Después de superar al carbón por primera vez en 2019, las fuentes bajas en carbono ampliarán su liderazgo este año para alcanzar el 40% de la generación mundial de electricidad, 6 puntos porcentuales por delante del carbón
La irrupción silente e invasiva del coronavirus, devenida en pandemia, “está perjudicando, pero no deteniendo”, el crecimiento global de la capacidad de la energía renovable. Esta es la percepción preliminar de la Agencia Internacional de Energía, en un vistazo sobre el impacto que deja a su paso la emergencia sanitaria en las economías, sociedades y cotidianidades en el mundo.
“Este es un shock histórico para todo el mundo energético. En medio de las inigualables crisis económicas y de salud de hoy, la caída de la demanda de casi todos los combustibles principales es asombrosa, especialmente para el carbón, el petróleo y el gas”, dijo Fatih Birol.
Al ofrecer un informe sobre el comportamiento energético, el director ejecutivo de la AIE, señaló que “sólo las energías renovables están retenidas durante la caída inaudita en el uso de la electricidad”.
Sin embargo, apuntó que todavía es “demasiado pronto para determinar los impactos a largo plazo de esta brutal crisis. Pero, sin dudas, la industria energética que emerja de esta contingencia, será significativamente diferente de la que estuvo antes».
Replanteamiento de opciones con las renovables y la COVID-19
En un informe previo de la AIE, de septiembre de 2019, se advertían unas perspectivas positivas y robustas para este sector: la capacidad de energía renovable mundial aumentará un 50%, hasta más de 1.200 gigavatios (GW) entre 2019 y 2024, encabezada por la solar fotovoltaica.
Más específicamente, se dijo entonces, que la energía solar fotovoltaica, termosolar y la energía eólica supondrán el 70% de la expansión de la capacidad de energía mundial en los próximos cinco años.
Los principales protagonistas de este crecimiento en los próximos años serán China, con el 40% del total de nueva capacidad renovable; la Unión Europea, donde se prevé que España sea el segundo país con mayor capacidad instalada de la UE, e India.
Pero la COVID-19 llegó y cambió la dinámica económica y las prioridades de gobiernos, empresas y personas. En las renovables profundizó los desafíos presentes a inicios de 2020, referidos al financiamiento y a la integración de la red, expuso el director de la agencia.
Estimó que este año habrá un descenso interanual del 13 % de nuevas instalaciones renovables de producción eléctrica conectadas a la red, hasta los 167 gigavatios, lo que a su vez supone un retroceso del 20 % frente a lo anticipado antes de que se notaran los efectos de la COVID-19.
Este inesperado bajón para un sector de crecimiento constate, se explica por los retrasos en la construcción de los medios de generación. Debido a problemas en la cadena de suministro, el confinamiento, las nuevas medidas de distanciamiento que acarrean un encarecimiento de los costes y plazos más largos, así como por las dificultades financieras para sacar adelante los proyectos.
Demanda contraída de la energía
El informe proyecta que la demanda de energía caerá un 6% en 2020, siete veces la disminución después de la crisis financiera mundial de 2008.
Se espera incluso, que las economías avanzadas experimenten los mayores descensos, con una contracción de la demanda del 9% en Estados Unidos y del 11% en la Unión Europea.
La AIE enfatiza en el desarrollo del estudio, que el impacto de la crisis en la demanda de energía dependerá en gran medida de la duración y la rigurosidad de las medidas para frenar la propagación del virus.
Por ejemplo, la Agencia descubrió que cada mes de cierre mundial en los niveles observados a principios de abril reduce la demanda anual de energía global en aproximadamente un 1,5%.
Asimismo indica que los cambios en el uso de la electricidad durante los bloqueos han resultado en una disminución significativa en la demanda general de electricidad, con niveles de consumo y patrones los días de semana que se parecen a los de un domingo anterior a la crisis.
Los bloqueos completos han reducido la demanda de electricidad en un 20% o más, con menores impactos de los parciales. La demanda de electricidad disminuirá un 5% en 2020, la mayor caída desde la Gran Depresión en la década de 1930.
Al mismo tiempo, las medidas de bloqueo están impulsando un cambio importante hacia fuentes de electricidad bajas en carbono, incluidas la eólica, la solar fotovoltaica, la hidroeléctrica y la nuclear.
