria, como el uso de biocombustibles y la propulsión híbrida eléctrica.
Una de sus más importantes medidas ha sido la de limitar las emisiones de azufre del combustible al 0,5% para 2020, lo cual influirá en las operaciones de todas las compañías navieras.
La regulación afectará principalmente a la navegación de los buques portacontenedores, los cuales deberán sustituir sus motores o instalar sistemas de limpieza de azufre.
También a partir del próximo año los buques de carga deberán sustituir el fuel pesado que utilizan en el mar por refinados como el gasóleo o combustible diésel para uso marítimo, cuyos costos son onerosos en el mercado de combustibles.
Otra solución con el fin de reducir las emisiones de carbono podría consistir en la mezcla de hidrógeno y oxígeno para crear electricidad.
Especialistas estiman que en el curso de los próximos 25 años la humanidad dará pasos científicos y tecnológicos importantes sobre la materia.
Las nuevas pautas mundiales en materia de emisiones contaminantes que deberán comenzarse a adoptar a partir del próximo año incidirán favorablemente en un mayor uso de energías renovables y serán oportunidades también para la movilización del transporte acuático, sea marino, lacustre o fluvial.
De acuerdo con estas medidas, las embarcaciones mayoritariamente deberán generar una proporción de azufre por debajo del 0,1%, lo que lógicamente encarecerá en forma importante los precios de los combustibles convencionales.
A la luz de esta nueva realidad algunos ensayos piloto se han adelantado en Europa
Países como Noruega, por ejemplo, impulsan políticas y regulaciones gubernamentales, aunque la industria privada ha contribuido con la fabricación de buques de cero emisiones que funcionan con celdas de combustible de hidrógeno. No obstante, no será hasta el año 2020 cuando comience a operar la primera ruta de alta velocidad totalmente de hidrógeno en esa nación.
La Comisión Europea ejerce presión sobre la OMI para que tenga en mayor cuenta el empleo de nuevas medidas operativas que mejoren la eficiencia energética de los barcos.
Un reciente informe del Parlamento Europeo invita al sector del transporte marítimo a evaluar el desarrollo tecnológico de combustibles alternativos u otras energías renovables.
Hasta ahora las más comúnmente utilizadas son las de biodiésel a partir del aceite de resina y biomasa.
El uso de esta alternativa en un 100 por ciento en las mezclas, por su naturaleza biodegradable, tendría muy bajo impacto negativo en el ambiente marino en caso de derrames. Empero su empleo reporta serias limitaciones por su incompatibilidad con los motores.
Soluciones amigables con el medio ambiente
Algunos de los desarrollos más comunes para impulsar buques mediante energía solar y eólica exhiben, entre otros, diseños navales de vela flexible cubierta con paneles fotovoltaicos. En general la estructura de plástico y acero hace posible captar eficientemente los rayos solares y el viento para motorizar la navegación.
Este tipo de tecnología es capaz de adaptarse a eventuales cambios del clima.
Mientras el viento se envuelve en la parte superior de la embarcación, los paneles fotovoltaicos prosiguen captando la energía del sol.
Otra tecnología relevante consiste en el uso de rotores instalados sobre las cubiertas de los buques para captar la energía proveniente del aire. Se trata de una suerte de tubos largos que giran rápidamente con la fuerza del viento. El movimiento produce una diferencia de presión entre las partes delantera y la trasera del tubo o columna.
En una el viento sopla a mayor velocidad que en la otra, como ocurre en las alas de un avión. En el caso de la aeronáutica a esto se le denomina como el teorema de Bernoulli.
Y en el de transporte marítimo efecto Magnus. Con esta tecnología un barco puede dejar de consumir 400 toneladas de combustible al año, equivalentes a mil toneladas de emisiones contaminantes, y generar ahorros de 400 dólares diarios.
Otros desarrolladores han innovado con una tecnología que utiliza una especie de cometa de tracción con cable elaborada con fibras textiles y un sistema de despegue y aterrizaje similar a un sistema de manejo completamente automático.
La cometa de tracción es dominada mediante el uso de un piloto automático que puede operar en alturas de entre 100 y 500 metros. Gracias a su aerodinámica aporta entre cinco y 25 más fuerza de propulsión a la embarcación en comparación con las velas convencionales.
Al aproximarse al puerto la cometa se recoge y se almacena en forma mecánica. Y como ventaja adicional, el espacio de cubierta del buque utilizable es muy pequeño.
Por la ingente necesidad de proteger el medio ambiente, numerosos desarrolladores, empresas, organizaciones y entes públicos han sumado aportes para la transición energética en el sector del transporte acuático con resultados positivos y nuevos desafíos por enfrentar.
Innovaciones navieras con uso de energías renovable
- El Planet Solar suizo fue el primer barco en completar la vuelta al mundo impulsado por energía solar.
- La compañía japonesa Eco Marine Power (EMP) inició en 2018 su proyecto Aquarius Eco Ship para desarrollar la navegación mediante la combinación de energías solar y eólica.
- En agosto de 2018 comenzaron a navegar desde los puertos de Amberes, Amsterdam y Rotterdam las primeras barcazas de contenedores completamente eléctricas, sin emisiones y
- potencialmente sin tripulación.
- Los cruceros Eoseas, Zero Emission Activity y de la clase World apuestan por fuentes de energía renovables y la reducción del consumo.
- El portacontenedores Vindskip emplea su propio casco como si fuera una enorme vela para impulsarse con el viento y reduce el consumo de combustible y las emisiones de gases contaminantes.
- La compañía española Oliver Design diseña un trasatlántico que incorporará energías renovables y que podría convertirse en referente para la sostenibilidad del transporte marítimo del futuro.
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España, un modelo para el cambio. Energía16 edición 30