La limonada es una bebida universalmente conocida, es fácil de preparar y los beneficios que el limón aporta para la salud son numerosos, por eso se ha convertido en la bebida favorita para acompañar cualquier momento del día, incluyendo por supuesto, el de las comidas.
Se especula que el origen de este fruto tan apreciado en la gastronomía pudo ser un híbrido entre la naranja amarga y el cidro, una especie de cítrico más grande que el limón, con una corteza más gruesa y que no posee mucha pulpa ni jugo.
En algunos papiros que datan del siglo X, se cree que la población judía de Egipto consumía la bebida y exportaba botellas llenas ya en el siglo XIII. Se empezó a hacer una receta que incluía hojas de cidro. También llevaba menta y pimienta negra. Esta combinación fue documentada en crónicas de la época y en libros judíos. En la España medieval, durante la celebración de la Pascua, la única bebida permitida era el vino tinto rebajado con limonada; es decir, la sangría, por ser lo único que los cristianos ortodoxos consumían, sobre todo en la provincia de León.
La limonada se relacionaba con la expresión “matar judíos”, refiriéndose, también, al decreto del rey Felipe IV de Navarra, para la expulsión de los mismos en 1306. Incluso, se popularizó en su momento la frase: “Limonada que trasiego, judío que pulverizo”. También afirman que la limonada es obra de los parisinos. Hay pruebas que sitúan el debut de esta bebida en la capital francesa en 1630. Su versión que tenía agua con gas, jugo de limón y miel, ganó popularidad en toda Europa. En 1676, en París, se fundó una asociación que llevaba por nombre Compagnie de Limonadiers. La receta cruzó fronteras, gracias a la creación del agua carbonatada. Una sustancia que fue mejorada por Johan Schweppe.
En 1830, la limonada gaseosa de Schweppes se encontraba ya en toda Europa. En Estados Unidos, su mayor popularidad como bebida de élite se dio hacia 1870, cuando la primera dama, Lucy Ware, persuadió a su esposo el presidente Rutherford Hayes, de prohibir el consumo de alcohol dentro de la Casa Blanca y propuso como alternativa brindar con limonada. Su popularidad hizo que se desarrollaran artefactos como extractores de jugos, envases especiales para guardar la bebida, etc.
Desde el siglo XX la limonada se ha vuelto una bebida obligada en fuentes de sodas, restaurantes e, incluso, bares y tabernas. También podemos conseguirla en versiones instantáneas, comercializada en polvo o embotellada, con saborizantes y colorantes artificiales.
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