Después de superar al carbón por primera vez en 2019, las fuentes bajas en carbono ampliarán su liderazgo este año para alcanzar el 40% de la generación mundial de electricidad, 6 puntos porcentuales por delante del carbón.
La generación de electricidad a partir de energía eólica y solar fotovoltaica continúa aumentando en 2020, impulsada por nuevos proyectos que se completaron en 2019 y principios de 2020.
El peso de los gobiernos y su óptima contribución al planeta
Tanto la Asociación Internacional de Energía, como la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA), dirigida por Francesco La Camera, están conscientes de que los gobiernos están focalizados en resguardar a sus poblaciones, en invertir en salud y en sacar a flote a las empresas y los empleos.
Birol y La Camera apuestan a que los gobiernos sepan discurrir entre la mejor de las opciones. La continuista, que pasa por mantener el modelo aupado por unos combustibles fósiles responsables del calentamiento global. Y la ambiental, que pasa por impulsar el crecimiento económico mediante una transformación energética basada en las renovables.
Ambos se muestran confiados en que los líderes del mundo han dado muestras y las seguirán dando en intensificar este tipo de energías, más eficientes y amigables con el ambiente.
IRENA igualmente emitió un informe preliminar a raíz de la pandemia. Aunque no precisó si las renovables crecerán o decrecerán, sí destacó las bondades de la concreción de los proyectos en curso y otros nuevos.
Si bien la ruta hacia una descarbonización más profunda requiere “una inversión total en materia energética de hasta 130 billones de dólares”, dicha transformación del sistema energético podría impulsar un aumento acumulado del PIB mundial del 2,4%, alrededor de 98 billones de dólares, para 2050 en comparación con los resultados de los planes actuales.
Además, según señala la agencia, los empleos en el sector de las renovables podrían aumentar hasta los 42 millones a escala mundial de aquí a 2050, cuatro veces más que en la actualidad.
Y contribuiría a reducir el 70% de las emisiones mundiales de dióxido de carbono (CO2) relacionadas con la energía en 2050, apunta el informe.
En ese sentido, Birol destacó los efectos de la pandemia sobre el medio ambiente. «Se ha observado la disminución histórica de las emisiones globales. Si las secuelas de la crisis financiera de 2008 tienen algo que ver, es probable que pronto veamos un fuerte repunte de las emisiones a medida que mejoren las condiciones económicas”.
Pero “los gobiernos pueden aprender de esa experiencia colocando las tecnologías de energía limpia en el centro de sus planes de recuperación económica. Invertir en esas áreas puede crear empleos, hacer que las economías sean más competitivas y dirigir al mundo hacia un futuro energético más resistente y más limpio”, asentó.
Otros tipos de energías
La AIE se refiere en su estudio a otros tipos de energía. En cuanto a la fotovoltaica y a la eólica, prevé una baja significa de 18% 12%, respectivamente frente a los valores de 2019.
El impacto de la Covid-19 se espera más limitado para las renovables que tienen plazos de concepción y de ejecución más largos, como la eólica marina y más todavía la hidroelectricidad, que de hecho registrará progresos en 2020 y 2021 por dos megaproyectos de centrales hidroeléctricas en China.
En 2021, la recuperación del volumen de nuevas instalaciones de renovables debería permitir volver a unos niveles equivalentes a los de 2019, lo que en cualquier caso supondrá que en dos años el volumen global de las renovables será un 10 % inferior a lo que anticipaba la agencia antes de la crisis. Aun así, el volumen de biocombustibles se quedaría un 5 % por debajo de lo que se estimaba en el anterior informe.
Las renovables: una oportunidad en la crisis
Fatih Birol advirtió también que ya antes de que se hicieran sentir los efectos de la pandemia, «el mundo necesitaba acelerar significativamente el desarrollo de renovables para darse la oportunidad de cumplir con sus objetivos energéticos y climáticos».
Para Birol, «los gobiernos no deben perder de vista la necesidad imperiosa de avanzar en la transición a la energía limpia que nos permita salir de la crisis de forma segura y sostenible».
Las renovables, como parte de los paquetes de estímulo para reactivar las economías, ofrecen oportunidades para crear empleo y actividad y contribuyen tanto al desarrollo de «sistemas energéticos más eficientes y resistentes» como a la reducción las emisiones, argumentó La Camera.
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